Convoca Javier Sicilia a anular el voto

Redacción

A cuatro años de que se fundó el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por Javier Sicilia, el escritor llamó a los mexicanos a anular sus votos en los comicios del próximo 7 de junio.

Reunido con alrededor de 200 personas en la Estela de Luz de la Ciudad de México (monumento que sus simpatizantes han rebautizado como “Estela de Paz”) para conmemorar el nacimiento de su organización, surgida a raíz del asesinato de su hijo Juan Francisco en Morelos, Sicilia sí utilizó la frase “boicot electoral”, pero se distanció de movimientos más radicales, como la Ceteg en Guerrero o la CNTE en Oaxaca, ya que no hizo un llamado a impedir las instalaciones de las casillas (como han hecho los maestros), sino que instó a los ciudadanos para que acudan a las urnas y, una vez que estén ahí, como una muestra de rechazo a la clase política, y en protesta por la situación de inseguridad que afecta al país, los votantes nulifiquen sus sufragios.

Luego de que él y sus acompañantes —en su mayoría familiares de desaparecidos de diversos puntos del país— guardaron un minuto de silencio, Sicilia afirmó que cuatro años después la violencia ha aumentado en México:

“El horror se ha triplicado no solamente con 160 mil asesinados, 30 mil desaparecidos y 500 mil desplazados, sino con las masacres atroces de Tlatlaya y Ayotzinapa”, expresó.

Al final de su discurso fue cuando habló de los comicios, en estos términos:

“Llamamos al boicot electoral —es decir, a abstenerse de votar, anular el voto o romperlo en las casilla- como un acto de desobediencia civil frente a las traiciones, simulaciones y crímenes de las partidocracias que han destruido el Estado y han dejado de representarnos”.

Sus argumentos para instar a tal medida fueron, entre otros, que se debe cambiar la estrategia contra la inseguridad y depurar a quienes integran los partidos. Lo dijo así:

“Mientras no se cambie la estrategia de seguridad; mientras no se reconozca que el problema de las drogas no es del orden del delito sino de la salud pública; mientras los partidos y sus gobiernos no estén dispuestos a limpiar sus filas de criminales que trabajan bajo su amparo y a crear mecanismos para erradicar la impunidad en todos los niveles; mientras continúen vendiendo y destrozando el territorio nacional y se obstinen en simular que en México hay gobernabilidad (…) y se va a aminorar la desgracia y el lodo en el que estamos inmersos, continuarán, como hasta ahora, administrando el infierno y representando a un país de muertos y desaparecidos en constante aumento”.

Luego de que Sicilia terminó de hablar, subieron a un templete un par de docenas de personas, en su mayoría madres y padres, para narrar, muchos de ellos con lágrimas en los ojos, los casos de desapariciones de sus familiares…

***

De pronto era como volver a aquellas caravanas por la paz de hace cuatro años. Súbitamente, al escuchar las dolorosas narraciones de nuevos familiares de desaparecidos, parecía que el tiempo se hubiera detenido en algunos de los estados que Sicilia y los suyos recorrieron durante semanas desde el Distrito Federal y hasta Ciudad Juárez.

Una morena y modesta mujer, María Luisa Bastiani, de rostro avejentado y con tono de voz campesino, enfundada en una camiseta negra, tomaba el micrófono y contaba sus periplos para hallar a su hijo Carlos Escobar Bastiani, desaparecido a las 10:00 de la mañana del 9 de enero de 2014… en Iguala.

—Andamos como zopilotes. Como perros, venteando dónde están enterrados nuestros hijos. Andamos oliendo barretas en los cerros (barretas que entierran y extraen del suelo para ver si en las puntas se percibe el olor de un cadáver)…

Se quejaba, como todos los que hablarían después de ella, de la insuficiente ayuda de los gobiernos. De lo que considera un desdén:

—Somos lo peor, los zapatos más viejos que pueden aventar…

Canán, un hombre chiapaneco cuyo hijo fue a desaparecer en el mismo lugar, en Iguala, contaba que los familiares de los desaparecidos en la zona ya han exhumado 71 cuerpos desde que empezaron a buscar a los suyos:

—Diariamente subimos a los cerros. Cuando encontramos un cuerpo primero da coraje, luego dolor, al final alegría: una familia va a poder llevarle una flor a su hijo muerto, va a poder rezarle, platicarle…

—Nuevos rostros, mismas lágrimas, parecidas frases desgarradoras de padres mutilados de sus hijos:

—¿Dónde está Dios? ¿Dónde está la Virgen? —decía una mujer.

—Nos comen en vida… —casi se desvanecía otra.

—¡Seguimos hasta la madre! —explotaba un padre.

Cuatro años después…

Y Sicilia decía que su movimiento seguirá en su lucha “con los métodos de la resistencia no violenta”, de nuevo lejano de las organizaciones más extremistas…