Para la gente periodistas y políticos son corruptos por estar en el mismo saco: Investigador

Francisco Espinosa

Aguascalientes, Ags.- Salvador de León Vázquez no sólo enseña periodismo, sino que siente la obligación de alzar la voz desde su trinchera acádemica. En su oficina de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, accede a explicar el panorama que ve del oficio más antiguo del mundo, en base a su investiación “Violencia y periodismo en México. Análisis sociocultural de las acciones de las comunidades de periodistas”.

Enfocado en dos sectores (no por voluntad propia) explica la realidad, temores y necesidades de la red de periodistas en Ciudad Juárez y en Tuxtepec, Oaxaca. Con un discurso moldeado en la academia, pero con el sentido se preocupación por lo vulnerable que se encuentran miles de reporteros, se acomoda en su silla, ajusta sus pequeños lentes y se alista a contestar.

-¿Cómo ves al sector periodistico? ¿se ha amedetrando por la situación que vive?

No, todo lo contrario. Creo que hay un compromiso muy interesante por parte de este sector que ha sido afectado. Lo podemos ver en las acciones que ellos toman. Por ejemplo, lo que estoy investigando en concreto son los grupos emergentes de comunidades de periodistas que se llaman así mismo redes; redes de periodistas. Y que precisamente buscan la manera de agruparse y reunirse para en conjunto enfrentar la violencia que están sufriendo. Uno de los casos lamentables es el de Rubén Espinosa; y que no es el único. El caso de Rubén lo conocemos por el fin dramático que tuvo, colocándolo en el escenario nacional.

-Como el de Goyo Jiménez.

Así es, como el de Goyo. Pero insisto, hay muchos periodistas en Veracruz, Sinaloa, Ciudad Juárez, Oaxaca, etc. En esos lugares están padeciendo la misma situación, que se están viendo forzados a retirarse del lugar donde viven por esta situación que están viviendo, pero sin plantearse dejar el periodismo.

Cuando estuve con las periodistas de la Red de Periodistas de Juárez, le preguntaba a una de ellas que cuál era desde su perspectiva el futuro del periodismo en México y hacia dónde vamos

-¿Qué te decía?

Me respondió: hay que hacer el jale. Ni amedrentarse ni dejarse. Alguien tiene que decir las cosas. Más bien lo que se busca es que la violencia no sea un gaje del oficio.

-Lamentablemente se ha convertido.

Yo creo sí. Dentro de los planteamientos que propongo cuando presento los resultados de mi investigación es que con una violencia que ha sido sistemática, recurrente y que además ha aumentado año tras año desde hace 15 años, pues esto ya se convirtió en un rasgo del periodismo mexicano. Es decir, cuando hablamos del periodismo nacional ya tenemos que hablar de esta situación como una de las condiciones que existen en México para el ejercicio periodístico.

-¿Con qué te topaste en esta investigación? Te lo pregunto porque hay mucho ego en el periodismo y estamos en un país donde trabajar en equipo no es una virtud.

Mira, me he topado, por ejemplo en la red de periodistas de Juárez, con una comunidad que tiene mucho interés, ímpetu y ganas de sobresalir, que han hecho conexiones importantes, porque están en la frontera, sobre todo con asociaciones de Texas. Han talleres y generado cuestiones importantes en el plano de la formación.

Las que organizan la red de periodistas de Juárez, que son cinco periodistas del Diario de Juárez, todas tienen maestría en periodismo. Eso las hace tener una sensibilidad hacia la formación. Es por eso que ellas consideran que el conocimiento y llevar el conocimiento hacia sus compañeros es una forma de hacerlos más hábiles y competentes para enfrentar la violencia.

-Entonces sí hay una chip de asociación en ellas.

Sí, pero el estilo que ellas manejan es un estilo del resguardo y el cuidado en lo individual. Como que la responsabilidad de estar bien y cuidarse es de uno mismo. Entonces se preparan y aprenden protocolos para cuidarse uno mismo.

-Como un soldado.

Àndale, como un soldado. Pero, y esto es interesante, como mujeres le dan un toque maternal. Están preocupadas por sus compañeros como si fueran las mamás de todos. Por otro lado, en Tuxtepec, Oaxaca, donde hay otra red con la que he estado trabajando -Consejo de Periodistas de la Cuenca del Papaloapan-, ellos trasladan al estado, aunque no le tengan confianza, de todas maneras le exigen que garantice la seguridad de los periodistas. Y aunque también ellos ven la necesidad de que el periodista se cuide, es otro estilo diferente. El periodista no tiene que cuidarse, debe tener las condiciones necesarias para trabajar sin riesgos. Al final de cuentas, lo que ellos han visto como la protección del estado, pues ha sido bastante débil y frágil. Mientras yo estuve ahí con ellos, uno de ellos traía su botón de pánico, pero tenía cuatro días que el botón no servía. Además, se lo había dado la fiscalía porque lo golpearon policias. Entonces, lo que hace ese botón una vez que lo.activas, es alertar a los cuerpos policiacos más cercanos para que vayan a ayudar.

-Sí, para que vayan y le peguen más.

Sí. Él mismo se preguntaba cómo lo iban a proteger los mismos que lo estaban atacando. Pero pues son los protocolos que el estado establece. Además, hablando de estadísticas, los diagnósticos que han emitido las diferentes instancias, oficiales y no oficiales, que se han preocupado por esto como la Comisión de Derechos Humanos o la misma Fiscalía de atención a delitos contra la libertad de expresión, así como Artículo 19, entre otras. Todas coinciden en que es el estado el que más atenta contra los periodistas. Es la delicuencia organizada la que los mata, pero es el estado el que más los agrede.

-¿Por qué se portan mal como dijo el gobernador Duarte?

Porque finalmente quien hace señalamientos genera incomodidad. Una de las maneras en las que hemos visto que actúan los funcionarios, principalmente los municipales es a través de la amenaza y agresión para tratar de acallar las voces. Principalmente los municipales pero no solo ellos.

-¿Cómo ves la labor de los medios? Yo veo que, sí se indignan por ejemplo con lo que pasó con Rubén, pero al mismo tiempo no le dan las condiciones de trabajo adecuadas ni el material de protección para cubrir marchas y conflictos a los que luego los mandan.

Así es. Mira, aquí hay dos actores que deben de proteger la integridad de los periodistas y no lo hacen. En primer lugar, el estado. Hasta está establecido por la ley. Hay una ley federal de protección a periodistas, además del artículo sexto constitucional que establece estas condiciones. Pero sí, por otro lado están los empresarios de los medios de comunicación. En tanto que ellos obtienen ganancias del trabajo de los periodistas, deben de proteger a sus trabajadores. Entonces aquí se combinan estos dos actores que no ofrecen esta protección y que le exigen al periodista que sea él quien se ocupe de cuidarse.

Felix Márquez, fotógrafo de Veracruz, me decía en una ocasión que les daban una moto destartalada, un chaleco de prensa que es como una diana de tiro al blanco, el gafete enorme del medio que debes de portar para que te dejen hacer la cobertura. Todo eso es finalmente ponerse de pechito. Él decía que iba, tomaba una foto de un atentado. Entonces están os famosos “halcones” que observan y saben quién está cubriendo. Y dependiendo de cómo se vea la fotografía, pues es fácil identificar desde donde se tomó, así se publique sin el nombre del autor. Entonces se presentan las amenazas al periodista que se desenvuelve en unas condiciones precarias para su protección. Olvídate de un chaleco antibalas, mínimo un vehículo en el que te puedas mover y cietos protocolos de trabajo.

-Bueno, el caso de Goyo es ejemplar. Con su moto vieja se arranacaba en cuanto escuchaba la ambulancia y llegaba antes que nadie. Le pagan 50 o 100 pesos la nota y foto.

Se me hace mucho 100 pesos.

-Luego conocimos su historia y a todos nos conmovió. ¿Este cliché de que el periodista es mal pagado ha servido para que muchos empresarios y medios se aprovechen y ofrezcan malos sueldos?

Mira, yo creo que hay diferentes modelos de negocios. Regresando al Diario de Juárez, las reporteras ganan 20 mil pesos al mes. Los posgrados los paga el propio diario. También está Grupo Reforma que es otro paradigma diferente. Por otro lado están los medios más provincianos en donde sí se da esta situación de precariedad. Tendríamos que escavar en la historia del periodismo, pero no del oficial, sino en la historia de las prácticas cotidianas para ejercer el periodismo. En donde de antemano se le daba al periodista permiso de recibir el famoso “chayote” o de negociar con las fuentes, entonces había un acuerdo tácito de que se le iba a pagar poco pero iba a tener la oportunidad de incrementar sus ingresos a través de las comisiones de publicidad, de tener buen trato con la fuente, etc. Eso estaba sobre entendido en un cierto esquma de trabajo que los académicos le han dado el nombre de modelo de la subordinación política de los medios. En la segunda mitad del siglo XX, cuando el PRI dominaba todos los aspectos de la vida política del país, pues esta era la forma de ejercer el control en los medios de comunicación. Después viene esta ruptura con la transición política con el PAN y PRD ocupando posiciones importantes. Todo esto modifica algunas estructuras de trabajo con los periodistas, aunque en realidad lo que hace es poner modelos más sofisticados de control. Ahora hay convenios de publicidad, antes la relación era directa con el reportero. Ahora es entre cúpulas y al reportero no le toca nada.

-¿Se valora el oficio del periodista en México?

Yo tengo una hipótesis que todavía no he probado en investigación. Creo que como una herencia de ese modelo de la subordinación política, la gente asocia a los periodistas con los políticos. Entonces, en ese sentido, la gente piensa que el periodista también es corrupto como los políticos porque están en el mismo saco. Aunque sabemos que no todos son así. Los hay, por supuesto, no podemos negarlo.

-¿Qué es lo que más te ha impactado de lo que has descubierto en tu investigación?

La marginación en la que viven algunos periodistas. Por ejemplo la primera vez que fui a Tuxtepec no sabía ni cómo llegar. Tuve que abrir el Google Maps para buscar y después hablar a las líneas de autobuses para preguntar cómo demonios iba a llegar a Tuxtepec; hice 18 horas de camino. Ellos están en una situación complicada. Oaxaca, de quien dependen políticamente, está a seis horas de camino; hay que atravesar la sierra para llegar. Cuando hay una situación de violencia en contra de periodistas, pues tienen que solicitar el apoyo de la fiscalia oaxaqueña y es una odisea. Veracruz está a dos horas, pero no pertenencen administrativamente. Entonces se siente marginados. Me preguntaban cómo hacerle y cómo hacen las otras redes de los demás estados para tener atención, cursos, solicitar recursos, etc. Porque a ellos nadie los toma en cuenta. Es una batalla solitaria.

-Y sin embargo, siguen haciendo el jale.

Y siguen haciendo el jale. Y los han matado. Hace poco asesinaron a un periodista en los linderos entre Veracruz y Oaxaca, en la región de Sotavento, donde ha habido más conflictos y donde ellos están ubicados. Sabemos poco de lo que pasa ahí. ¡Les han matado periodistas y nadie se entera!

-¿Te enfocaste solo en estas dos redes?

Sí, porque son los que me han respondido favorablemente para trabajar con ellos. Yo envié solicitudes de trabajo a varias redes. Ellos se tardaron, pero lo hicieron. Periodistas de pie, por ejemplo, me respondió y luego dejó de responder. Y otros no me respondieron.

-¿Nada?

Nada.

-Eso también está mal, ¿no?

Sí, y no sé cómo interpretarlo. Quiza tenga que ver con esa desconfianza para abrirse con actores externos. Y aunque yo les mandaba toda mi información para que investigaran y supieran quién soy, pues no respondieron.

-¿Por qué se investiga poco las agresiones y asesinatos de los periodistas?

Realmente hay poco interés y poca voluntad política. Por ejemplo, aquí en la UAA soy yo nada más. Es un esfuerzo individual y artesanal el que hago investigando la violencia en contra de los periodistas.

Tres veces metí un proyecto a CONACYT. El primer proyecto fue en la convocatoria que se llamó: “Investigación Aplicada para atender problemas nacionales”. Había cinco categorías. Una de ellas era seguridad ciudadana. El proyecto, avalado por algunos nvestigadores miembros del sistema nacional de investigadores, no fue aceptado. Después, otras dos veces, en la una convocatoria que abren cada año que es la de investigación básica, tampoco fue aprobado.

-Hay presiones políticas, entonces.

No lo sé. Simplemente el proyecto no aparece en las listas de aprobados.

-¿Por qué te nació investigar esto?

He trabajado el periodismo desde hace 15 años. En primer lugar, me parece una incongruencia como investigador de periodismo, no tratar la violencia que se está ejerciendo sobre los periodistas. Invisibilizarla, no verla, pretender que no está y naturalizarla. No se puede, hay que decirla y explorar lo que está pasando para proponer rutas de acció. En segundo lugar porque formo muchachos que el día de mañana pueden estar ahí en la línea de fuego. Yo creo que es una responsabilidad fundamental de la UAA enfrentar esta situación. No podemos estar formando muchachos a los que vamos a mandar a un clima hostil y no darles las herramientas y los recursos que se necesitan para estar ahí.

-Sigue siendo complicado asimilar el porqué los agreden y matan.

Es algo complicado. Normalmente no me meto a investigar las causas de los asesinatos, sino más bien las acciones que realizan las redes y las comunidades de periodistas para enfrentar esta situación. Hay quienes dicen para que no digan cosas que saben o porque ya las dijeron como venganza o como escarmiento para todos los demás. Se manejan muchas cosas. La favorita de la autoridad es que “fue un crimen pasional” y que no tienen nada que ver con el ejercicio periodísticos.

-Estos esfuerzos aislados como los de Juárez y Oaxaca, ¿hacia dónde van? ¿Qué hace falta para que lleguen a buen puerto?

Hace falta articulación entre las propias redes. Hay mucha solidaridad, pero falta articulación. Pero sobre todo articulación con la sociedad civil. Ese es el problema más difícil de todos, no solo para los periodistas, sino para todos los problemas del país ya sean políticos, la propia violencia, económicos, la falta de empleo, etc. No hay una sociedad civil suficientemente fortalecida. Eso es una verdad que es dicha por todos los analistas sociales en cualquier foro. Sin esa base de sociedad civil articulada que realmente nos permita hacer transformación no vamos a poder. ¿Quién es esa sociedad civil? Pues los académicos, organizaciones civiles, ciudadanos comunes y corrientes que deben sumarse e informarse, los medios de comunicación que son instancias empresariales.

-Los medios de comunicación grandes y de renombre, ¿han tocado como se debe este tema de la violencia en contra de periodistas?

Pues hay ambivalencias. Por ejemplo, hay una demanda que Sanjuana Martínez le acaba de ganar a Proceso. Entonces, Proceso, que aparece como el que más señala, dice y lleva contando los días en los que aún no se le ha dado atención al tema de Regina Martínez, etc. Sin embargo tiene ahí una denuncia por maltrato en contra de una reportera. Hay contradicciones como en todo lo social.

-¿Te gustan los medios de comunicación en México, en general?

No podemoa generalizar. Yo creo que hay unos medios que yo creo que sí están haciendo la labor. Que sin renunciar a un modelo de negocios, si están teniendo la responsabilidad social como por ejemplo el portal SinEmbargo MX. En los ciber medios es donde está apareciendo mayor claridad. No dejando de lado, hablando de los grandes medios, por ejemplo a Grupo Reforma, con todo lo que se le pueda criticar, muchas veces pone el dedo en la llaga. Es un medio de referencia y lo que publica genera cambios y transformaciones. Pero pues están también todos estos medios que viven del presupuesto, como Organización Editorial Mexicana (OEM) que no tienen una responsabilidad social.

-¿Cómo va tu investigación? ¿En que parte estás?

Ya la estoy cerrando. De hecho hemos publicado ya varias cosas. Tengo una página en la red de academia. Hay vienen textos del trabajo realizado con las dos redes.
-¿Estàs conforme con lo realizado?

Es que nunca se acaba. Cierras una etapa, un proyecto, pero se abren nuevas preguntas para seguir ahondando más en el mismo trabajo. Hay que ver lo que pasa con esas otras redes que no han respondido pero de todas maneras hay que trabajar con ellos. Hay que ver lo que pasa en otros lugares, como Tamaulipas donde se está viviendo una violencia tremenda. Si ves las estadísticas de desaparecidos, en tamaulipas hay más de 6 mil desaparecidos, ocupando el primer lugar, mientras el que le sigue tiene 2 mil. La cifra.se dispara, es mucha la diferencia. Hay testimonios de periodistas como aquel que estuvo en la manifestación para exigir justicia en el caso de Goyo, que describió su secuestro. Muy valiente que lo diga publicamente. Hay que investigar. No sabemos lo que está pasando ahí.

-¿Te vas a animar a hacerlo?

Sí me la pienso. Ya hay colegas en Tamaulipas haciéndolo. Más bien hay que ayudarlos y colaborar con ellos. Si ya hay alguien haciéndolo, hay que apoyarlos.