Un chiste de mal gusto o quizá dos

 

Nicolo Machiavelli Savonarola

 

Aguascalientes, Ags.- Hace unos días, al iniciar el mes de mayo, se hizo pública la noticia del proceso de expropiación de las fincas ubicadas a lado poniente del Histórico Teatro Morelos, cuya única relevancia ha consistido en haber servido de recinto para continuar con la Soberana Convención Revolucionaría.

Lo demás es mera anécdota cultural. Estas fincas han impedido, entre comillas, concretar el proyecto de la Plaza de la Soberana Convención Revolucionaria. De este proyecto ya fue inaugurada la primera etapa, por denominarla de algún modo, pues históricamente el evento a conmemorar se dio en el año de 1914, y el centenario de tal suceso fue el año pasado, es decir, que dicha inauguración se realizó con cierto desfase en el calendario no obstante que hubo tiempo de sobra para cumplir con pulcritud una celebración de tal importancia.

En un acto festivo más que conmemorativo, se efectuó la apertura de una especie de macro-mesa que fue bautizada con el rimbombante nombre de: “El Patio de las Jacarandas”. Bello sin duda es ese título, pero me parece que está en total discordancia con el hecho histórico que se pretende revivir o rememorar.

La Gran Convención de Jefes Militares con Mando de Fuerzas y Gobernadores de los Estado, nombre con el que Venustiano Carranza distinguió este evento militar, en el que convocó a los jefes militares a pactar la paz y construir un proyecto de país, devino en Soberna Convención Revolucionaria de Aguascalientes. De ahí la discordancia del nombre de “Patio de las Jacarandas”.

Había y hay mucha materia para haber escogido un nombre con mayor empatía y méritos propios de tan relevante suceso. Pero no fue así. Acaso fue falta de imaginación, de información, de talento o qué fue lo que faltó. Sí la celebración de la Convención se realizó entre el 10 de octubre y 9 de noviembre de mil novecientos catorce, y la floración de la Jacaranda se da entre los meses de abril y mayo, ¿qué relación hay entre lo entonces celebrado y lo ahora bautizado? No lo sé.

Existe una placa fundida en bronce en el muro sur de la Catedral, que está precisamente frente al Teatro Morelos, alusivo en su totalidad a la Soberana Convención con una realización, dignidad y presencia únicas.

Sí la mole esa con más hechura de mesa que de otra cosa y a cuya temática no se le encuentra la cuadratura por ninguno de sus ángulos, se llama “Patio de las Jacarandas”, ¿cómo se le irá a nombrar a aquello que pretendan construir en el costado poniente? En el caso de que la expropiación proceda y no le ocurra lo que ocurrió con los terrenos de “La Villa Charra”.

Me parece que es una buena pregunta. Quizá será “El patio de las Amapolas”, o de “Las Gardenias” o “El de las Ocurrencias”. Porque si de ocurrencias se trata, los ciudadanos ya estamos hartos de que se nos gobierne con ocurrencias y no con la adecuada planificación, para cada situación y cada momento.

Existe la figura jurídico-política de la consulta pública. ¿Por qué no se utilizó? Hubo tiempo de sobra para que los aguascalentenses opináramos sobre algo que era de nuestra competencia. Hubo dos eventos que habrían podido entrar en esa consulta, el centenario de J Guadalupe Posada y éste, el de la Convención Revolucionaria.

Dos diamantes en bruto, que sólo había que pulirlos adecuadamente y no con ocurrencias de último momento, para dejarlos igual, sin pulir y sin valor alguno.

Me parece que esta administración estatal quedó en deuda no sólo con nuestro querido Aguascalientes, sino con La República entera por no irme más allá de las fronteras, por lo de Posada, por supuesto. En ambas celebraciones, fue la mediocridad programática lo que realmente resaltó.

Enhorabuena señores del poder. Quizá pronto llegue un o quizá una gobernante con más sensibilidad política y sobre todo cultural, que aunque fuera de tiempo o fecha, rinda el tributo que se merecen ambas celebraciones, y así dejar un legado con el decoro y deferencia que se merecen.

El pobre manejo cultural de nuestra entidad quedó manifiesto en este par de eventos republicanos, y es que aquí encaja perfectamente aquello de que lo que no te “da natura, no to lo da Salamanca”. Una licenciatura, o maestría o doctorado, no son la patente de corso que el manejo de las cosas de la cultura requiere, se necesita más que eso. Sensibilidad, inteligencia, creatividad y talento, por citar las más elementales.

Ante esta desventurada desgracia nadie dijo nada. Y como dijo mi compadre José Alfredo: Los Intelectuales callaron. Los eruditos callaron. Los académicos callaron. Y el pueblo, pues el pueblo también calló porque siempre lo han mantenido así: callado.

Así las cosas, entonces porque esa recalcitrante actitud para expropiar esas fincas del lado poniente de nuestro Histórico Recinto. ¿Para salir con otra batea de babas, como decía mi abuela? Mejor hay que dejar las cosas como están y a otra cosa mariposa, pues al fin y al cabo ya sólo le quedan dieciocho meses a la actual administración estatal.

Y finalmente una reflexión. ¿Por qué a nuestros gobernantes les da por destruir lo ya construido por anteriores administraciones? Casos hay de sobra. El Estadio Municipal, la ya reiterada y re sobada Alameda, nuestros viejos parianes, el mercado Juárez, y mejor le paro porque la lista es larga y la memoria flaca.