Gilberto Valadez
Aguascalientes, Ags.- Pocos sucesos han marcado a la sociedad moderna de la entidad como lo ocurrido el 15 de febrero de 2007.
Aquella mañana de jueves, hubo una serie de balaceras en distintos puntos de la ciudad capital y los cuales terminaron con la vida de cuatro policías municipales; marcando un parteaguas en cuanto a hechos delictivos sucedidos en este territorio.
Poco antes del mediodía al sur de la capital de esa fecha, una camioneta Suburban con placas sobrepuestas de Jalisco se volcó cerca de la Universidad del Valle de México. Resultó que la unidad vehicular era perseguida por otros dos vehículos que en primera instancia se dieron a la fuga.
Al lugar de los hechos, arribaron patrullas municipales que encontraron armas largas en el interior de la Suburban, por lo cual pidieron la llegada de refuerzos. No obstante, también retornaron las unidades que perseguían el auto con placas sobrepuestas, cuyos ocupantes rafaguearon a los policías.
En el lugar fallecieron el comandante José Juan Navarro Rincón, además de los municipales Joaquín Navarro Rincón y Eduardo Flores, poco después dejó de existir Genaro Sandoval, herido en el lugar y quien perdería la vida cuando era atendido en un hospital.
Pese a la magnitud de la tragedia, las entonces autoridades minimizaron lo sucedido. Unas horas después de la balacera, se ofreció una conferencia de prensa en Palacio de Gobierno a la cual no acudieron ni el gobernador Luis Armando Reynoso, ni el entonces alcalde Martín Orozco Sandoval. Ambos panistas.
El entonces fiscal del estado Xavier González Fisher quizo minimizar lo acontecido, justificando que se trató de un “hecho aislado”.
Pero luego de la matanza de los policías municipales, se generó un operativo de varias corporaciones que derivó en la detención de varios supuestos delincuentes. Pero la inseguridad no se detuvo.
El trágico acontecimiento pronto pasó a ser recordado como el “jueves negro de Aguascalientes”.