Sin Embargo
Cd. de México.- Los mexicanos ya no mueren de lo mismo. Hasta hace aproximadamente 15 años, enfermedades infectocontagiosas como las diarreícas o infecciones respiratorias agudas eran las que provocaban más muertes. Ahora, estilos de vida poco saludables le han abierto la puerta a padecimientos crónico degenerativos.
Enfermedades del corazón, del hígado y cerebrovasculares, así como diabetes y algunos tipos de cáncer ya se han colocado como los principales padecimientos causantes de muerte en el país, según información del último Panorama Epidemiológico y Estadístico de la Mortalidad en México, editado por la Dirección General de Epidemiología.
Nuestro país experimenta una transición epidemiológica, precisa el documento. “Pero esto no sólo sucede en el país, sino también en el mundo”, explica a SinEmbargo, Juan Núñez Guadarrama, de la Alianza Nacional para el Control del Tabaco (Aliento):
“En la actualidad, ocho de cada diez muertes en el planeta y en México son por enfermedades no transmisibles (ENT), y esto se debe a que la sociedad ha adoptado estilos de vida poco saludables por influencia de la publicidad, educación y malos hábitos de consumo: tabaquismo, consumo nocivo de alcohol, obesidad y sobrepeso, e inactividad física, son los principales factores de riesgo para padecer este tipo de enfermedades”.
“Ahora, las ENT son el mayor reto para la salud pública en el planeta”, apunta. Nelly Aguilera, titular de la Unidad de Análisis Económico de la Secretaría de Salud (SSa), en el marco de una conferencia realizada el mes pasado, dijo que las necesidades de salud de la población efectivamente han cambiado, pero también reconoció que “el sistema de salud [mexicano] no está preparado para hacer frente a estas necesidades”.
Organizaciones consultadas por SinEmbargo coinciden, y aseguran que la atención a las enfermedades que más causan muerte en el país es deficiente. La falta de presupuesto, de campañas de prevención, de atención de calidad y de acceso efectivo a los servicios de salud, así como a tratamiento, son los principales retos para mermar el impacto mortal de estas ENT que, sólo en 2013, causaron más de 348 mil decesos en el país.
ENFERMEDADES DEL CORAZÓN
Son la primera causa de muerte en México. Anualmente, cobran la vida de más de un cuarto de millón de personas: entre 250 y 280 mil, según datos del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara (UdeG). ”Diversos padecimientos cardiacos, entre los que se encuentran cardiopatías isquémicas, infartos agudos y arritmias son las grandes asesinas de la gente hoy en día”, señala Juan Núñez.
En México, las enfermedades isquémicas del corazón son las que presentan mayor tasa de mortalidad. Éstas se caracterizan por el estrechamiento de las arterias coronarias a causa de formación de colágeno, acumulación de grasas y células inflamatorias en su interior.
Aún cuando desde 2010 cardiólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sostenían que medidas preventivas como evitar el consumo de alcohol y tabaco, controlar la presión, evitar el estrés, llevar una alimentación adecuada y realizar ejercicios físicos podían reducir en un 90 por ciento problemas cardiovasculares en las personas, nuestro país sigue teniendo una tendencia al alza.
De acuerdo con estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el único de los 34 países miembros de la agrupación internacional que no ha logrado reducir sus tasas de muertes por enfermedades coronarias.
“Para estas enfermedades y, en general para las ENT, necesitamos que las autoridades aporten mayores recursos […] En estos casos, la cuestión preventiva es algo de lo que mucho se habla pero pocas veces podemos comprobar que alguien lo está haciendo realmente”, comenta el también miembro de la coalición México Salud-Hable.
Estilos de vida poco saludable son detonadores de las principales causas de muerte en nuestro país. Foto: Shutterstock
Estilos de vida poco saludable son detonadores de las principales causas de muerte en nuestro país. Foto: Shutterstock
DIABETES MELLITUS
Para el 2012, un 9.2 por ciento de los adultos mexicanos había sido diagnosticado con diabetes. En ese año, y según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), eran 6.4 millones quienes vivían con la enfermedad. Ahora, y de acuerdo con cifras dadas a SinEmbargo por la Federación Mexicana de Diabetes A.C., el número aumenta en 100 mil casos.
“Son 6.5 millones los que tienen diabetes, pero además se dice que por cada persona diagnosticada otra no lo sabe. En realidad la cantidad podría ascender al doble”, explica Marcela Vega García, miembro de la federación.
Opina que el hecho de que la diabetes se ubique como la segunda causa de muerte en el país, responde a que “el Gobierno no invirtió en programas preventivos: México no es muy dado a la prevención, y ahora eso le esta saliendo más caro. El sistema mexicano de salud paga un alto costo por complicaciones relacionadas a la diabetes, como hemodiálisis, amputaciones y otras”, apunta.
De acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el gasto para diagnóstico y tratamiento de personas con diabetes asciende a tres mil 430 millones de dólares anuales, lo que por sí sólo ya representa un alto costo para el Estado. Pero además, agrega el IMCO, “un amplio porcentaje de los niños y niñas que actualmente padecen obesidad o sobrepeso, serán pacientes diabéticos que se sumarán a dichos costos en los próximos años”.
Y no hay presupuesto, advierten las fuentes consultadas: “La atención es deficiente porque ya hay muchas personas que tienen complicaciones con altos costos y hay un número tan alto de usuarios que no se dan abasto”, dice Marcela Vega. Núñez Guadarrama agrega: “Hay mucha gente que requiere medicamento y que tiene que esperar meses para que le surtan”.
“Para la diabetes no. No hay suficiente presupuesto”, concluye.
TUMORES MALIGNOS
En 2013, 80 mil 539 personas murieron por tumores malignos, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El cáncer de pulmón, de próstata, estómago e hígado son los más frecuentes.
Según información de la Dirección General de Epidemiología, el cáncer afecta a todos los grupos socioeconómicos de todas las edades, y en la actualidad varios tipos de tumores malignos pueden evitarse llevando estilos de vida saludables.
No obstante, se prevé que sólo de cáncer de pulmón, tráquea y bronquios, más de ocho mil muertes suceden anualmente, de acuerdo con información del oncólogo Omar Macedo, del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
El pasado mes de noviembre, en el marco del Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Pulmón, las asociaciones civiles Respirando con Valor y la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer (AMLCC), advirtieron que “urge apoyar a los pacientes mexicanos con cáncer de pulmón en el marco del derecho a la salud”, pues aún falta” garantizar a detección temprana y el acceso oportuno a una atención multidisciplinaria y especializada, así como al mejor tratamiento en tiempo y forma”.
La legislación en contra del tabaco ha sido débil, de acuerdo con especialistas Foto: Cuartoscuro
De acuerdo con datos de la OMS, el tabaquismo es causante del 70 por ciento de los casos de cáncer de pulmón en el mundo. Foto: Cuartoscuro
ENFERMEDADES DEL HÍGADO
De acuerdo con datos de la Dirección General de Epidemiología, las muertes por enfermedades del hígado se atribuyen principalmente al consumo de alcohol, infecciones virales y a la obesidad. Tan sólo por cirrosis hepática derivada del consumo nocivo de alcohol, y de acuerdo con cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), seis de cada 100 personas mueren anualmente por esta causa en el país.
“Treinta y tres mil personas mueren al año por cirrosis”, especifica, por su parte José Antonio Oñate Moreno, director de fundación Hepatos Aión A.C. “Las principales enfermedades del hígado que te llevan a cirrosis y causan muerte en México son las causadas por alcohol y por virus de hepatitis C y B”, detalla.
De acuerdo con Oñate, a pesar de que la mortalidad de estas enfermedades puede ser combatida con prevención y detección oportuna, “el gobierno no ha hecho campañas permanentes para que las personas tengan conciencia de la prevención de las enfermedades del hígado”.
“En el caso de cirrosis por alcohol, se trata de una corresponsabilidad Estado-Sociedad; pero en el de las cirrosis provocadas por virus de hepatitis B y C, el gobierno tiene una enorme responsabilidad, porque no hay campañas de prevención y detección oportuna”, apunta.
El tratamiento de estas enfermedades y sus complicaciones, como sucede con el resto de las ENT que causan mayor número de muertes en el país, es de un alto costo para el sector salud: El precio de una inyección necesaria para tratar a un paciente con hepatitis C asciende a 4 mil 500 pesos; y el usuario requiere de inyecciones por 45 semanas.
Por otro lado, señala el fundador de Hepatos Aión: “Aún cuando el seguro popular tiene destinados 943 millones de pesos para la hepatitis C, en tres años no ha ejercido ese presupuesto porque no es un sistema de hospitales. Hasta el día de hoy, sólo dos hospitales en el país han dado tratamiento a pacientes con esta enfermedad”.
“El gobierno tampoco ha dado un seguimiento de capacitación a su personal médico de primer y segundo nivel para que conozcan la sintomatología de las hepatitis virales, lo que hace que no den un diagnóstico apropiado al paciente”, dice.
“El principal problema del sistema de salud es que no es eficiente. Se necesita un plan de estado en el que se incluyan campañas formativas para prevención de estos padecimientos y trabajo conjunto con la sociedad civil para detección y tratamiento oportuno”, concluye.
“Ahora, las enfermedades no transmisibles son el mayor reto para la salud pública en el planeta” Foto: Cuartoscuro
“Ahora, las enfermedades no transmisibles son el mayor reto para la salud pública en el planeta” Foto: Cuartoscuro
ENFERMEDADES CEREBROVASCULARES
Como sucede con los ataques al corazón, los accidentes vasculares cerebrales (AVC) se deben sobre todo a obstrucciones que impiden que la sangre fluya, en este caso, hacia el cerebro. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la causa más frecuente es la formación de depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos y sus causas más importantes son una mala dieta e inactividad física, así como consumo de tabaco y alcohol.
Según información del Inegi, el número de casos estimados anualmente asciende a 132 mil 782. “En otras palabras”, advierte la Asociación Mexicana de Enfermedad Cerebral Vascular (Amevasc), “con los nuevos casos de enfermedades vasculares cerebrales se llenaría un poco más del estadio azteca”.
La misma organización advierte que quienes sobreviven a estas enfermedades sufren secuelas muy importantes, cuya atención integral implica un gasto de alrededor de 36 mil dólares anuales por paciente.
En este sentido, señalan, el sistema de salud mexicano enfrenta importantes retos para reducir la mortalidad de estos padecimientos. Hay “un sistema de salud fragmentado, falta de un sistema de emergencias médicas coordinado y pobre respuesta dentro de los hospitales”, para atender de forma oportuna a un paciente con un accidente cerebrovascular, señalan.
Además, “la no disponibilidad de trombolíticos en algunos hospitales, el acceso limitado a la toma de imágenes, el escaso conocimiento de los signos y síntomas del accidente cerebrovascular en la población general, y el temor de los médicos acerca de los riesgos de los tratamientos con accidente cerebrovascular agudo”, contribuyen a la escasa utilización de un tratamiento ideal, apuntan.
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“Para mermar estas ENT, que son el reto del sector salud, lo que necesitamos es que las autoridades aporten mayores recursos al Sistema Nacional de Salud (SNS) y que cuente con personal, instalaciones, equipamiento, medicinas y recursos suficientes para prevenir y atender a las personas”.
“Afrontar de forma efectiva esta transición epidemológica no sólo corresponde a este sector: además de que estas enfermedades deban ser atendidas con suficiencia, se deben prevenir con la participación de otras secretarías, como las de Educación Pública (SEP), de Seguridad Pública (SSP) y de Desarrollo Social (Sedesol).
“Además, también debe haber participación social e individual para impulsar estilos de vida saludables. En este sentido, debemos de tener un papel activo: la SSa no va a venir a hacer ejercicio por nosotros. También nosotros debemos informarnos y tomar mejores decisiones para comer, hacer ejercicio y convivir de forma saludable con los demás”, concluye Juan Núñez Guadarrama, de Aliento.