Sin Embargo
Ciudad de México.– La “inquietante” campaña presidencial de Estados Unidos ha descendido a un nuevo nivel, donde la cuestión ya no es si Donald Trump puede ser detenido en su marcha a la Casa Blanca, sino, si es posible contener lo que ha desatado en todo el país, plantea este fin de semana The Washington Post.
El diario capitalino menciona que la violencia en las manifestaciones de Trump ha aumentado drásticamente, mientras su campaña tipo reality-show ha tomado “un giro más siniestro” en los últimos días. “La ira de tinte racial que ha alimentado tanto el ascenso político de Trump y avivado la oposición en su contra se ha convertido en una fuerza en sí misma”, agrega el Washington Post.
En una contienda por la nominación presidencial republicana llena de momentos insólitos, un lapso de 24 horas que comenzó la noche del viernes se destaca entre todos: adversarios de Donald Trump estuvieron tan comprometidos en evitar que hablara en Chicago que se enfrentaron agresivamente con partidarios del magnate, forzando al líder de la contienda a cancelar abruptamente su acto de campaña incluso antes de que iniciara.
Estos episodios de violencia junto al discurso del magnate estadounidense en contra de los grupos minoritarios han encendido alarmas y generado comparaciones entre el precandidato republicano y el dictador alemán Adolfo Hitler, quien alcanzó un poder absoluto mediante distintos episodios violentos y con un discurso de odio, situación que desencadenó en todo tipo de agresiones y atrocidades como el asesinato sistemático de millones de judíos y otras minorías.
Akbar Ahmed, catedrático de Estudios Islámicos, American University, escribió en las páginas de opinión de The Huffington Post que la noche de los cristales rotos, un estallido de violencia contra los judíos ocurrido en la Alemania nazi, parece nos acercara de nuevo, pero esta vez con los musulmanes en lugar de con los judíos.
“Trump ha dado los primeros pasos, pequeños aunque peligrosos, hacia unas fuerzas descontroladas que pueden desencadenar violencia a gran escala contra la comunidad musulmana” escribió el catedrático.
Además del apoyo que Donald Trump ha recibido por parte de grupos que profesan la supremacía blanca, una constante ha sido el uso de un saludo por parte de sus seguidores el cual ha sido comparado con el “Heil” de la Alemania nazi. Trump ha tildado las críticas de ridículas.
“No sé acerca de la comparación con Hitler. No había oído hablar de eso, pero es una terrible comparación. No estoy feliz por eso, sin duda”, dijo el empresario en una entrevista con el programa de ABC “Good Morning America”. La polémica ha escalado tras la difusión, en las últimas horas, de una foto tomada fuera del evento de Trump en Chicago, el cual fue cancelado.
En la imagen, publicada por The Chicago Tribune, se ve a una mujer con una camiseta de Donald Trump con el brazo derecho levantado hacia el cielo y su palma hacia abajo. The New York Times dice que mucho han visto la foto como un muestra de apoyo al Sr. Trump por parte de grupos extremistas. Otros supusieron que era tal vez un partidario Bernie Sanders en el encubrimiento.
Entrevistada por el New York Times la mujer que hizo el gesto en respuesta a los manifestantes que compararon a Trump con el dictador alemán. “Nosotros no somos nazis”, dijo la mujer acompañada de su esposo. Pero el gesto la campaña ha marcado la campaña de Trump, quien sí se ha expresado en contra de las minorías de los latinos y musulmanes.
A la mañana siguiente de ese evento, dos de los precandidatos aún dentro de la competencia para derrotar a Trump, el Senador de Florida Marco Rubio y el Gobernador de Ohio John Kasich, dijeron que estaban tan disgustados por el caos que quizá no apoyen al multimillonario empresario si consigue la nominación de su partido.
Y cuando Trump apareció en otro mitin la mañana del sábado en Ohio, fue jalado súbitamente en medio de su discurso hacia un anillo de seguridad por agentes del Servicio Secreto encargados de proteger su vida cuando un hombre corrió hacia el escenario. “Gracias por la advertencia”, dijo Trump a la multitud después de reanudar su mensaje político. “Yo estaba listo para ellos, pero es mucho mejor si los policías lo hacen, ¿no están de acuerdo?”.
Ninguno de esos momentos tiene prácticamente precedentes en la política presidencial moderna. En conjunto, hacen patente una vez más la eminente ansiedad que rasga un país que enfrenta abismales cambios económicos y demográficos, así como el descontento dentro de uno de los grandes partidos políticos de Estados Unidos.
The New York Times menciona al respecto que este momento ya se vía venir; menciona que en las “conversaciones premonitorias” que se llevan a cabo en todo el mundo político de EU, un clamor bipartidista advirtió desde el año pasado que la campaña presidencial de 2016 se tambalea al borde de la violencia.
“La ira de ambos lados era tan cruda [de los que apoyan a Trump y los que se oponen a él], que se llegó a la conclusión […] que un temido momento estaba empezando a ser inevitable”, dice el medio. Este fin de semana, agrega el New York Times, el momento finalmente llegó.
El Times explica que aún cuando las campañas presidenciales “han coqueteado siempre con el léxico de la violencia”, las de este año se han distinguido “por la gran cantidad de palabras fuertes, dirigidas principalmente por el Sr. Trump, y por escenas reales de confrontación física”.
Tras meses provocando a los manifestantes contrarios y de declaraciones en las que pareció instar a la violencia, Trump ha visto sus acalorados mítines transformarse en las últimas semanas, hasta convertirse en actos en los que el caos es de esperar.
Lo habitual es que el magnate de las bienes raíces no logre ofrecer un discurso sin interrupciones, y la fuerte presencia de equipos de seguridad es evidente ante los choques cada vez más violentos entre manifestantes y seguidores del aspirante.
El viernes, grupos de estudiantes bien organizados consiguieron evitar que Trump llegara siquiera a subir al escenario en un mitin en Chicago. A la mañana siguiente, un manifestante corrió hasta el escenario en un acto de Trump a las afueras de Dayton, haciendo que agentes del servicio secreto saltaran al escenario y formaran un círculo de protección en torno al empresario.
“Francamente, estoy un poco conmocionado por que hayamos llegado a este punto, estoy conmocionado”, comentó el Gobernador de Ohio John Kasich, que compite con Trump por ganar el martes las primarias en su estado, donde el más votado se llevará todos los delegados en juego.
“No podemos crear en este país un entorno tóxico en el que, piensen en ello, las imágenes de gente pegándose en un acto de campaña se transmiten en todo el mundo”, añadió.
Los actos de Trump siempre han sido intensos. Durante meses incluyó las interrupciones de manifestantes a sus discursos, exclamando “¡Échenlos!” para entusiasmo del público.
Aunque en ocasiones parece molesto por las interrupciones, también las ha incorporado a su estrategia, empleándolas como oportunidades para liderar a sus seguidores en coros de “USA, USA”. También ha bromeado sobre cómo los manifestantes obligan a las cámaras de televisión a buscar entre el público y mostrar lo multitudinario que es.
Pero las confrontaciones empezaron a escalar este mes, especialmente en un acto en New Orleans. Una serie constante de manifestantes interrumpió el discurso de Trump, incluido un grupo de activistas de Black Lives Matter, que enlazaron sus brazos y desafiaron al equipo de seguridad a expulsarlos.
Se produjeron escaramuzas durante todo el discurso, sobre todo empujones, aunque un video mostraba a un hombre mordiendo a alguien.
Esta semana, un partidario blanco y mayor de Trump apareció en un video pegando un puñetazo a un manifestante afroamericano más joven cuando la policía llevaba al inconforme fuera de un mitin en North Carolina. El partidario de Trump, más tarde acusado de agresión, dijo a un entrevistador que la próxima vez que se enfrentara con alguien protestando, “Tendríamos que matarlo”.
Dos días más tarde, la policía detuvo a casi tres docenas de personas en un mitin en St. Louis interrumpido tantas veces que Trump bromeó sobre lo mucho que le estaba llevando completar las frases.
Unas horas antes de que Trump tuviera previsto intervenir en un acto el viernes por la noche en la Universidad de Illinois, en Chicago, el ambiente en el estadio universitario era muy tenso con manifestantes y partidarios enfrentados, con los brazos alzados y gritándose en la cara.
Algunos de los manifestantes contrarios a Trump, algunos de ellos partidarios del precandidato demócrata Bernie Sanders, dijeron que tenían previsto subir al escenario cuando saliera el empresario. No tuvieron la oportunidad, ya que Trump canceló el acto antes incluso de llegar al estadio.
A la mañana siguiente, Trump estaba a mitad de discurso cuando un hombre identificado más tarde por las autoridades como Thomas Dimassimo, de Fairborn, Ohio, saltó una barricada y se lanzó hacia Trump. Pudo tocar el escenario antes de ser detenido por agentes de seguridad.
En un principio, Trump se rio del incidente, pero luego dijo que Dimassimo tenía lazos con el grupo Estado Islámico. Expertos que vieron un video tuiteado por Trump como prueba describieron esa acusación como “completamente absurda”.
“Las acusaciones de Trump sobre que estaba relacionado con ISIS sólo sirven para subrayar la totalidad de su ignorancia en este asunto”, afirmó Charles Lister, miembro del Middle East Institute.
En el mitin de Cleveland, más de una docena de agentes a caballo patrullaba el exterior mientras helicópteros de la policía sobrevolaban la zona. Cientos de agentes esperaban dentro para bloquear algunas salidas y gestionar al público al final del acto.
Más de 50 manifestantes, incluidos dos médicos que se quitaron los suéters para mostrar remeras con el mensaje “Médicos musulmanes salvan vidas en Cleveland”, recibieron instrucciones de marcharse.
Brandon Krapes dijo haber recibido varios puñetazos cuando alzó un cartel que decía “Trump: Haciendo Estados Unidos racista de nuevo”. Su hijo Logan, de 17 años, mostraba una marca de golpe en la mejilla, y dijo haber recibido un puñetazo en la cara cuando intentó ayudar a su padre.
Trump, por su parte, celebró en Twitter un exitoso día de campaña.
“Acabo de terminar mi segundo discurso”, escribió. “20 mil en Dayton y 25 mil en Cleveland, un público que se comportó perfectamente. ¡Gracias, les amo Ohio!”.
Para quienes se horrorizan por la discordia y el imprevisto ascenso político de Trump, no hubo respuestas fáciles el sábado.
Sin mencionar a Trump por nombre, Reince Priebus, presidente del Comité Nacional Republicano, dijo el sábado en un comunicado que los líderes políticos de ambos partidos tienen una responsabilidad de asegurar que “el discurso en que nos involucremos promueva lo mejor para Estados Unidos”.
“Aunque tenemos diferencias, el ejercicio de nuestro derecho a la libertad de expresión debería ser sólo eso: expresión”, señaló Priebus. “La violencia nunca es la respuesta. La violencia sólo engendra violencia”.
Republicanos tradicionalistas siguen musitando en conversaciones privadas respecto a opciones con pocas probabilidades de éxito para detener a Trump, ya sea una convención de impugnación o apoyando a una potencial tercera opción. Trump, mientras tanto, podría poner la nominación presidencial del partido lejos de alcance en las elecciones primarias el martes en cinco estados que proporcionan bastantes delegados.
Los adversarios de Trump han dedicado meses evitando sus comentarios provocadores por temor de distanciarse de sus apasionados partidarios. Incluso en el debate de la noche del jueves, los tres adversarios que continúan en la contienda —Rubio, Kasich y el Senador de Ted Cruz— evadieron una pregunta respecto a si les preocupaban los arrebatos de violencia en actos de campaña de Trump y sus declaraciones alentando a sus seguidores a actuar agresivamente contra manifestantes.
Pero las imágenes surgidas en Chicago de jóvenes enfurecidos enfrentándose entre sí, a menudo divididos por líneas raciales, parecieron ser demasiado.
En una entrevista con The Associated Press, Rubio dijo que quizá no sea capaz de apoyar a Trump si se convierte en el candidato nominado por el Partido Republicano, citando la manera en que “dividiendo tan acremente tanto al partido como al país”.
El Senador federal de Florida, quien ganó el sábado las asambleas del partido en Washington D.C., no quiso decir si buscaría un candidato que no pertenezca a los principales partidos para apoyarlo si Trump ciertamente se convierte en el abanderado republicano. “El hecho de que incluso tengan que hacerme esa pregunta muestra por qué (Trump) es un problema”.
-Con información de Thomas Beaumont, Jill Colv y Julie Pace de The Asociated Press