Desmienten captura de terrorista responsable de ataques en Bruselas

ABC.es

Bélgica.- Najim Laachraoui se ha convertido en apenas unas horas en el hombre más buscado de Bélgica. La Policía ha identificado a este joven, de 24 años y de nacionalidad belga, como el terrorista que huyó del aeropuerto de Bruselas después de las explosiones que acabaron este martes con la vida de 11 personas. Según la Fiscalía federal, Najim llevaba la «carga explosiva más importante», pero no estalló hasta horas más tarde, cuando ya se encontraban los artificieros en el lugar.

Él sería, además, el vínculo entre los atentados de París el pasado 13 de noviembre y los de este martes en Bélgica. Según la Fiscalía, su ADN fue hallado en viviendas utilizadas por los terroristas de los ataques del 13-N y en dos de los cinturones explosivos usados para la matanza en la capital francesa: uno en la sala de conciertos Bataclan y otro en el estadio de Francia.

Retornado de Siria, adonde viajó en febrero de 2013, alquiló una casa a 70 kilómetros al sur de Bruselas para preparar los ataques contra la capital francesa. Laachraoui era conocido hasta ahora por las fuerzas de seguridad como Soufiane Kayal, la identidad falsa con la que alquiló la vivienda y con la que fue detectado en un control en la fronteras de Hungría y Austria el 9 de septiembre pasado, dos meses antes de aquellos atentados. De hecho, se cree que ese viaje lo hizo con Salah Abdeslam, otro de los autores del 13-N y detenido la semana pasada en Bruselas; y Mohamed Belkaid, abatido el pasado día 15 durante el tiroteo de Forest.

Junto con Laachraui han sido identificados dos de los ‘kamikazes’ de la cadena de atentados que este martes dejó en Bruselas al menos 31 muertos y cerca de 200 heridos. Se trata de los hermanos El Bakraoui, Khalid e Ibrahim, de 27 y 30 años. Aunque las primeras informaciones apuntaban a que ambos fueron los responsables de la detonación de las bombas en el aeropuerto de Zaventem, ahora se sospecha que Ibrahim sí actuó en el aeropuerto mientras que Jalid fue el responsable de la tragedia en la estación de metro de Maelbeek. Los dos eran «conocidos» por los servicios de seguridad belgas, si bien no por vínculos con el terrorismo. En octubre de 2010 Ibrahim fue arrestado por un enfrentamiento armado con la Policía después de un robo nocturno. Fue condenado a nueve años de prisión, según ‘La Derniere Heure’, pero estaba ya en libertad. Por su parte, Khalid fue también condenado a cinco años de libertad condicional por el robo de coches. Cuando fue detenido tenía en su poder varios fusiles.

Exceso de maletas
Un tercer terrorista, cuya identidad se desconoce, habría acompañado a Najim y a Jalid para inmolarse. El alcalde de Zaventem, Francis Vermeiren, ha asegurado que los tres terroristas llegaron al aeropuerto en un taxi y que portaban equipaje: «Pusieron las bombas en sus maletas» Según la versión del alcalde, que no ha sido confirmada por otras fuentes oficiales, Laachraoui llevaba un explosivo en su maleta, pero «entró en pánico» y no la hizo explotar.

En la investigación ha jugado un papel fundamental el taxista que llevó a los terroristas al aeropuerto de Zaventem. Según explica DH.be, el conductor habría indicado a los agentes que los tres terroristas llevaban más equipaje del que podían llevar en el coche, por lo que se vieron obligados a dejar fuera algún bulto. Una vez en el aeropuerto, los hombres le impidieron descargar las maletas. Fue ese mismo taxista el que señaló la dirección de la vivienda donde posteriormente se encontraron una bandera de Daesh y una bomba con clavos.

Bélgica, epicentro de la yihad en Europa
Con las muertes de los hermanos el Bakraui y la identificación de Najim Laachraoui, quedaría por desvelarse quién es el segundo terrorista que se suicidó en el aeropuerto de Bruselas.

Desde 2010, Bélgica ha jugado un papel clave en el siniestro proyecto yihadista de amedrentar a Europa, tanto por su carácter de cantera de voluntarios para las guerras de Irak y Siria como por su reiterada presencia en los grandes atentados terroristas en otras grandes capitales. Durante 25 años, muchos expertos calificaron a Bélgica de mero santuario del radicalismo, relativamente respetado por las autoridades políticas y policiales para no generarse problemas en casa. Pero la espectacular búsqueda y captura del último de los atacantes de París, en su refugio natal de Bruselas, parece haber roto ese pacto tácito. La consecuencia era previsible. El avispero ha sido agitado, y a la acción policial ha seguido la reacción de las redes islamistas que han arraigado en el país.

[Sigue en directo la última hora de los atentados de Bruselas]

La más conocida por las autoridades es Sharia4Belgium (un juego de palabras en inglés que reivindica la sharía, la ley islámica), la organización que desde hace años instruye a yihadistas para luchar en las diversas «guerras santas» fuera de Europa. Nacida en 2010, esa célula no fue considerada una amenaza real hasta 2012, momento en el que las autoridades belgas empezaron a aplicar medidas para tratar de anularla. Ya era tarde. Sharia4Belgium había echado raíces y tenía relaciones privilegiadas con Daesh en Siria e Irak.

#TERRORISME Qui reconnait cet homme? https://t.co/rYdyrBSJqFpic.twitter.com/xKnAXb9eGs

— Avis de recherche (@police_temoin) March 22, 2016
¿Quiénes son y cómo operan? La Policía belga descubrió campos de entrenamiento en los alrededores de Amberes, y lazos con movimientos islamistas en Marruecos. Bélgica tiene un 6 por ciento de musulmanes, y la primera mayoría procede de aquel país. En la investigación de los atentados de Madrid de 2004 se descubrió que algunos de los terroristas procedían de una célula del Grupo Islámico Marroquí de Combate (GICM), que operaba en Bélgica y había intervenido en la preparación de los atentados de Atocha.

Los miembros de los grupos terroristas belgas son, por lo general, jóvenes reclutados en los barrios de mayoría musulmana de Bruselas y de otras ciudades belgas, tanto valonas como flamencas. Sus instructores son imanes radicales y excombatientes de las guerras de Siria e Irak, expertos en el uso de explosivos y de armas automáticas. Es conocido que Bélgica es, en términos relativos, el primer país «proveedor de yihadistas» de Europa. Los expertos calculan que en Daesh luchan en estos momentos entre 350 y 550 yihadistas con pasaporte belga.

La radicalización
La yihad penetra en el imaginario de los reclutados como respuesta radical a muchas crisis de identidad, relacionadas con la dureza de las condiciones de vida en las barriadas más castigadas por el paro y con el sentimiento de discriminación. Al miedo al islam -que explica el avance en Bélgica de partidos antiinmigración, como en otros países vecinos- se une una circunstancia muy local. Muchos belgas musulmanes de primera o segunda generación son francófonos, y la falta de dominio del holandés les dificulta aún más encontrar empleo. A eso se añade la disfunción administrativa, inherente a la llamada «especifidad belga», que hace altamente complejo luchar con eficiencia contra las redes del yihadismo.

Bélgica, con un territorio similar al de Galicia y 11 millones de habitantes, tiene nada menos que seis gobiernos: el federal, el flamenco, el francófono, el de la comunidad alemana, el de Valonia y el de la región de Bruselas. Esa fragmentación de la autoridad política tiene su réplica a nivel municipal. Nada ilustra más el rompecabezas belga que el estatus de la capital, con sus 19 distritos y seis autoridades policiales, muy poco dispuestas en condiciones normales a coordinarse, en particular si alguna de ellas no quiere -o no sabe- expresarse en holandés.