Excelsior
CIUDAD DE MÉXICO.- El fuego amigo comienza a impactar en el clero mexicano. Para Bernardo Barranco y Roberto Blancarte, expertos en temas religiosos, existe una división en la jerarquía católica del país expresada en desacuerdos, jaloneos y pugnas.
Mientras ambos investigadores señalan que el principal distanciamiento está entre la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la Arquidiócesis Primada de México, el obispo Eugenio Lira Rugarcía, secretario general de la CEM, y el cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, reconocen desacuerdos, pero no una división interna.
El 13 de febrero, el papa Francisco dijo ante los obispos mexicanos: “Si tienen que pelearse, peléense; si tienen que decirse cosas, díganselas, pero como hombres (…) pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal”.
Barranco y Blancarte consideran que se trató de un mensaje “claro, directo” y un “diagnóstico” del Papa sobre la jerarquía de la Iglesia mexicana, con miras a las elecciones de abril en la CEM y a la sucesión en la Arquidiócesis Primada.
El 21 de febrero, en el editorial del semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis acusó errores de logística en la visita papal por el “protagonismo” de sus organizadores. El 6 de marzo, en otro editorial, cuestionó que “las palabras improvisadas del Santo Padre quizá responderían a un mal consejo de alguien cercano a él”.
Si bien Lira Rugarcía rechazó que haya una pugna interna, sí reconoció diferencias. Sobre los reclamos de Desde la Fe, dijo que el editorialista “ni si quiera es un obispo”. Suárez Inda pidió al editorialista “tener el valor de dar la cara”.
Sin embargo, al cuestionarlo sobre algún distanciamiento con la Arquidiócesis Primada de México, Suárez Inda respondió: “No lo acepto. El cardenal (Norberto) Rivera y yo somos amigos de toda la vida”.
FUEGO AMIGO DIVIDE A CURIA
Hechos recientes —como el regaño del Papa— y los que están por suceder —como las elecciones en el Episcopado y la sucesión en el Arzobispado de México— evidencian desacuerdos, jaloneos y pugnas de poder entre la jerarquía católica mexicana. Especialistas consultados por Excélsior ven divisiones internas y fuego amigo entre obispos.
Los distanciamientos son principalmente entre la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y la Arquidiócesis Primada de México; los obispos niegan que suceda, aunque reconocen que “puede haber diferencias”.
—Tras el discurso del Papa se habla de una división interna en el Episcopado. ¿Ésta existe?
—No, más bien, como todo grupo humano, hay diferentes puntos de vista en tanto a las acciones que hay que seguir, pero es normal, por eso el consejo del Papa de mantener siempre la unidad y el diálogo para obrar esa unidad, siempre como hombres de fe; es lo que el Papa señaló —contestó el obispo Eugenio Lira Rugarcía, secretario general de la CEM.
En el encuentro del papa Francisco con los obispos en la Catedral Metropolitana, el pasado 13 de febrero, Jorge Mario Bergoglio se salió por un momento del discurso escrito y les dijo: “Si tienen que pelearse, peléense; si tienen que decirse cosas, díganselas, pero como hombres, en la cara; y como hombres de Dios, después van a rezar juntos, a discernir juntos, y si se pasaron de la raya, a pedirse perdón, pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal”.
Los expertos opinan que en las seis cuartillas del texto, el más largo de la docena que pronunció en México, el Pontífice “fue claro y directo”. Les dijo: “No pierdan el tiempo en habladurías e intrigas, sean personas de mirada limpia, no pacten por debajo de la Iglesia y no pongan su confianza en los carros y caballos de los faraones actuales, pues la Iglesia no necesita príncipes sino pastores”.
No le hacen caso
Para Bernardo Barranco, especialista en temas religiosos, el planteamiento del Papa es fruto de un diagnóstico que tiene de la jerarquía de la Iglesia mexicana, es decir, “no habló al tanteo, no habló para sondear, sino cada una de las palabras, expresiones, recomendaciones están perfectamente calibradas y dirigidas a los obispos mexicanos”.
Son varios los signos que muestran pugnas en la jerarquía de la Iglesia; uno fue visible en la molestia de la Arquidiócesis Primada, a cargo del cardenal Norberto Rivera, después de la visita pastoral, que terminó el 17 de febrero, “lo que refiere a que no están haciendo caso al Papa.
“Yo lo que percibo en este reclamo es, precisamente, que no han atendido las orientaciones del Papa. Siguen con las inercias, siguen en estas luchas de poder sordo; creo que el Papa pone en evidencia la enorme fractura que existe entre la CEM y la Arquidiócesis de México, y que se pone en evidencia en la organización, en el desarrollo y la misma visita del Papa”, opinó Barranco.
El 21 de febrero, mediante el editorial publicado en el semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis acusó errores de logística en la preparación de la visita papal por el “protagonismo” de sus organizadores, indirectamente refiriéndose a quien llevó la batuta, el obispo Eugenio Lira Rugarcía, secretario general de la CEM.
“Pocas manos concentraron demasiadas funciones poniendo en riesgo la efectiva preparación y diligente cuidado que debería haber correspondido a cada una de las diócesis visitadas por el Papa”, escribió.
Apenas el 6 de marzo, en el mismo editorial, la Arquidiócesis defendió que el país tiene “un Episcopado a la altura”, al retomar el discurso papal en la Catedral. También negó que haya división interna entre obispos, pero al mismo tiempo cuestionó: “Las palabras improvisadas del Santo Padre quizá responderían a un mal consejo de alguien cercano a él, ¿quién aconsejó mal al Papa?”.
—¿Qué análisis da a las palabras del Papa en Catedral, cuando se salió del discurso escrito?
—Refería a una discusión, a un pleito entre el cardenal Norberto Rivera Carrera y el cardenal Alberto Suárez Inda. El cardenal Suárez Inda hizo algunos comentarios por lo que escribió el semanario Desde la Fe y el cardenal Rivera, en lugar de contestar directamente, disentir, le mandó gente que escribiera contra él, gente que fuera muy dura contra el cardenal Suárez Inda; conociendo el aprecio que le tiene, pues se entiende que se enojó y obviamente el destinatario de ese mensaje era el cardenal Rivera —consideró Roberto Blancarte, investigador del Colegio de México (Colmex).
El analista señaló que siempre ha habido divisiones entre los obispos, lo que hasta cierto punto es normal; pero, desde su punto de vista, buena parte del Episcopado rechaza al actual arzobispo primado.
“Eso se reflejó en que nunca lo nombraron (a Rivera Carrera) presidente del Episcopado, cosa que hubiera sido normal; en lugar de eso estuvieron otros, hoy Francisco Robles Ortega, cardenal de Guadalajara, y antes estuvo el arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguiar Retes”.
Discordia por sucesión Blancarte prevé que en las próximas elecciones de la CEM, del 4 al 8 de abril, habrá una continuidad de trabajo, porque una mayoría de los jerarcas está apoyando al actual Consejo de Presidencia y Permanente.
Sin embargo, advierte que “habrán jaloneos” por la sucesión del actual arzobispo Primado de México, quien por cánones debe presentar su renuncia por sus 75 años cumplidos, fecha que llegará en junio de 2017.
Ante las opiniones divergentes que habrán de suscitarse, tocará al nuncio dirimir estos asuntos y mandar una terna al Vaticano, “una terna de gente respetada y escuchada”.
Bernardo Barranco ve que la renuncia de Rivera Carrera, que toca al Papa decidir si acepta o no, “está despertando ambiciones en sectores del clero, pues es una presa codiciada”.
Sólo son diferencias
Para el obispo Eugenio Lira Rugarcía no hay división en la jerarquía católica, “solo, a veces, diferencias”. No está de acuerdo en que el editorial, aunque se difunde también por el Sistema de Información de la Arquidiócesis Primada de México (Siame), sea un órgano oficial de la misma.
Señala, además, que el editorialista “ni es obispo ni es de la CEM” para acusar de protagonismos y errores de la logística en la preparación de la visita papal; en noviembre pasado, el cardenal de Morelia, Alberto Suárez Inda, calificó de “exagerado” el texto que criticó la situación de seguridad del país y las acciones del gobierno federal en turno.
“El editorial de la Arquidiócesis Primada manifestó su inconformidad en el tema de la preparación de la visita.
“Se trabajó como se acordó en la asamblea plenaria de noviembre, y ahí se acordó que se iba a crear la Coordinación General, pero que ésta hiciera cosas generales, pues cada sede tenía que preparar los eventos; para eso se pidió que hubiera participación de la provincia eclesiástica respectiva y de la comisión episcopal involucrada en los temas… Todo esto fue acordado con el responsable de los viajes apostólicos internacionales (Alberto Gasbarri), luego del diálogo que sostuvo con el Santo Padre”.
—Entonces, ¿a qué responde la inconformidad de la Arquidiócesis?
—Habría que ubicar bien el asunto. Se trata de un editorial de un semanario. El editorialista ni es obispo ni es el cardenal Norberto: es un editorialista que escribe y quizá con la información que él tenía fue lo que publicó, pero él no es obispo, no forma parte de la Conferencia y, bueno, a lo mejor no sabe todos estos elementos que se aprobaron y fue como se trabajó.
—En hechos pasados, en noviembre, el cardenal de Morelia, Alberto Suárez Inda, ha contestado a estas posturas que se atribuyen a la Arquidiócesis en el semanario Desde la Fe.
—Sí, pero hay que distinguir: es un editorial de un semanario, pero no es un órgano oficial. Hay que distinguir entre un editorial y algo con la Arquidiócesis o alguien más.
—Viene la sucesión del arzobispo primado de México, ¿eso no genera alguna discordia, alguna ambición?
—No, porque recuerde que eso depende de la Santa Sede. Los nombramientos se hacen en Roma.
Acompañado por el cardenal Norberto Rivera y el nuncio Christophe Pierre en el papamóvil, Jorge Mario Bergoglio se dirigió a la Catedral el sábado 13 de febrero. Foto: Archivo.
RIVERA ES AMIGO DE TODA LA VIDA: SUÁREZ INDA
El pasado 13 de febrero, desde la Catedral Metropolitana, el papa Francisco advirtió al episcopado mexicano sobre “los faraones actuales”: el dinero, el poder y los “acuerdos bajo la mesa” con políticos y empresarios. Les dijo que la Iglesia no necesita príncipes, sino pastores.
El 6 de marzo, el editorial de Desde la Fe, órgano de la Arquidiócesis Primada de México, cuestionó las razones de Bergoglio para “regañar” al Episcopado, pues consideró que éste está “a la altura”. También objetó: “¿Alguien aconsejó mal al Papa?”.
El cardenal Alberto Suárez Inda desestimó esa opinión y pidió al editorialista “tener el valor de dar la cara”.
Agregó: No hay precedente de un discurso tan fuerte, claro y de seis cuartillas que dirigiera el Papa a otro episcopado, como el que dio aquí. 47 minutos estuvo hablando el Papa de pie en forma vibrante, pero al mismo tiempo amable, porque él, como buen papá, sabe corregir sin que te sientas lastimado, despreciado. El Papa nos invita a todos en general realmente a rectificar, revisar —comenzando por los obispos— nuestro estilo de vida, la forma de trabajar.
“También a los obispos nos dijo: ‘ustedes tienen una manera de cambiar su estilo de relación entre ustedes, con la gente, de atención a sus sacerdotes’. Ser obispo no es una misión nada fácil, y una prueba es que en toda América, en la historia, hay un solo obispo que ha sido canonizado, por cierto michoacano: Rafael Guízar y Valencia, de manera que no es fácil para un obispo ser santo (…) para ejercitar la misión tan amplia del Episcopado necesitamos constantemente revisar (la propia labor) con humildad, y yo creo que el Papa es muy valiente al decirnos las cosas tan claras y al mismo tiempo tan exigente”.
—La encuesta Creer en México, de Imdosoc, dice que los obispos son los peor evaluados en tolerancia, honestidad y transparencia; el Papa les recomendó mucha transparencia…
—Así es y esto lo seguirá recomendando. Imdosoc hizo una encuesta donde curiosamente preguntó ¿quién es el obispo de Michoacán? Y la gente todavía piensa que es Vasco de Quiroga, es la imagen que ha quedado en ellos, piensan que los obispos somos gente un poco extraña, poco cercana al pueblo y éstas son voces que nos hacen crear una mentalidad de autocrítica, la voz del Papa y la voz del pueblo”.
—Cuestionando al Papa, el editorial de Desde la Fe, de la Arquidiócesis Primada, dice que hay un Episcopado a la altura.
—Es una opinión de un periódico, pero yo creo que la voz del Papa tiene autoridad moral más fuerte que un periódico de un lugar específico.
—¿Pero a quién le dirigió, ‘si tienen que pelear, peléense, si tienen que decirse, díganselas pero como hombres…’?
—A todos y cada uno. Yo tengo aquí obispos auxiliares con los que tenemos que discutir asuntos y vernos las caras y hablarnos con verdad y sinceridad; a mí me tienen que decir, usted no ha actuado conforme a la justicia en cierto caso, yo lo tengo que escuchar y aceptar, pero que me lo digan de frente, que no me lo diga una voz anónima. Dice el Papa que no hablemos a las espaldas del otro, y tengo obispos vecinos con los que tenemos que tratar asuntos importantes que se dan en Michoacán y cómo actuar ante estas situaciones. A veces los criterios son diferentes, pero tenemos que confrontarlos, hablar de frente.
—Se dice que el Papa dijo la frase por algún distanciamiento, alguna afrenta entre usted y el cardenal Norberto Rivera.
—Absolutamente no lo acepto. Con el cardenal Rivera somos amigos de toda la vida, desde jóvenes estudiantes en Roma, y mantenemos una relación no de hipocresía sino de auténtica cordialidad. Si él tiene algo que decirme, me lo puede decir y yo se lo puedo decir, siempre como amigos, hermanos, él tiene su responsabilidad propia, él es arzobispo de la Arquidiócesis Primada, él no es el jefe de los obispos de México, él tiene su jurisdicción y yo tengo la mía, parte en Michoacán, parte en Guanajuato. Y ha habido siempre la oportunidad de platicar, convivir, hacer bromas, de tener momentos de descanso juntos. De manera que le doy gracias a Dios de esta amistad con él y con tantos otros obispos.
—El Episcopado es un órgano colegiado…
—Sí, ni el nuncio es jefe de los obispos en México. Todo obispo tiene que rendir cuentas al Papa, estrictamente, pero tenemos organismos de ayuda mutua: son las provincias eclesiásticas y la Conferencia Episcopal, que es una instancia donde tratamos de elegir con mucha libertad, democráticamente, quién pueda prestar sus servicios.
—¿Aunque a veces sin acuerdos?
—Los acuerdos sabemos que tenemos que lograrlos o pretender lograrlos bajo la luz del Espíritu Santo y la fraternidad, que implica muchas veces tolerancia, reconciliación, y si alguna faltamos a la cortesía, pedir perdón.
—Citando al Papa, ¿qué obispos necesitan hoy pedir perdón para mantener la unidad del cuerpo Episcopal?
—Yo creo que todos, sin excepción, necesitamos reconocer si en algún momento hemos faltado a la comunión y todos sin distinción tenemos que tener una actitud de cercanía y fraternidad. Aquí yo no hago señalamientos de personas, porque todos somos humanos, todos estamos expuestos a tener una falla o un error.
—Pero opiniones como la que se publica en el editorial del portal de la Arquidiócesis Primada, ¿no llegan a confundir de que hay divisiones?
—No le doy importancia a esas opiniones. Lo importante es lo que hay en el corazón de tu servidor y en el corazón de mi hermano.
—¿Hay división en el Episcopado?
—Yo no juzgo de divisiones porque no las veo, no veo los elementos, tenemos fraternidad, tenemos un cordial diálogo, y bueno, si algún señor que no da su nombre, que escribe el editorial Desde la Fe opina, pues yo creo que debe dar su nombre y venir a hablar con quien corresponda para corregirnos, que tenga el valor de dar la cara.
—El Papa les pidió no poner la confianza en los carros de los faraones actuales. También los obispos caen en esas tentaciones…
—Todos: cardenales, obispos, algunos Papas en la historia, somos pecadores. El Papa dice: yo soy un pecador también del cual Dios ha tenido misericordia. Él nos da ejemplo.
—Sobre la renovación del cuerpo colegial de la CEM…
—Tenemos elecciones a principios de abril y vamos a pedir la luz del Espíritu Santo para que quienes puedan servir mejor acepten los cargos que el Colegio de la Conferencia del Episcopado Mexicano les quiera encomendar.