Luis Arce Borja/ El Diario Internacional
Lima, Pe.- Este domingo 10 de abril se efectuaron las elecciones generales en Perú. Este proceso no tiene ningún significado para los peruanos, salvo el que serán estafados una vez más. Harían bien en no votar o viciar el voto. Ninguno de los que están en la lista presidencial o en las listas parlamentarias merece el apoyo del pueblo. Farsantes y mentirosos, hacen parte de un sistema electoral ilegal. Para estas elecciones el sistema electoral se encuentra en su más bajo nivel. Desde el punto jurídico-legal, no tiene ninguna validez, es nulo. La condición de los candidatos prontuarios y delincuentes, anula la legalidad del proceso.
La mayoría de los candidatos, tienen cuenta pendiente con la justicia peruana. Empezando por Keiko Fujimori, mafiosa hija de la anterior presidente está acusada de varios delitos penales, entre ellos lavado de dinero de la mafia que su papa dirigía desde el Estado. Sin embargo ella es una candidata de fuerza. Alan García Pérez, vulgar individuo, psicópata, acusado de crímenes contra prisioneros de guerra, ex jefe del criminal grupo paramilitar “Rodrigo Franco”, que utilizó sus dos gobiernos para enriquecerse, está libre y en campaña electoral. Alejandro Toledo, borrachín y su mujer Eliane Karp (una mujer que decía que hablaba con los muertos), están acusado de corrupción y de haberse enriquecido con el dinero del Estado. El sigue en campaña electoral.
A estos personajes, hay que agregar otros de segunda línea que se presentan aptos para “erradicar la corrupción y gobernar para los pobres”, pero que en la práctica servirán para rellenar los huecos (completar los votos) de los candidatos principales.
Verónica Mendoza, candidata del Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad, que algunos la presentan como la “alternativa” a los demás, es apenas una figura que en forma encubierta representa un sector del grupo de Ollanta Humala y Nadine Heredia (esposa del presidente), quien actualmente está acusada por corrupción. Por ello no es extraño, que Víctor Isla, parlamentario y miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Nacionalista (el grupo de Humala), anunció horas antes de las elecciones que parte de los humalistas votarían por Verónica Mendoza.
¿Tiene algún mérito la señora Mendoza? Absolutamente ninguno. Llegó a la política, como ella misma lo ha declarado, por influencia de Ollanta Humala y Nadine Heredia. Más allá de eso, llegó al parlamento como candidata directa y preferida de Ollanta Humala. Fue fanática defensora de este militar, y no le importó para nada, que durante la campaña electoral del 2011, se hizo público los antecedentes criminales del “capitán Carlos (seudónimo de Ollanta Humala), cuando era uno de los oficiales antisubversivos del régimen de Alberto Fujimori.
El “pergamino”, que la señora Mendoza hace flamear como gran mérito, es que ella renuncio al partido de Ollanta Humala cuando ya era parlamentaria. Eso no es ningún mérito en Perú. En este país, el parlamentario, no tiene ninguna ética ni moral. Electoralmente se sube al carro electoral de tal o cual partido o frente, y una vez que gana su curul manda al diablo a dicho partido o frente, y busca otra tienda más rentable. Lo bueno habría sido que la señora Mendoza, junto con renunciar al humalismo, se habría retirado de ese parlamento putrefacto que anida en su seno delincuentes, ladrones y otro tipo de individuo de los bajos fondos.
Hay otros candidatos, que no es importante referirse, pero que hacen de este proceso electoral, un evento ilegal. Esta por ejemplo, Pedro Pablo Kuczynski, Cesar Acuña, Yehude Simón, Alfredo Barnechea y otros cuyos antecedentes políticos es para vomitar.
La alternativa es no votar y recordar que desde el inicio de la Republica en 1821, los procesos electorales en Perú han sido caricaturas de democracia y voto popular. En este terreno, Perú es uno de los países más miserables de América Latina. Sus procesos electorales controlados de los cuarteles militares, son mafiosos e ilegales. Cada 5 años se repite el mismo circo y el mismo montaje político dirigido a consolidar grupos mafiosos en el Estado. De esa manera, cada proceso electoral, favorece a ladrones, criminales, narcotraficantes, y otro tipo de delincuentes.
En Perú es el único país, donde la disputa electoral, no es entre izquierda y derecha. Es entre la derecha y la derecha. La “izquierda”, se unió tanto a la derecha, que ahora o desapareció del mapa, o se encuentra en el mismo seno de la derecha. En ese terreno el pueblo no tiene nada que hacer, salvo mandar al diablo todos que ahora se presentan como alternativa a la corrupción, al hambre, la pobreza, la desocupación y otros males sociales. La única alternativa para el pueblo es forjar su propio camino, y luchar por un cambio de calidad de la sociedad peruana