La Jornada
Barcelona, Esp.- Científicos de Valencia consiguieron crear espermatozoides humanos a partir de células de la piel que, aunque todavía incapaces de fecundar, suponen un paso importante para resolver los problemas de fertilidad.
Un 15% de las parejas del mundo se enfrentan a ello: no pueden tener hijos y su única opción pasa por la donación de óvulos o esperma de terceros. Pero “todo el mundo quiere tener hijos genéticamente propios”, explica a la Afp Carlos Simón, director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI).
“Este es el problema que queremos abordar: poder crear gametos en aquellas personas que no los poseen”, afirmó Simón.
El estudio, llevado a cabo por el IVI en colaboración con la universidad estadounidense de Standford, fue publicado el martes en la revista Scientific Reports, del prestigioso grupo científico Nature.
Los investigadores se inspiraron en la técnica de reprogramación celular concebida por el japonés Shinya Yamanaka y el británico John Gurdon, galardonados en 2012 con el Nobel de medicina, para convertir células adultas en células madre.
En su experimento, consiguieron reprogramar directamente células maduras de la piel introduciéndoles un cóctel de genes esenciales para la creación de gametos. En un mes, la célula empieza a modificarse hasta obtener el perfil propio de una célula germinal, el tipo de célula responsable de la formación de ovocitos y espermatozoides, pero todavía incapaz de fecundar. “Es un espermatozoide pero necesita una fase de madurez superior para convertirse en un gameto competente. Es sólo el comienzo”, explicó Simón.
Queda lejos todavía el logro obtenido por unos investigadores chinos este año, que criaron ratones a partir de esperma creado artificialmente e inyectado en un óvulo que, a su vez, fue implantado en una hembra.
“Con la especie humana tendremos que hacer muchísimas comprobaciones porque de aquí va a nacer un niño”, afirmó.
Además, se encontrarán con limitaciones legales: para continuar el desarrollo de la técnica deberán crear embriones artificiales, algo sólo permitido en algunos países como Inglaterra, donde prevén continuar su investigación.
“Estamos hablando de un proyecto de largo recorrido”, aseguró Simón.