Redacción
Aguascalientes, Ags.- Mensaje del rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Mario Andrade Cervantes:
Buenas tardes:
Me da mucho gusto saludar a mis distinguidos compañeros de presídium, a quienes agradezco que compartan este emotivo momento con nosotros, y que se sumen a este merecido homenaje que los universitarios le dedicamos al licenciado Héctor de León Hernández, a quien recordamos con mucho cariño. Con el mismo aprecio saludo a los integrantes de la Honorable Junta de Gobierno y de la Comisión Ejecutiva, así como a mis compañeros docentes y a los estudiantes universitarios que nos acompañan.
Especialmente, quiero brindarle una cordial bienvenida a los familiares y amigos del licenciado Héctor que hoy se encuentran con nosotros. Muchas gracias a todos ustedes por estar presentes esta tarde en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Sean todos bienvenidos a la Institución que fue, y que sigue siendo, el Alma Mater del “Lic”, como todos le decíamos de cariño a nuestro estimado compañero, a Héctor de León Hernández.
Compañeros universitarios; amigas y amigos:
La grandeza de las Instituciones se forja en la nobleza de los hombres y las mujeres que les dan vida, que dirigen su rumbo con visión y sabiduría. Los universitarios hemos tenido la fortuna de contar con esa guía, de tener entre nosotros a compañeros que han dedicado su existencia a construir una Institución reconocida por su calidad académica, y por aportar notablemente al desarrollo de nuestro estado.
Los que estamos presentes en este recinto podemos sentirnos afortunados, y privilegiados, por haber compartido el tiempo y el espacio con destacados universitarios que forjaron la grandeza, por la que hoy es reconocida nuestra Universidad Autónoma de Aguascalientes. Uno de esos universitarios es el licenciado Héctor de León Hernández. Soy consciente de que hablo de él en tiempo presente, y lo hago porque su recuerdo, su legado y su ejemplo continúan acompañándonos en cada una de nuestras acciones.
Por eso, era necesario hacer este homenaje al universitario que formó parte de nuestra Institución desde su primera juventud, cuando se convirtió en estudiante del antiguo Instituto Autónomo de Ciencias y Tecnología, donde estudió la secundaria y el bachillerato.
Probablemente pocos de los presentes saben que fue en esta etapa cuando el licenciado Héctor se enamoró de nuestra Institución, como él mismo lo señalaba; y que poco tiempo después se separó de manera temporal para llevar a cabo sus estudios de licenciatura, y volver a reunirse con ella cuando ya se había convertido en un profesionista egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, y el IACT ya se había transformado en lo que hoy es la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Personalmente creo que el amor que el Licenciado Héctor sentía por nuestra universidad nació de ese conocimiento que él tenía de la UAA, pues la vio nacer, crecer y conformarse por una comunidad que proponía, que innovaba y que era pionera en ese entonces en temas de educación superior en nuestro estado.
A él le tocó vivir esta gran época, la cual marcó su vida para siempre y encaminó sus propósitos hacía el cumplimiento de un sólo fin: sumar su labor al engrandecimiento de nuestra Universidad. Quienes hoy estamos aquí reunidos sabemos que lo logró ampliamente, y que con sus acciones se convirtió en líder, en un universitario reconocido y respetado por quienes lo conocimos, dentro y fuera de nuestra Casa de Estudios.
Este mérito se debe a que durante 42 años tuvo una destacada trayectoria institucional, de los cuales durante casi dos décadas fue jefe del Departamento de Comunicación y Relaciones Públicas. Además, fue jefe de Radio Universidad y jefe de la Sección de Publicaciones; finalmente fue asesor de Rectoría y cronista de nuestra querida Universidad, dejando su testimonio y el testimonio de todos los universitarios en 15 obras editoriales que cuentan con el sello de la UAA.
Por ello, podemos afirmar que, con su trabajo, el licenciado Héctor trascendió su propia historia, pues como ya decía, continuará guiando nuestras acciones en favor de nuestra Casa de Estudios, y transformándose en un orgullo para su familia y para los universitarios, quienes seguiremos recordando al hombre que siempre llevó bien puesta la camiseta de los Gallos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes; al hombre que siempre fue ejemplo de lealtad institucional, una lealtad que imprimió en cada uno de sus actos, y que las nuevas generaciones debemos seguir para continuar engrandeciendo a nuestra Institución.
Muchas gracias.