Redacción
CDMX.- El mandato de Gianni Infantino enfrenta sus primeros problemas. El presidente de la FIFA es acusado por ordenar destruir las grabaciones de unas reuniones que se realizaron en México y en las que ordena forzar la salida de Domenico Scala, jefe del órgano principal de vigilancia del ente rector del futbol mundial.
Estamos viendo si es posible que dimita. Si no lo hace, preguntaremos a los delegados por esta cuestión para que se apruebe en el Congreso”, dijo Infantino en el Congreso que celebró la FIFA el 13 de mayo en la Ciudad de México, según el diario alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung”.
“El Congreso tendrá que decidir, es una decisión democrática. Creo que es mejor si sale del Congreso en vez del Consejo en una o dos semanas. Porque entonces parecería que fuera un tema personal y no lo es”, añadió el dirigente suizo según el diario alemán.
Scala, también suizo, presentó su dimisión el 14 de mayo en protesta por una polémica medida adoptada por el Congreso de la FIFA. Según la nueva norma, el Consejo, principal órgano ejecutivo del organismo, tendría el poder de decidir sobre los miembros de los comités de control al menos hasta 2017.
Scala es uno de los principales promotores de evitar la corrupción en FIFA, a partir de los escándalos del año pasado.
El Comité de Ética de la FIFA es el principal encargado de llevar acabo las investigaciones, y entre las pruebas se incluyen unos correos electrónicos, en los que se habrían descubierto las grabaciones, que habrían sido borradas. La prueba irrefutable sería un mail en el que el propio Infantino le confirma a Marco Villiger, jefe del departamento legal de la FIFA, la solicitud de eliminar esas grabaciones.
La sanción para Infantino sería por noventa días lejos de su cargo en FIFA; aunque los defensores del actual presidente aseguran que se trata de una especie de revancha, debido a que el mandatario despidió al exsecretario general del organismo Markus Kattner, el nombrado Domenico Scala y a Hans Joachim Eckert, exencargado del Comité de Ética.
Infantino llegó a la presidencia del máximo órgano rector del futbol para evitar que se repitieran los casos de corrupción de antaño, aunque empieza su gestión con un escándalo provocado por los propios miembros de la FIFA.
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