Anonymous Hispano
CDMX.- Julio César Mondragón, el normalista de Ayotzinapa hallado sin la piel del rostro en un camino de terracería aledaño a la ciudad de Iguala, Guerrero, no solo no fue “devorado por perros“, como aseveró la Comisión Nacional de Derechos Humanos, sino que fue desollado con precisión casi quirúrgica, y su celular siguió funcionando hasta el 4 de abril del 2015, recibiendo llamadas del Cisen y del Campo Militar No. 1. Y lo que es más, la PGR y la empresa Telcel siempre lo supieron, pero nunca lo dieron a conocer.
Así lo aseguran, tras 22 meses de investigación, tres periodistas mexicanos: Francisco Cruz, Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado, en un libro que será publicado este mes de agosto.