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Estados Unidos.- Según una investigación realizada conjuntamente por científicos del Instituto Catalán de Oncología y el Centro Nacional de Investigaciones de Francia (CNRS), las relaciones sexuales que mantuvieron esporádicamente los humanos modernos y los neandertales han dejado una secuela letal: el VPH16, la manera técnica de llamar al virus del papiloma humano que causa más tumores anogenitales, sobre todo de cuello de útero.
Se sabe hace tiempo que entre Homo sapiens y Homo neanderthalensis hubo intercambio genético: todos llevamos dentro entre un 2% y 4% de ADN neandertal, y este legado, aparte de ser responsable de algunas de nuestras características fisiológicas, está relacionado con trastornos como la adicción a la nicotina o la depresión. El nuevo estudio sugiere que las infecciones por VPH16 también son una consecuencia de aquellos encuentros “casuales”.
Los expertos llegaron a esta conclusión tras analizar el ADN de unas mil personas pertenecientes a más de 50 poblaciones distintas, disponible en los archivos del Proyecto de la Diversidad del Genoma Humano, y comparar la información con la historia biológica del virus del papiloma.
Como ha declarado a la agencia SINC Ville Pimenoff, codirector del artículo, la coevolución entre nuestros ancestros y los microorganismos solo explica el 30% de la variabilidad de estos últimos: “los resultados indican claramente que la variante A (existe también en versión B, C y D, menos agresivas) no se originó en los humanos modernos, sino que era mucho más antigua. Y los tiempos coinciden con los neandertales y denisovanos, la otra rama evolutiva que siguieron los primeros humanos que salieron de África hace unos 500.000 años”.
Además, la herencia neandertal (en concreto, un grupo de genes relacionado con nuestro sistema inmunitario y la formación del epitelio) podría explicar por qué el VPH16 se cronifica y provoca cáncer en ciertos individuos, cuando hasta el 80% de las personas adultas con una vida sexual activa se infecta con él alguna vez.