John Ackerman/ Proceso
Ciudad de México.- Durante el primer debate entre los candidatos a la gubernatura del Estado de México, el primo de Enrique Peña Nieto, Alfredo del Mazo Maza, hizo gala de su enorme pobreza analítica y reprobables convicciones autoritarias. Alfredo III demostró ser hijo fiel del Grupo Atlacomulco que ha pisoteado y saqueado este bello estado durante generaciones.
La afirmación más indignante del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue que la causa principal de la inseguridad en el país sería la “alternancia política”. De acuerdo con el hijo y nieto de exgobernadores del Estado, la mejor forma para acabar con la violencia sería cancelar la competencia política y confiar en los mismos de siempre con la esperanza de que ahora sí vayan a atender las necesidades ciudadanas.
Pero “un perro viejo no aprende trucos nuevos”, reza el sabio dicho. Solamente la persona más ingenua, o vendida, podría creer que Alfredo III represente algo nuevo.
Es falso que la alternancia genere inseguridad. El mejor botón de muestra es precisamente la situación actual en el Estado de México. Este ha sido gobernado por el mismo partido desde 1929, año en que se creó el antecesor del PRI, el Partido Nacional Revolucionario (PNR), y es la entidad federativa más insegura en todo el país.
Durante 2015, se cometieron un total de 6 millones 648 mil 721 de delitos en el Estado de México. Esta cifra es la más alta en todo el país y casi duplica la cantidad de delitos cometidos en la Ciudad de México durante el mismo periodo, y es cinco veces más grande que la cifra para Veracruz, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2016 elaborada por el INEGI.
Casi la mitad de la población del Estado de México, 46%, fue víctima de algún delito durante 2015. Es la tasa de victimización más alta, por mucho, en todo el país.
90.6% de la población del Estado de México se siente inseguro, y que sólo 39% confía en la policía preventiva municipal. Únicamente las policías de Morelos y de Veracruz generan más sospechas entre la población.
Se cometen más feminicidios en el Estado de México que en cualquier otra entidad federativa. Entre 2013 y 2015 hubo mil 405 asesinadas, 16% del total de 6 mil 488 ejecutadas en todo el país durante el mismo periodo. Esta realidad escalofriante e indignante refleja un contexto de total colapso del Estado de derecho en esta entidad, gobernado desde hace 88 años, sin alternancia alguna, por el mismo partido político.
El delito más común en el Estado de México es “Robo o asalto en la calle o en el transporte público” y 67.6% de los delitos son cometidos con portación de arma de fuego. Esta última cifra es más del doble que en Chihuahua, donde sólo 30.5% de los delitos involucran alguna arma, y casi tres veces más que en Veracruz, donde la cifra es de 25.5%.
No han divulgado las cifras aún, pero es seguro que durante 2016 y 2017 la situación ha ido de mal en peor.
En suma, los mexiquenses viven hoy en un virtual estado de sitio, rodeado por hombres armados listos para asaltarlos a la primera oportunidad. En el Estado de México la población ha sido totalmente abandonada por una mafia política que prefiere canalizar los recursos públicos a sus amigos constructores, de OHL, HIGA y otras empresas similares, a invertirlos en la seguridad pública o en la construcción de hospitales y escuelas.
Del Mazo miente. No es la alternancia, sino el control político ejercido por una mafia corrupta PRIANista sobre los gobiernos, estatales y federales, lo que causa la inseguridad.
Sin embargo, si bien la milenaria dominación caciquil en el Estado de México ha generado una enorme pobreza y una inseguridad lacerante, no ha logrado borrar la dignidad y la consciencia crítica de la población. En la última encuesta del periódico Reforma, más de 40% de los ciudadanos señalaron que jamás votarían por el candidato del PRI. Los mexiquenses repudian a sus verdugos y existe un consenso generalizado que casi cualquier cosa sería mejor que continuar bajo el control despótico y corrupto de los mismos de siempre.
La alternancia política no resolverá mágicamente los problemas del Estado de México, pero sí es un paso necesario para poder iniciar con la titánica labor de reconstrucción del tejido social, la fortaleza institucional y la esperanza ciudadana en la entidad más poblada del país.
Sin alternancia, los mexiquenses serán condenadas a seis años más de los mismos gobernantes cínicos y sinvergüenzas que han destruido al estado y a todo el país. Es urgente frenar y dar una lección de humildad a los Duarte, Moreira, Borge, Peña Nieto, Chuayffet, Camacho, Murat, Yunes, Osorio, y Del Mazo´s del país.
La batalla por la democracia y la dignidad que hoy se está librando en el Estado de México es fundamental como parte de la lucha más amplia a favor de la liberación del país entero del yugo de la muerte, la represión y la corrupción. Si se levantan los mexiquenses, se levantará todo México.