El Clarinetero
Aguascalientes, Ags.- Hasta para los propios es difícil defender lo que es indefendible, a lo sumo esbozan lo primero que se les viene a la cabeza, y el pretexto más recurrente es que la casa no la encontraron como les habían dicho.
Nos referimos al ejercicio de los primeros 10 meses de gobierno del panista, Martín Orozco Sandoval, no hay más que calificarlo como lo que es: malo, así de simple.
Por más culpables que se busquen, sí el titular del Ejecutivo los quiere encontrar, solo tiene que hacer una cosa, y esa es mirarse al espejo.
El es el culpable del gabinete que designó y no da resultados en su gran mayoría, si bien tuvo que cumplir con compromisos políticos o económicos, a quienes se les brindó la oportunidad y no la supieron aprovechar o no tienen la capacidad para estar al frente de los cargos, hay que armarse de tamaños para tomar la decisión de darles las gracias, con 6 meses debió haber sido suficiente, aunque a todos los que no dieron el ancho se les dieron 4 meses más y contando de gracia pero el gobierno del estado siguen sin caminar.
En todos lados a donde se vaya, llámese la iglesia, el café, el restaurante, la lonchería, el juego de basquetbol, beisbol o futbol, la peluquería, el taxi, la tienda de abarrotes, en donde se le ocurra, el día y la hora no importan, el comentario generalizado es el mismo “A Martín le quedo grande el gobierno“.
Ya cuando se hace un poco de análisis y se le quiere defender o justificar sale a relucir ipsofacto la siguiente expresión “es que su gabinete no le ayuda“.
¡Llegó la hora Martín Orozco!
El tiempo se agota y se tienen que tomar decisiones fuertes porque no hay de otra. El control del estado se le fue de las manos.
No hay seguridad, no hay desarrollo, hay muchos problemas en el sector educativo y la imagen del gobierno del estado esta por los suelos, por la falta de resultados.
Aquí bien le aplicaría la siguiente frase “El que coloca los cimientos con anticipación podría colocarlos luego si tiene talento, aun con riesgo de disgustar al arquitecto y de hacer el edificio“, retomada de la magistral obra escrita hace más de 500 años, El Principe de Nicolás de Maquiavelo.
Para enderezar el barco, se tiene que elegir a mejores perfiles, el pueblo de Aguascalientes te lo demanda, los hilos del control no los tiene el Ejecutivo y con ocurrencias y remedos no se llegará a buen puerto.
Es ahora o nunca, porque las promesas que ya varias no serán cumplidas, dicho por el propio gobernante que tarde se dio cuenta que no es lo mismo hablar que hacer, aun así tiene todavía cierta simpatía popular, capital que le debe de servir para sacar adelante esta tierra donde vivimos y tributamos, sufrimos y gozamos, aunque las molestias de la inseguridad azotan en todos los niveles.
Llegó el tiempo de por lo menos ver que se tiene idea de donde están parados y dejar de hablar para salir del paso.
Es hora de cumplir lo prometido, de sentar bases para lo proyectado, porque de lo contrario este será sin duda el peor sexenio de los últimos cinco o más, aunque hubo algunos con claroscuros que podrían salvarse de panzazo en la calificación final en detrimento de sus habitados.
Es la hora de ser y hacer valer la autoridad, un manotazo en la mesa nunca está demás. Hay que acabar con las autocomplacencias que no sirven en lo absoluto.
Restan casi 5 años para ejercer un gobierno que esté a la altura de las expectativas, más allá si se tiene un sueño de seguir en la política y si no para dar un cerrojazo con broche de oro a la misma, por el bien suyo y de los cientos de miles que esta tierra habitan.
No hay más, que salgan los que tienen que salir y que lleguen los que tienen y deben estar.
La vida se juzga ya sea por los hechos o por la falta de ellos y el espacio para dar largas o pretextos se terminó.