La Jornada
Guadalajara, Jal.- Cada cuatro años, en época del Mundial de futbol, Eduardo Galeano colgaba un cartelito en la puerta de su casa que decía: cerrado por mundial y lo protegía de las inclemencias del tiempo con plástico.
Y durante todo un mes se dedicaba a una de sus pasiones: el futbol. Publicó El fútbol a sol y sombra y ahora Siglo XXI Editores lanza un nuevo ejemplar con textos de Galeano dedicados a ese deporte, muchos dispersos en otros libros, diarios y revistas.
Cerrado por fútbol muestra que la obra de Galeano, fallecido el 13 de abril de 2015, sigue en desarrollo, afirma Carlos E. Díaz, director de Siglo XXI en Argentina. El compromiso que asumí con Eduardo como editor es mantener viva su obra, su trabajo, desde la convicción de que hay algo ahí, valioso y bueno. Confío que con los años, y sin ningún tipo de apuro, podamos ir rescatando alguno de estos libros que han quedado un poco en el olvido, como los que escribió sobre Guatemala y China; hacer ediciones críticas, con buenas presentaciones que den un contexto para los lectores nuevos.
Aquí está, por ejemplo, el discurso que pronunció en la apertura del Congreso de Deportes Play de Game, en Copenhague, en 1997, que tituló El fútbol, entre la pasión y el negocio, y textos que fueron publicados en otros libros como Días y noches de amor y de guerra, Ser como ellos, Bocas del tiempo, Los hijos de los días y El cazador de historias, o bien medios como Brecha, Página 12, y esas palabras de Copenhague salvadas por su amigo Ezequiel Fernández Moores.
Balompié y política
“Eduardo –prosigue Carlos E. Díaz– era un escritor muy particular, porque tiene múltiples lectores: mucha gente joven se mete en el mundo de la literatura o de la política a través de la obra de él; personas que comparten un costado más liviano que se queda con unas partes más aforísticas de su obra, que le gusta muchas cosas que circulan por Internet, gente con una mirada más profunda y compleja, docentes que utilizan su obra para enseñar en el colegio de manera más original, más allá de los libros de texto.
“Pero también hay un tipo de lector que son los amantes del futbol, o la gente y muchos intelectuales a los que les gusta el futbol y la política. Eduardo escribió ese gran libro que es El fútbol a sol y sombra, pero antes y después había escrito un montón sobre futbol porque era algo que lo apasionaba.
“Escribía en periódicos, revistas, en sus propios libros; en todos sus libros aparece el futbol, entonces hicimos un gran trabajo de rastreo de todo ese material para ver si había algo realmente valioso.
Hicimos una primera lectura con la finalidad de ver si había algo y nos dimos cuenta de que teníamos un libro completo, y nos agregaron más material, mucho material raro, que se iba a perder definitivamente o a quedar por ahí volando y armamos este librito que para mí quedó precioso y me parece que es un muy buen libro.
–Es un libro sobre futbol, pero Galeano cuando hablaba de este deporte hablaba del mundo.
–Una de las cosas que rescatamos es un texto de la década del 60 que armó una antología de textos, de grandes autores hablando sobre futbol, y él, en la presentación, se disculpaba un poco y decía bueno, para la izquierda, para el mundo intelectual el futbol está muy mal visto, es lo que nos distrae de la revolución, y creo que esto es un tema que es pasión de multitudes y que hay que abordarlo de otra manera y que es absolutamente compatible con una vida digna, con tener inquietudes, con querer mejorar el mundo.
“Efectivamente, lo que ha unido a Eduardo con el futbol es precioso, porque ves que lo que hay en él no es fanatismo; era un fanático del futbol en general, no de su equipo de Uruguay o el Nacional, lo era del buen futbol, de los buenos jugadores.
“Nos dice que el futbol nos atraviesa tan profundamente en nuestras vidas que aparece la política, la miseria, el racismo, la xenofobia, la discriminación a las mujeres. Todos los grandes temas que tocan a nuestras sociedades hoy se ven reflejados en el futbol.
Sus textos están atravesados por la historia, por la política, tienen sensibilidad. Te pasean un poco por toda la historia, porque de golpe te encuentras en Guatemala en la década del 70 y tres páginas más adelante estás hablando del Mundial de Brasil.
Leer sin necesidad de ser fanático
Para leer Cerrado por fútbol, añade Carlos E. Díaz, no hay que ser un fanático de ese deporte, creo que es un libro hasta para usarse en las escuelas, para los jóvenes, porque a través del futbol, que puede ser su pasión, pueden meterse en un mundo mucho más grande.
Es, además, un complemento perfecto para El fútbol a sol y sombra porque con éste la obra de Eduardo en lo relativo al fútbol queda redondeada. La obra de Eduardo no sé cuándo se va a cerrar, porque fue un tipo muy prolífico, desde muy jovencito, muy jovencito, sabes que se dedicó a escribir, dirigió revistas, periódicos. Gran parte de su obra está dispersa y hay otra que quedó un poco olvidada por él, porque algunos libros ya no los quería reimprimir.
Sin embargo, el editor no cree posible encontrar inéditos. Quizá aparezcan textos perdidos en la prensa, o como ocurrió con el discurso de Copenhague que Ezequiel guardó en un cajoncito.