Alejo Sánchez Cano / El Financiero
En el cuartel general de Morena se han encendido los focos rojos y se han apagado las risas que se mantenían tras las victorias en cuatro estados el pasado 5 de junio. La posibilidad de perder el bastión sagrado de la izquierda, la Ciudad de México, cada vez se ve más real. La oposición a Morena tendrá en 2024 la enorme oportunidad de arrebatarle la capital del país, gobernada por la izquierda desde el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en 1997.
La más reciente encuesta publicada por El Financiero refleja la caída de Morena en las preferencias electorales de la Ciudad de México, y coloca a la alianza opositora conformada por PRI, PAN y PRD por encima del partido oficial.
Esto no había ocurrido desde 1997. No ocurrió en la minigestión de Rosario Robles, ni en la de Marcelo Ebrard. Tampoco ocurrió en la desastrosa administración de Miguel Ángel Mancera. Ocurrió en la gestión de la jefa de Gobierno que hoy aspira a ser presidenta de la República: Claudia Sheinbaum.
Sheinbaum ha sido resucitada políticamente en distintas ocasiones. Quizá la más grave y evidente fue cuando en mayo de 2021 se derrumbó un tramo elevado de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, causando la muerte de 26 personas e hiriendo a otras cien. El derrumbe ocurrió un mes antes de las elecciones intermedias, que ya reflejaron el desencanto de los capitalinos con el gobierno de Morena, y en las que, de acuerdo con versiones periodísticas, grupos de la delincuencia organizada operaron a favor del partido guinda en Tláhuac e Iztapalapa, lo que evitó que Morena perdiera esas demarcaciones. La acción de estos grupos delincuenciales fue una bocanada de oxígeno para Sheinbaum, pues lo que se preveía era una derrota, principalmente en Tláhuac, donde ocurrió la tragedia de la Línea 12.
La disminución de los votos a favor de Morena en la CDMX en la elección del año pasado fue evidente. De hecho, el partido oficial perdió en la mayoría de las alcaldías de la CDMX. El rechazo de los capitalinos a Morena y a Sheinbaum ya era claro. Después vino la votación para la revocación de mandato, en la que Sheinbaum tampoco pudo ofrecer buenos resultados, pues la Ciudad de México fue una de las entidades con menor participación ciudadana.
El presidente Andrés Manuel López Obrador intentó levantar la popularidad de Sheinbaum con giras y eventos en la capital. Incluso, en alguna ocasión llevó a cabo su conferencia de prensa mañanera en el Palacio del Ayuntamiento, sede del Gobierno de la Ciudad de México, intentando fortalecer la imagen de la jefa de Gobierno.
López Obrador también lo ha intentado por la vía de los otros datos, asegurando que la Ciudad de México es una de las más seguras del país, y más, incluso, que Nueva York. Lo cierto es que delitos como el narcomenudeo, la extorsión mediante el cobro de piso y el robo a casa habitación han aumentado como nunca. Los delitos de alto impacto tampoco han registrado bajas, y la Ciudad de México no se ubica entre las más seguras del país.
La ineficacia política de Sheinbaum la hundió y hoy ya no es la favorita para obtener la candidatura presidencial de Morena. Hoy el favorito es Adán Augusto López. Sheinbaum está a punto de convertirse en quien le regrese el poder a quienes gobernaron la capital hasta 1997.
La más reciente encuesta de El Financiero desnuda a Sheinbaum como una política que tiene como único mérito ser cercana al presidente.