Redacción
Hay obras que son populares incluso entre personas sin amplios conocimientos de arte. Una de ellas es el David, de Miguel Ángel Buonarroti, uno de los artistas cumbres del Renacimiento italiano. Esta escultura es icónica y ejemplo de la perfección estilística de su creador.
Antes de que Miguel Ángel hiciera la obra, hubo otros dos artistas a los que se les encargó: Agostino di Duccio y Antonio Rossellino, pero ninguno llegó muy lejos en su realización ante lo colosal de la empresa.
Años más tarde, el Gremio de Comerciantes de Lana quiso revivir el proyecto abandonado y se puso a buscar un artista. La losa de mármol se había deteriorado durante años a la intemperie. Finalmente, Miguel Ángel se presentó a la edad de 26 años con el propósito de encargarse de la escultura.
Fue un 13 de septiembre de 1501 cuando Miguel Ángel comenzó precisamente la realización de la pieza de mármol que lo inmortalizaría como uno de los grandes creadores de todos los tiempos. El enorme bloque con el que se hizo el David se extrajo en 1466, nueve años antes de que naciera Miguel Ángel.
La creación de esta escultura fue en un sólo bloque de mármol, entre 1501 y 1504. Se sabe que Miguel Ángel trabajó en completo secreto. Para ello mandó poner una especie de muros alrededor de la obra para que nadie lo molestara. No le gustaba nada que le observaran mientras trabajaba.
En un inicio, la escultura estaba destinada a estar en el techo de la Catedral de Santa María del Fiore en Florencia, pero su peso (casi seis toneladas) hizo imposible levantarla. Debido a ello se trasladó al Palazzo della Signora hasta que se reubicó de manera definitiva a la Galleria dell´Academia en 1873.
La estatua del David tardó cuatro días en ser trasladada en un carro especialmente construido para ello, y la inauguración tuvo lugar el 8 de septiembre de 1504. Entre los dignatarios reunidos para la ocasión se encontraba el alcalde de Florencia, Vasari Pier Soderini, que se quejó de que la nariz del David era “demasiado gruesa”.
El significado del David es el siguiente: representa a la figura bíblica del rey David que acabó con el gigante Goliat al golpearlo en la cabeza con una piedra arrojada con una honda. Esto siempre ha tenido el simbolismo del triunfo de la inteligencia sobre la fuerza.
La detallada anatomía y su postura son ejemplo de los cánones de belleza que se veneraban en la época; las venas de las manos, la perfección de los pies, la tensión de los músculos y el gesto de la cara nos cautivan y nos hacen maravillarnos con el dominio de Miguel Ángel sobre la anatomía humana.
Hay varias réplicas de la obra repartidas por el mundo; una de las más notables es la copia en yeso que se puede admirar en el “Victoria & Albert Museum” de Londres.
Con información de Muy Interesante