Gilberto Valadez
Aguascalientes, Ags.- Ubicado como un símbolo del futbol mexicano en la década de los setenta y principios de los 80´s el aguascalentense Pilar Reyes fue objeto de un homenaje en vida por los Tigres, el club profesional donde fue más reconocido.
Cancerbero y hasta fugaz delantero, el nombre de Pilar Reyes fue el sexto que ha sido incluido en el denominado Anillo de leyendas dentro del Estadio Universitario de la capital de Monterrey, en una reciente ceremonia efectuada durante un juego oficial.
También arquero en una copa mundial, curiosamente su historia estuvo a punto de no darse debido a una fractura en su primer entrenamiento cuando jugaba en San Luis.
De Aguascalientes para el mundo
Nacido el 12 de octubre de 1955 en esta ciudad capital, de una familia de ferrocarrileros, José Pilar Reyes Requenes logró debutar como portero en tercera división con las Cebras de Aguascalientes, donde llegó a ser entrenado por Pedro Nuño. En aquel club, fue observado por Arturo Mendoza, auxiliar técnico del Santos de San Luis que militaba en segunda división y eran dirigidos por el uruguayo Carlos Miloc.
El llamado Tanque pidió probar al portero aguascalentense, quien irónicamente sufrió una fractura en la mano durante un entrenamiento en el estadio Plan de San Luis. Pero lo que había demostrado llamó tanto la atención de Miloc, quien ordenó la contratación del novel guardavallas. Los Santos alcanzarían el ascenso a Primera División en la campaña de 1976.
Tras el éxito, Miloc fue contratado por los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León e invitó a Pilar Reyes para sumarse a la plantilla norteña que vivió sus mejores años en la década de los setentas, conquistando el campeonato en la temporada de 1977-78 a costillas de los Pumas.
Sube Pilar Sube
Reyes ganó notoriedad en el medio futbolístico mediante el grito “Sube, Pilar, sube”, generado en el Estadio Universitario de los Tigres, debido a su persistencia en salir del área grande y jugar el balón con los pies.
De acuerdo a una entrevista que brindó al portal Recuerdos y anécdotas del futbol de antaño, la exclamación surgió durante un partido contra los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, en el Universitario, donde tras encontrarse abajo por la mínima, el portero tomó un balón tras un despeje y logró driblar a dos rivales para después dar un pase que terminó en el gol del empate. Una jugada similar en donde también recuperó el esférico, culminaría luego en el gol del gane. A partir de aquel momento, Pilar Reyes era animado por sus aficionados para salir del área al grito de “Sube, Pilar, sube”.
Los felinos, ahora dirigidos por el peruano Claudio Lostaunau, estuvieron cerca de un nuevo título ante el histórico Cruz Azul de los setentas. El juego de ida en la final de la campaña 1979-80 lo ganó la Máquina por la mínima en Monterrey, en tanto que la vuelta concluyó con un apurado empate a tres goles. Pero la anécdota la generó Pilar Reyes, siendo habilitado como delantero y puso un pase de taconcito para gol. Aunque sería insuficiente para cambiar el marcador.
“Empatamos”
El nacido en Aguascalientes fue elegido por el técnico José Antonio Roca para ser el portero de la selección nacional de cara al Campeonato Mundial de Argentina 78; un certamen ensombrecido debido a la dictadura militar que ese tiempo asolaba al país sudamericano.
El Tri debutó con lo que parecía un triunfo seguro ante su similar de Túnez. México se fue al descanso del primer tiempo ganando por la mínima tras gol del capitán Arturo Vázquez Ayala. Sólo que los tunecinos respondieron con tres bombazos en la portería de Reyes para una inesperada derrota de 1-3.
En su segundo desafío, los mexicanos enfrentaron al campeón vigente Alemania Occidental, que le pasó por encima al seleccionado nacional. Pilar Reyes volvió a ser batido en tres oportunidades, pero ni siquiera pudo concluir el juego debido a una lesión después de un choque con el delantero teutón Karl Heinz Rummenigge y tuvo que ser sustituido por Pedro Soto.
Reyes se quedó en el vestidor, ajeno del resto del juego, aunque sí escuchó otros tres gritos de gol que generó la tribuna. Cuando finalizó el encuentro, Pedro Soto se acercó a Reyes para anunciarle un empate.
– Sí, te metieron tres a ti y tres a mí- respondió Soto con ironía.
México acabó en último lugar del torneo, después de perder su último juego ante Polonia 1-3.
Regreso a casa
Después de su paso por los Tigres, el portero desfiló en escuadras como Tampico Madero, Irapuato y hasta una campaña con los Rayados de Monterrey.
Aparentemente retirado, para la década de los noventas, Pilar Reyes tuvo una nueva oportunidad con un club de su ciudad natal. En 1994 surgió la categoría denominada Primera División A, categoría de plata frente al máximo circuito, y Aguascalientes tuvo a un representativo llamado Halcones, que apenas duró en su campaña de debut.
Ya radicado en San Luis Potosí, también tuvo una breve oportunidad como técnico del Real San Luis, en la máxima categoría. Pero en Monterrey no le olvidan y recientemente fue incluido en el llamado Anillo de leyendas, del Estadio Universitario, donde unió su nombre con varios de sus ex compañeros como Tomás Boy, Manuel Azuara y el técnico que le dio su gran oportunidad Carlos Miloc.