Máquinas del tiempo que nunca podremos construir

Redacción
EEUU.- La teoría de Einstein nos permite viajar alrededor de un cuerpo extremadamente denso permite ir hacia atrás en el tiempo. Así, en 1976 Frank Tipler -siguiendo las ideas de W. J. van Stockum de 1937- propuso como máquina temporal un inmenso cilindro macizo cuya superficie rotase a la mitad de la velocidad de la luz. La distorsión gravitatoria cerca de él sería tan grande que un astronauta viajaría hacia su pasado simplemente orbitando alrededor siguiendo el sentido de giro o al futuro si se moviese en sentido contrario.
En 1991 J. Richard Gott propuso utilizar las teóricas ‘cuerdas cósmicas’ como elementos de su máquina. Hace unos cuantos años las cuerdas cósmicas eran unas estructuras que estaban muy de moda entre los cosmólogos. Son hipotéticos desperdicios de aspecto filamentoso y de una densidad inimaginable -un centímetro pesaría cien billones de toneladas- producto de las peculiares condiciones físicas que el universo tuvo tras la Gran Explosión. Gott descubrió que dos cuerdas cósmicas rectas que se acercaran una a la otra a velocidades muy cercanas a la de la luz permitirían viajar al pasado simplemente orbitando alrededor de ellas.
El universo como máquina del tiempo
Una década antes, Mike Morris y Kip S. Thorne primero y junto a Ulvi Yurtsever después, encontraron que una civilización avanzada podría viajar en el tiempo si construyera y mantuviera estable un agujero de gusano -esos túneles que supuestamente conectan los agujeros negros de nuestro universo como una red de metro- siempre y cuando una de las ‘bocas’ se moviera a gran velocidad respecto de la otra.
Pero la propuesta más asombrosa fue la del genial matemático Kurt Gödel en 1949. Gödel encontró que el propio universo sería una gigantesca máquina del tiempo si girase sobre sí mismo una vez cada 70 000 millones de años: sólo deberíamos irnos lejos de la Tierra y regresar. El problema es que esta máquina requiere un universo que no esté en expansión.
Pero, ¿se puede viajar en el tiempo?
A pesar de que el viaje en el tiempo significa una ruptura total de la causalidad, no existe ninguna ley que prohíba la existencia de máquinas del tiempo, bautizadas por el físico Kip S. Thorne como Curvas Temporales Cerradas (CTC).
Las contradicciones de los viajes en el tiempo son innumerables. Si en la película Terminator el cyborg hubiese matado a la madre del líder de la revolución, entonces no hubiese sido necesario enviar a ningún robot desde el futuro. Y si no lo hubiesen enviado, la madre no habría muerto y el niño habría nacido. Para salvar tales paradojas, los físicos Novikov, Thorne, Morris, Friedmann, Echeverría, Klinkhammer y Yurstever propusieron en 1990 el Principio de Autocoherencia: el Universo permite la existencia de máquinas del tiempo siempre que el Universo sea globalmente autocoherente. Si decides matar a tu madre, no podrás hacerlo: la pistola se encasquillará, o fallarás el disparo…
Múltiples posibilidades para una misma historia
Pero no todo va a ser tan sencillo. La existencia de CTC y el principio de autocoherencia permiten la existencia de múltiples historias que son compatibles con las leyes de la física, y por tanto, igualmente posibles. Echeverria y Klinkhammer demostraron que la máquina del tiempo permite la existencia de un número infinito de posibilidades para una misma historia, algo que echa por tierra la física clásica. Para ella, por ejemplo, sólo existe una posible trayectoria para el movimiento de una bola de billar; sin embargo con una máquina del tiempo existen infinitas, todas igualmente válidas.
¿Nos lleva esto a paradojas irresolubles? No. Klinkhammer y Thorne han encontrado, aplicando la mecánica cuántica (la parte de la física que estudia los átomos y el mundo subatómico), que cada una de esas trayectorias tiene una cierta probabilidad de que suceda. No se puede decir cuál de ellas ocurrirá, pero unas tendrán más posibilidades que otras. Así, si cierta trayectoria de una bola de billar tiene un 48% de posibilidades de que ocurra y otra un 52%, de cien veces que la golpeemos con el taco 48 irá por un camino y 52 irá por otro.
Policías temporales
Resulta obvio que este tipo de juegos probabilísticos no es del agrado de muchos físicos. Así que, ¿por qué no negar la mayor? Eso es lo que hizo Stephen Hawking. Para él debe existir una especie de censura temporal, que llamó Protección Cronológica, que impide la aparición y creación de máquinas del tiempo. Utilizando argumentos cuánticos Hawking sospecha que, si un aparato fuera a convertirse en máquina del tiempo, aparecerían una serie de inestabilidades que circularían por ella y la destruirían. Curiosamente, el argumento más poderoso esgrimido por Hawking contra las máquinas temporales es que si se pudieran construir hoy estaríamos invadidos por turistas del futuro.

*Información de Muy Interesante.