Redacción
El cambio climático está provocando el derretimiento de las masas de hielo en Groenlandia y la Antártida, lo que hasta ahora no era novedad. Sin embargo, dos nuevos estudios publicados este lunes aseguran que este fenómeno está causando que el nivel del mar aumente y grandes masas de agua se desplacen desde las regiones polares hacia las ecuatoriales. Esta redistribución de masa afecta a la rotación de la Tierra, provocando que los días se vuelvan más largos.
“Es como cuando un patinador artístico hace una pirueta: primero con los brazos pegados al cuerpo y luego estirándolos. La rotación, que inicialmente era rápida, se vuelve más lenta porque las masas se alejan del eje de rotación, aumentando la inercia física. En física, hablamos de la ley de conservación del momento angular, y esta misma ley también rige la rotación de la Tierra.
Si la Tierra gira más lentamente, los días se hacen más largos. Por lo tanto, el cambio climático también está alterando la duración del día en la Tierra, aunque solo sea mínimamente”, ilustra Benedikt Soja, catedrático de Geodesia Espacial en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.
Con el apoyo de la NASA, los investigadores del grupo de Soja han publicado estas investigaciones en Nature Geoscience y Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Los estudios demuestran que el cambio climático está aumentando la duración del día en unos pocos milisegundos debido al flujo de agua desde los polos hacia latitudes más bajas, lo que ralentiza la velocidad de rotación.
Otra causa de esta ralentización es la fricción de las mareas, causada por la acción de la Luna. Sin embargo, los nuevos hallazgos sugieren que si los seres humanos siguen emitiendo gases de efecto invernadero, esto tendrá una mayor influencia en la velocidad de rotación de la Tierra que el efecto de la Luna, que ha determinado la duración del día durante miles de millones de años. “Los seres humanos tenemos un mayor impacto en nuestro planeta del que creemos. Y esto nos impone una gran responsabilidad por el futuro de nuestro planeta”, sostiene Soja.
Los cambios de masa en la superficie y en el interior de la Tierra provocados por el derretimiento del hielo también modifican el eje de rotación. Los investigadores pueden observar este movimiento polar, que puede alcanzar unos diez metros cada cien años. Además del derretimiento de las capas de hielo, los movimientos en el interior de la Tierra y los flujos de calor en el núcleo exterior de la Tierra también influyen.
En el modelo más completo realizado hasta la fecha, Soja y su equipo han demostrado cómo el movimiento polar es el resultado de procesos en el núcleo, el manto y el clima en la superficie. “Por primera vez, presentamos una explicación completa de las causas del movimiento polar de largo período. Ahora sabemos por qué y cómo el eje de rotación de la Tierra se mueve en relación con la corteza terrestre”, detalló Mostafa Kiani Shahvandi, autor principal del estudio.
Un hallazgo destacado es que los procesos sobre y dentro de la Tierra están interconectados. “El cambio climático está haciendo que el eje de rotación de la Tierra se mueva, y parece que la retroalimentación de la conservación del momento angular también está cambiando la dinámica del núcleo de la Tierra”, explica Soja. “El cambio climático podría incluso estar afectando a los procesos en el interior de la Tierra y tener un alcance mayor de lo que se suponía anteriormente”, agrega Shahvandi. Sin embargo, los expertos consideran que estos efectos son menores y es poco probable que representen un riesgo.