Podrán trabajar empleados de McDonald’s en Japón con el pelo azul

Redacción 

Japón enfrenta una crisis laboral marcada por la escasez de trabajadores en un contexto demográfico alarmante. 

Con una población envejecida y una baja tasa de natalidad, las empresas japonesas están luchando por encontrar empleados y adaptarse a las necesidades del mercado laboral. Una de las soluciones más innovadoras proviene de McDonald’s, que ha decidido flexibilizar sus estrictas normas sobre la apariencia de los empleados, permitiendo que estos lleven el cabello teñido en colores no naturales.

Hasta ahora, McDonald’s en Japón requería que sus trabajadores mantuvieran un aspecto “natural”, lo que incluía una restricción sobre el color del cabello. Sin embargo, la necesidad de atraer más empleados ha llevado a la cadena de comida rápida a cambiar su política en un esfuerzo por fomentar la diversidad y mejorar el entorno de trabajo. El primer establecimiento en probar esta medida fue en Osaka, donde se permitió a los empleados teñirse el cabello en colores de su elección.

El resultado de esta prueba ha sido notable: en abril, el restaurante de Osaka reportó un incremento del triple en la contratación de nuevos empleados en comparación con el año anterior. Este cambio se suma a otra medida tomada en agosto de 2021, cuando McDonald’s comenzó a permitir que los empleados se dejaran crecer la barba, considerando factores como la religión.

En Japón, las normas laborales en torno a la apariencia física son notoriamente estrictas. En muchas empresas, especialmente en sectores tradicionales como el financiero o grandes corporaciones, se espera que los empleados mantengan una apariencia conservadora y profesional, lo que incluye peinados sencillos y colores naturales. Para los hombres, se recomienda llevar el cabello corto y bien peinado, mientras que a las mujeres se les sugiere evitar estilos extravagantes. En ese contexto, el cabello teñido en colores llamativos ha sido históricamente mal visto.

Sin embargo, la necesidad de reformar estas políticas es evidente. Japón enfrenta una crisis de mano de obra debido a su envejecimiento demográfico: más del 28% de la población tiene más de 65 años. La falta de jóvenes que ingresen al mercado laboral ha generado escasez en sectores clave como la manufactura, la construcción y el cuidado de ancianos. Ante esta presión, las empresas han tenido que adaptarse, flexibilizando sus normativas para atraer nuevos empleados y hacer frente a la falta de mano de obra.

Con información de: Xataka