Gabriel Soriano
Aguascalientes, Ags. – Se avecina una burbuja inmobiliaria en nuestra entidad, luego de que las viviendas ya son poco accesibles para los mismos oriundos del estado. Urge que se establezcan regulaciones y se den alternativas para los trabajadores, destacó Francisco Araiza Méndez, líder sindical de la Federación de Sindicatos de Trabajadores del Estado de Aguascalientes (FEDESA).
“Tiene que haber una desaceleración en el tema de la burbuja inmobiliaria. Tristemente, llegaron inmobiliarias que inflaron el costo en Aguascalientes; es increíble que de 5 años para acá las viviendas hayan duplicado el costo. Se deben establecer políticas públicas para que se impida que siga creciendo tanto”, declaró.
Estimó que el costo promedio de las casas ha superado los dos millones de pesos, siendo esto inaccesible para muchos trabajadores que buscan adquirir una propiedad. “Las viviendas ahorita en el estado están por encima de los 2 millones de pesos, y para un crédito de 20 años se necesitarán pagos mensuales de 20 mil pesos. ¿Quién del público puede pagar eso?”, cuestionó Araiza Méndez.
En ese sentido, destacó la falta de opciones de vivienda popular, ya que esta opción ha dejado de ser de interés para el sector privado.
Además, sugirió que se deben crear políticas públicas que promuevan la construcción de viviendas accesibles con costos menores al millón de pesos y tasas de interés por debajo del TIE (Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio). “Es necesario forzar a que tanto el sector público como Infonavit y otros organismos ofrezcan viviendas a precios accesibles”, afirmó.
Por otro lado, destacó que, con base en la situación económica actual, las rentas son una opción más asequible que las hipotecas, incluso con el apoyo de instituciones públicas. “Las rentas están por debajo de los cinco mil pesos, mientras que las hipotecas superan los quince mil pesos. Desde un punto de vista financiero, no es el mejor momento para comprar una vivienda”, aconsejó.
Finalmente, advirtió que si no se regulan los precios de la vivienda, Aguascalientes podría convertirse en una ciudad inaccesible para sus propios habitantes, quedando reservada solo para quienes vienen de fuera con mayores recursos económicos. “Se va a convertir en una ciudad para gente externa, para empresas privadas con sueldos elevados, lo que podría llevar a una desigualdad y afectar la calidad de vida de los aguascalentenses”, concluyó Araiza Méndez.