Redacción
Dos años después de que Elon Musk adquiriera Twitter, ahora rebautizada como X, la plataforma enfrenta una crisis marcada por el éxodo de usuarios y anunciantes. Este fenómeno, potenciado por la polarización que ha generado el magnate con su apoyo abierto a Donald Trump, ha beneficiado a otras plataformas como Threads, Bluesky y Mastodon.
Desde su transformación en “X”, la red social ha visto una drástica disminución en ingresos publicitarios y una pérdida de valor estimada en más del 50%. Musk, quien adquirió la plataforma por 44 mil millones de dólares, la ha descrito como un proyecto para convertirse en una “app para todo”, similar a WeChat en China. Sin embargo, ese objetivo sigue siendo lejano, mientras que la compañía lidia con deudas crecientes y una caída en su prestigio.
Las cifras confirman el impacto de las alternativas. Bluesky, respaldada originalmente por Jack Dorsey, reportó 700 mil nuevos usuarios tras las elecciones presidenciales de este mes, alcanzando 14.5 millones a nivel mundial. Mastodon, con su modelo descentralizado, pasó de 3.5 millones en 2022 a casi 9 millones este año. Threads, impulsada por Meta, ya presume de 275 millones de usuarios mensuales en octubre.
A pesar de la competencia, X sigue siendo relevante. Según cifras de abril de 2024, cuenta con unos 611 millones de usuarios activos al mes y continúa siendo un espacio preferido por instituciones y medios de comunicación para su difusión. Sin embargo, el crecimiento de otras plataformas amenaza con fragmentar su dominio.
Bluesky, creada como una red descentralizada, ha superado en tráfico diario a Threads, según Similarweb. Su ascenso también se refleja en las tiendas de aplicaciones, donde lidera las descargas tanto en App Store como en Play Store. Por su parte, Threads, desarrollada por Meta, se posiciona como la cuarta opción más descargada en Google Play.
Mientras estas plataformas ganan terreno, otras alternativas como Pebble y Post News han fracasado en su intento por consolidarse.
El futuro de X dependerá de cómo Musk maneje los desafíos financieros y la percepción pública, mientras nuevas redes sociales buscan capturar la atención de los usuarios descontentos con la plataforma que una vez dominó el microblogging.