24 Horas
Teléfono Rojo
Por José Ureña
A principios de 2012, en gira por Aguascalientes, Enrique Peña platicó con Lorena Martínez.
El diálogo fue más o menos el siguiente, según cuentan testigos:
–La gente te quiere mucho, Lorena. ¿Te gustaría ir al Senado?
–Se lo agradezco mucho, candidato (a la Presidencia de la República), pero yo quiero terminar mi periodo como presidenta municipal de Aguascalientes y le pido que me permita cumplir mi encomienda.
–Pero la gente te quiere…
–Sí, candidato. Se lo agradezco. Pero yo firmé 151 compromisos como candidata a alcaldesa de Aguascalientes y el primero de ellos fue precisamente que terminaría mi periodo constitucional.
–O sea…
–Lo firmé ante notario, mi candidato. La gente no quiere aventureros, políticos que buscan un cargo como escalón para ascender a otro y así ir con encomiendas inconclusas.
–Si así lo quieres, Lorena, cuando dejes la presidencia municipal hablamos.
Y sí, Peña cumplió.
En 2013, en cuanto entregó la alcaldía, Lorena tuvo un breve diálogo más con el ya Presidente y la despidió con una promesa:
–Pronto tendrás noticias.
Las recibió de Ildefonso Guajardo, secretario de Comercio, quien la llamó cuando ella, ya ex edil, cruzaba Los Andes en vacaciones con parte de su familia.
–¿Es urgente? –preguntó.
–No, a tu regreso hablamos –le contestó Guajardo.
De vuelta a la Ciudad de México, el secretario de Comercio le ofreció la Subsecretaría de Asuntos Internacionales.
–No es mi materia. Con gusto me incorporo al gobierno federal, pero quiero estar en México y hacer campaña en Aguascalientes para ser gobernadora.
–Bueno… pues en días estará acéfala la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
–Perfecto. Hace más de 20 años fui delegada y conozco la Profeco por dentro.
Así llegó a la Procuraduría, de donde salió para ser candidata a gobernadora de Aguascalientes contra la voluntad de Carlos Lozano.
Está a horas o días de oficializarse su postulación y, salvo una catástrofe, exactamente a seis meses de ganar porque tiene las tendencias a su favor.
González Zarur gana contra pronóstico
Si Carlos Lozano es un apestado en el poder y en Aguascalientes, no sucede lo mismo con Mariano González Zarur en Tlaxcala.
Además de no ser consultado para proyectar a su sucesora, Lozano está advertido de no jugar en contra y, dada su aversión a Lorena Martínez, será vigilado para evitar jugadas como la de Mario Anguiano en Colima.
En contraste, González Zarur está exultante.
Peleó por impulsar a uno de los suyos y lo consiguió. Lo narramos así el 24 de diciembre pasado, cuando dimos un panorama de las tendencias en los once estados donde faltaban candidatos priistas:
“El tlaxcalteca Mariano González Zarur también ha sido consultado y, nada extraño, se inclina por dos hombres a fin de marginar a la priista mejor colocada en las encuestas, Guadalupe Sánchez.
“–Marco Antonio Mena o Noé Rodríguez –recomienda”.
Pues bien, ya es el primero y Marco Antonio Mena juega con los momios a favor: Manlio Fabio Beltrones le ha garantizado la suma de los aspirantes dejados en el camino y enfrente no tendrá la alianza de panistas y perredistas.
Suya será la culpa si no gana.
La amenaza incumplida de Agustín Basave
En diciembre, cuando el perredista Agustín Basave creía tener el control de su partido y de las negociaciones para aliarse con Acción Nacional (PAN), prometió renunciar si no había alianza en Tlaxcala.
Hoy, ya avanzado el año nuevo, esa posibilidad está rebasada legalmente y él no ha vuelto a mencionar la posibilidad de irse del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Le queda un consuelo: el presidente panista Ricardo Anaya todavía espera éxito donde hay abierta oposición de militantes de una y otra organización a esa sociedad antinatura.
Si prosperaran sus arreglos, en el caso de Tlaxcala irían con candidaturas comunes, con el riesgo de no ver frutos mayores en las urnas porque los ciudadanos se confunden con las boletas.