Redacción
Aguascalientes.- Los incrementos en las gasolinas y ahora la luz, dejan en evidencia que la Reforma Energética que tanto presumió el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue una tomada de pelo a los mexicanos, una estrategia electorera que vendió en su momento para que fue aprobada.
Así lo manifestó el Presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Emanuelle Sánchez Nájera en su tradicional encuentro con medios de comunicación este día, el líder del sol azteca en la entidad, recriminó severamente que el tricolor se burlara de los electores por venderles una promesa la cual no ha podido cumplir “¿recuerdan cuantas veces se nos dijo que con esa medida disminuirían los costos de los energéticos?”.
Hoy por hoy la mentira salta a la vista de todos, todo fue un engaño, una vil estrategia para privatizar servicios, dejan muy en claro que su Gobierno es irresponsable y que la estrategia fue fallida e incompetente, agregó en rueda de prensa, Sánchez Nájera.
Añadió que desde el PRD, siempre vieron un uso electoral, un juego estratégico y perverso con los precios de los energéticos cuya finalidad es privatizarlos, se burlan de la gente cuando llevarán a su máximo el costos de los combustibles para que cuando lleguen las inversiones extranjeras, ofrezcan cinco centavos menos el producto y con ello digan que son precios competentes.
“La realidad es que de todas formas vamos a comprar caro, la Reforma Energética y sus anuncios pomposos acompañados de Acción Nacional, fue una burla a la inteligencia del ciudadano, no habrá beneficios para los mexicanos, prueba de lo anterior es que en el caso de la luz, ahora hasta los del consumo mínimo pagarán más”, reprochó el dirigente perredista.
Sobre quienes piden no achacar al PRI el costo de esa Reforma, Emanuelle Sánchez, sentenció que al ser ellos los principales promotores ahora deben asumir esa responsabilidad “claro que son ellos los culpables, el PRI vendió la Reforma Energética como propia y ahora debe responder y asumir los costos políticos