Así fue la triste historia previa a la muerte de Marilyn Monroe

Redacción

La madrugada del 5 de agosto de 1962, Marilyn Monroe fue encontrada muerta a la edad de 36 años.

Aunque fue una de las figuras más reconocidas en todo el mundo, no la vida feliz que todos imaginan. Antes de casarse con el beisbolista Joe DiMaggio, había contraído matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller, mantuvo una amistad con Frank Sinatra y se rumoró sobre una aventura con el presidente John F. Kennedy.

Nacida el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles, California con el nombre de Norma Jeane Mortenson, el picante aspecto exterior de Marilyn Monroe escondía una recóndita fragilidad interior y una lucha permanente contra el consumo de sustancias. Esto, de hecho, fue el resultado de una complicada niñez que en gran parte la estrella pasó en varios orfanatos.

Era claro que su ambicioso sueño de crecer para ser rica y famosa había merecido la pena, aunque la sombra de sus difíciles días de juventud siempre estuvo presente. Perseguida por un estado emocional cambiante y complicado, la joven estrella solía recurrir a las drogas y el alcohol para mitigar temporalmente su ansiedad y depresión.

Ocasionalmente, los hábitos de Marilyn empezaban a influir en su trabajo. Sus continuos retrasos para asistir a las grabaciones, si es que lo hacía, junto con su incapacidad para recordar los libretos, provocaron el despido de su última película, Something’s Got to Give.

Si bien el actor Peter Lawford, el cuñado de John F. Kennedy, no se encontraba allí cuando Marilyn murió, fue él la última persona que habló con ella. Por teléfono, se despidió con lo que serían sus últimas palabras:

“Dile adiós a Pat (la esposa de Lawford). Dile adiós al presidente. Y despídete de ti mismo porque eres un buen tipo”

En la madrugada del 5 de agosto de 1962, el psiquiatra Ralph Greenson y el médico Hyman Engelberg, acudieron a la casa de la actriz en Los Ángeles en 12305 Fifth Helena Drive.

Eunice Murray, la ama de llaves de Marilyn desde hace varios años, se despertó a las 3:00 am y observó luz debajo de la puerta en el dormitorio de Marilyn. Voceó a la actriz para verificar que todo estuviera bien, pero ninguna respuesta y una puerta cerrada con llave la preocuparon.

Entonces llamó de inmediato a los médicos personales de la estrella.

Greenson consiguió llegar a su paciente rompiendo la ventana de la habitación. Encontró a Marilyn desnuda en la cama, empuñando un teléfono. El psiquiatra entendió muy rápido que había que enfrentar públicamente los hechos.

En el lugar, el médico declaró muerta a Marilyn Monroe sobre las 4:30 am y minutos más tarde avisó a la policía. Mientras tanto, Milton ‘Mickey’ Rudin, uno de los abogados de la actriz, comenzó a manejar las gestiones preliminares por teléfono. El encargado de relaciones públicas, Arthur Jacobs, que estaba para ese momento en un concierto en el Hollywood Bowl, llegó al sitio rápidamente.

Jacobs, muy conmocionado, se negó desde entonces a hablar de la muerte de Marilyn Monroe. Años después explicó que la escena en ese dormitorio era tan horrible que prefería no hablar de ella.

Cuando amaneció, el patio frontal de la casa estaba invadido por reporteros. El cuerpo de Marilyn fue llevado a la oficina del forense del condado de Los Ángeles para ser sometido a una autopsia. Ese mismo día, los resultados de toxicología dejaron ver un alto contenido de clorhidrato en su sangre, probablemente debido al consumo de pastillas para dormir y el Nembutal.

Sin embargo, en el certificado oficial de defunción, el forense dictaminó la muerte de Marilyn Monroe como un “probable suicidio”. Concluyó que los niveles de clorhidrato eran tan elevados que las píldoras para dormir debían haberse ingerido «en muy poco tiempo», aproximadamente en un minuto.

Probablemente la teoría de la conspiración más conocida, popularizada por el actor Gianni Russo, es que la muerte de Marilyn estuvo orquestada por Robert Kennedy. El motivo aquí aparentemente era proteger a John F. Kennedy del inminente hundimiento de su reputación en caso de que su aventura amorosa con la artista fuera expuesta al público.

Russo, quien presumió citas con Marilyn, dijo que Sam Giancana, un mafioso estadounidense y jefe de Outfit de Chicago, perseguía a la actriz para acorralar al presidente. El plan era filmar a la pareja y chantajear al mandatario para que invadiera Cuba y restituyera sus casinos a la mafia.

Al enterarse Marilyn del complot, amenazó con poner en conocimiento la situación ante los medios. Entonces Robert Kennedy ordenó su muerte, para borrar cualquier prueba.

Otros teóricos desconfiaban más de quienes controlaban la fortuna de Marilyn, por lo que sospechan que le inyectaron barbitúricos a propósito para conseguir acceso total al dinero de la actriz.

Fuera de eso, la mayoría concuerda con la versión de que la muerte de Marilyn Monroe probablemente se concretó mediante una inyección fatal, lo que respalda la falta de píldoras en su estómago y un pequeño y extraño hematoma en la parte inferior del cuerpo que nunca tuvo explicación.

Estaba también el tema del testamento y el misterio de cuantiosos documentos que fueron guardados en bolsas de compras y extraídos de la residencia de Marilyn por su gerente comercial, Inez Melson, dentro de los dos días posteriores a la muerte de la actriz. Estos movimientos se llevaron a cabo mientras la policía tomaba declaraciones.

Entre tanto, el testamento de Marilyn fue presentado para su legalización el 16 de agosto, en el cual se estableció un fideicomiso de cien mil dólares. Esto le concedió cada año a su madre $5000, a la viuda de su entrenador de actuación $2500, a su media hermana $10000, otros $10000 a su exsecretaria y $5000 al dramaturgo Norman Rosten.

Con información de Grandes Medios