Biofluerescencia: ardillas, loros y ranas que brillan

Redacción

El mundo de la naturaleza no deja de sorprendernos. Aunque quizá sabemos algunas cosas de su comportamiento y la vida que habita en ella, siempre podremos encontrar algo nuevo si prestamos más atención.

El investigador Jonathan Martín se encontraba explorando un bosque cercano a su casa en Wisconsion (EE.UU) durante la noche. En un momento se encontró con una pequeña ardilla y al iluminarla con su linterna, el animal se tiñó de rosa.

Fue entonces como se descubrió un total de tres especies de ardillas voladoras qe brillaban bajo lal uz ultravioleta, ahora conocidas como Galucomys sabrinus (ardilla voladora del norte), la G. volans (ardilla voladora del sur) y la G. oregonesis (ardilla voladora de Humboldt.

Pero las ardillas no son las únicas con esta brillante característica.

Al año siguiente, se confirmó también dicha característica en los, ya de por sí raros, ornitorrincos (Ornithorhynchus anatinus). Luego fue el turno de los wombats (Vombatus ursinus) y los demonios de Tasmania (Sarcophilus harrisii), que resplandecían en color azul.

En 2015, durante una de sus inmersiones nocturnas para rastrear animales en aguas de las islas Salomón, el biólogo David Gruber, del Baruch College (EE. UU), tuvo un encuentro sorprendente con una tortuga carey (Eretmochelys imbricata). Gracias a una cámara especial, que usaba luz azul artificial y filtro amarillo, el caparazón del reptil se reveló brillante, como si fuera un ovni verde y rojo en contraste con la oscuridad del agua. Fue el primer reptil registrado con esta característica.

Otro de los casos más famosos de biofluorescencia ocurre en los escorpiones. Todas las especies de este grupo brillan de color verde bajo la luz ultravioleta, gracias a ciertas moléculas presentes en su exoesqueleto. Dicha cualidad se conoce desde hace décadas y es utilizada para buscarlos en la naturaleza.

De forma análoga, en el reino vegetal, las plantas carnívoras del género Nepenthes se valen de señales olfativas para atrapar insectos. Al iluminarlas con luz ultravioleta, se descubrió que el engaño es todavía más persuasivo: los bordes de las trampas emiten fluorescencia azul que resulta atractiva para los ingenuos artrópodos.

También se han encontrado casos de fluorescencia en animales marinos y otras plantas. Cada una de estas especies tiene un uso específico de este impresionante brillo, que puede ser para aparearse o incluso para atraer a sus presas.

Con información de Muy Interesante