Redacción
El entusiasmo por aprender a programar está disminuyendo drásticamente, y no se trata solo de una moda pasajera. Los campamentos de código, que alguna vez prometieron empleos bien remunerados con un toque de varita mágica, enfrentan una crisis que amenaza con convertirse en colapso.
La razón principal: la inteligencia artificial (IA). Según datos de CompTIA, las vacantes para programadores junior han caído un 67% en los últimos cinco años en Estados Unidos. Este cambio se debe, en gran medida, al creciente uso de asistentes impulsados por IA como GitHub Copilot, utilizados por el 60% de los desarrolladores. Estas herramientas aumentan la productividad, pero también reducen la necesidad de programadores principiantes, que ahora enfrentan el riesgo de quedar relegados a tareas básicas con apoyo de IA, a quienes el New York Times apoda “monos GPT”.
“La frustración entre los programadores iniciales es comprensible”, asegura un informe del medio. Con el apoyo de IA, los novatos son utilizados para tareas menores, limitando su desarrollo y desalentando a nuevos talentos de incursionar en el campo.
Sin embargo, no todo está perdido. Especialistas del MIT destacan que los modelos de IA actuales no son capaces de resolver problemas complejos, lo que mantiene alta la demanda de programadores con experiencia. La programación no desaparecerá, pero llegar a posiciones avanzadas se está volviendo más complicado.
Jensen Huang, director de Nvidia, vaticinó una transformación en el rol del programador. Según él, la programación tradicional dará paso a un enfoque más centrado en ingenieros de comandos para IA, lo que redefine la forma en que se desarrollarán sistemas en el futuro.
Aunque la IA plantea retos, también abre nuevas oportunidades para quienes estén dispuestos a adaptarse a este entorno cambiante. Para los aspirantes, el camino se ha vuelto más desafiante, pero no imposible. El futuro del código será diferente, aunque los humanos seguirán teniendo un papel clave en el desarrollo tecnológico.