Cierra temporada la OSA con espectáculo de danza contemporánea

Redacción

Aguascalientes, Ags.- El Instituto Cultural de Aguascalientes, la Licenciatura en Danza Contemporánea de la  Escuela de Danza “George Berard” y la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes invitan al octavo concierto de esta temporada que tendrá lugar el miércoles 29, jueves 30 de junio y viernes 1 de julio a las 21:00 hrs. en el teatro Aguascalientes con la dirección de Román Revueltas y Román Pavón como solista al violín con “Las Cuatro Estaciones” y “El mandarín maravilloso”.

Esta es una conjunción entre la Universidad de las Artes a través de la Escuela de Danza “George Berard”, donde se reúnen todos los ingredientes para una excelente puesta en escena con una agrupación de elementos de la Danza Contemporánea en Aguascalientes, y la magistral ejecución de la parte musical a cargo de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes.

El mandarín maravilloso op. 19, Sz. 73, es un ballet pantomima en un acto, compuesto por el compositor húngaro Béla Bartók entre 1918 y 1924, basado en una historia de Melchior Lengyel.

Luego de una introducción orquestal que representa el caos de la gran ciudad, la acción se inicia en un cuarto que pertenece a tres vagabundos. Buscan dinero en sus bolsillos, pero no lo encuentran. Entonces deciden forzar a una chica a que permanezca en una ventana para atraer al cuarto a los hombres que pasen. Ella inicia un juego de seducción con una danza descarada, con la que primero atrae a un libertino, viejo y pobremente vestido, quien hace gestos románticos y cómicos. Cuando ella le pregunta si tiene dinero, él contesta “¿Quién necesita dinero? Lo que importa es el amor”. Él persigue a la chica, con creciente insistencia, hasta que los vagabundos lo cogen y lo echan.

La chica regresa a la ventana e inicia un segundo juego de seducción. Esta vez atrae a un tímido muchacho que tampoco tiene dinero. El hombre baila con la chica, y cuando el baile se torna apasionado, los vagabundos lo asaltan y también le echan. La chica va nuevamente a la ventana e inicia su baile. Es cuando los vagabundos y la chica ven una figura bizarra en la calle, que pronto asciende por las escaleras. Los vagabundos se esconden y la figura, un mandarín, permanece inmóvil en la entrada del cuarto. Los vagabundos le ordenan a la chica que lo atraiga. Cuando ella baila, el mandarín se excita y salta sobre ella. Se inicia un forcejeo, la chica logra escapar de su abrazo, y él la persigue. Los vagabundos saltan sobre él, le quitan sus cosas de valor e intentan ahogarlo con almohadas y sábanas. Sin embargo, él sigue con la vista fija en ella. Le apuñalan tres veces con una espada oxidada; el mandarín tambalea, pero salta nuevamente sobre la chica. Los vagabundos lo atrapan nuevamente y lo cuelgan de la lámpara, que se rompe dejando el cuarto a oscuras. El cuerpo del mandarín empieza a brillar con una misteriosa luz azul. Los vagabundos y la chica se horrorizan.

A la chica se le ocurre cómo deshacerse de él. Le ordena a los vagabundos que lo suelten. Cuando el mandarín salta sobre la chica, ella no opone resistencia, abrazándolo. Cuando el deseo del mandarín se cumple, las heridas empiezan a sangrar y muere.