¿Cómo surgió “No bailes de caballito” de Mi Banda El Mexicano?

Vice

Ciudad de México.- “La coca es por la nariz, la mota por el pulmón y la música por el oído”. Casimiro es como el bueno, el malo y el feo. Del cuello, entre los pelos del pecho, le cuelga un caballito dorado. Así lo reconocen. Le preguntan si él es el creador del baile del caballito y responde “everybody loves somebody”. No le gusta esconderse. Los tacos y la chorcha sí. Nació en Veracruz aunque su pulso es mazateco.

Pancho quería formar una banda. Uno de sus nueve hermanos le habló de un colega en la secundaria, Casimiro, que tenía “con queso las quesadillas”: guitarra, amplificador, bocinas y sabía tocar. Pancho abordó su moto 50 de cuatro cambios en el pie, se deslizó por el malecón de Mazatlán y tocó en la que le indicaron era su casa. Su primera agrupación se llamó Zigzag, por los papeles para rolar.

La perla del Pacífico era favorita de los gringos. Gustaba Queen, Deep Purple, Rolling Stones, Doors y Pink Floyd. Casimiro ayudaba a su padre en el negocio de la pesca, luego se soltaba la melena, agarraba la lira y se ponía a rockear. Sus covers conquistaban al público. Sonaban igual y para las fiestas los contrataban.

En 1977 viajaron al entonces Distrito Federal y grabaron su primer álbum con RCA. Era música chicana con influencia de Billy Joel. Sus composiciones variaban sobre el acorde séptimo dominante para mantenerse en la línea del rock. Traían trompetas, metales, saxofón y trombón. Para principios de los 80 el público comenzó a pedirles Roberto Carlos, José José y Juan Gabriel. Entre corajes, Casimiro entendió que debían grabar lo que tocaban y tocar lo que grababan. Ahí estaba el show.

Buscaron otro nombre alejados de la moda que era en inglés. Traían metales, guitarra, bajo y teclado. Vieron una película de Jorge Rivero, El mexicano, se trataba de peleas callejeras de apuestas. Entonces nació Súper estelar el mexicano, Súper grupo el mexicano, Súper grupo estelar el mexicano, Banda el mexicano, Mi banda el mexicano y Su majestad mi banda el mexicano.

En Guadalajara se confeccionaron trajes con los colores de la bandera y botas. En un crucero, el baterista se topó con una banda sin batería, aunque podía oírla. Usaban un secuenciador. Propuso comprar uno. Crearon algo más excitante que a Casimiro “le movía la lombriz” y lo calentaba. Invitaba a las mujeres al escenario y se agasajaba hasta donde era permitido. “No soy mujeriego, es que a ellas les gustan los feos”, se defendía ante los regaños de su mujer.

El concepto era banda sinaloense sintetizada. Casimiro cambió la guitarra por un tecladito que reproducía armonías. Querían contagiar a todos con el nuevo ritmo. La tendencia gritaba “apaga la radio” y ellos lo aprovecharon. Andaban como dealers vendiendo cassettes en las tiendas. No tenían para pagar payola y sonar en la programación comercial. Tampoco querían darla. Eran contracultura, luchaban contra la radio vendida.

“Y que la bola se va, se va y se fue” los llevó de gira. Pasaban los fines de semana en hoteles. “Tenemos que inventar un baile”, se convencía Casimiro al ver a todos con la pierna metida. En el carnaval de Mazatlán no se podía ni caminar. Casimiro cantaba mientras una chavita de buen ver lo miraba con la ceja levantada. Al terminar, la chica se acercó a la escalinata. Casimiro bajó dos escalones y ella subió otros dos. “¿Ustedes son los creadores del baile del caballito?”, le preguntó al oído.

“¡Ay, güey!”, en una fracción de segundo recordó el contratiempo que hacían como “chic, chic” y que en la escuela lo callaban porque movía los dedos sobre el escritorio, “haciendo caballito”. Respondió “sí, somos los creadores del baile del caballito”. Había inventado un baile pero necesitaba un tema que lo amparara.

“Un tema”, se rompía la cabeza Casimiro con pluma en mano y papel mientras su esposa cocinaba. A lo lejos lo sorprendió “la bola se va, se va…”, era su rola que sonaba en otra casa. Tomó a su hija menor, de dos años, y comenzó a bailar con ella. “¡No bailes de caballito!”, regañó su esposa a la niña. Casimiro había encontrado el tema: prohibido, no bailes de caballito.

Cuando vas al baile,
¿Qué te dice tu mamá?
No bailes de caballito que te voy a regañar.
Cuando llegas al baile, ¿qué dice tu papacito?
Vente mamacita a bailar de caballito,
Te toma bien apretada,
Te coge por la cintura,
Tú mueves muy bien los hombros
Y la cadera con sabrosura
.

Había descifrado la primer parte de la canción. Faltaba el estribillo, lo más pegajoso. Volvió a ver a su hija y lo encontró.

Luego te dice al oído
Ay, Chiquitita linda pechocha
Cómo te quiere tu papá ve.

Después recordó que los colombianos anuncian a los integrantes del grupo y agregó el nombre de los cuatro. También a las chicas de medias negras, le parecían las más sensuales. Tenía los tres versos necesarios, el estribillo y finalizó con doble corchea para simular el movimiento de los hombros. La presentó a la banda y cada quién le puso un poco más. Se decían “su majestad”, así que la iniciaron con trompetas.

El nuevo ritmo era adictivo. “¡Nunca toques los temas que vas a grabar o te los pueden robar!”, les insistían en la disquera. No les importó. La gente lo pedía cada vez más. Había creado una droga que producía euforia criminal.

Cuando se pararon frente a cien mil personas Casimiro se preguntó: “¿qué hago aquí?” Debía contagiar a todos con su adrenalina, ahí estaba el éxito o el fracaso de la banda. Confiado de que había nacido para payaso, las mujeres se le aventaban, brincaban la reja en minifalda y lo jalaban. Descubrió el amor que mata. El éxito y los celos también los afectó y algunos miembros dejaron la banda.

Casimiro se acomoda los lentes, el sombrero y ríe frente a Pancho. Han sido compañeros de banda por más de 40 años. Lo remeda, pues no se cuelga el caballito dorado por si lo asaltan. Bajo el bigote revela su diastema. Ahora usa la melena rasurada, le toca esconder las canas. Asegura que el look rapado a los lados con el copete largo lo ingenió él. Compuso “No bailes de caballito” cuando tenía 41 años. Así nació la quebradita. Hoy, casi 23 años después, Casimiro sube al escenario y sigue rockeando.