Redacción
CIUDAD DE MÉXICO.- Con el aval del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), fue autorizada la demolición de la casa donde vivió los últimos 30 años de su vida el escritor y crítico literario Mariano Azuela (1873-1952), autor de Mala yerba, La malhora y Los de abajo, que en octubre pasado celebró el centenario de su publicación.
El inmueble se ubica en el 242 de la calle Dr. Mariano Azuela de la colonia Santa María la Ribera, delegación Cuauhtémoc, y pese a encontrarse en el listado de Inmuebles con Valor Artístico del INBA y dentro del Catálogo de Monumentos en Santa María la Ribera, desde 2013 fue autorizada su demolición para la construcción de departamentos.
Según los documentos obtenidos por Excélsior vía transparencia, la delegación Cuauhtémoc detalló que para este predio autorizó, en 2014, obras para una construcción tipo B de obra habitacional nueva, bajo el registro RCUB-035-2014 y 1/06/035/2014, con un plazo de conclusión al 30 de abril de 2017.
Los trabajos son realizados por la Inmobiliaria Calpul sobre una superficie de mil 379 metros cuadrados, donde se adapta un semisótano y tres niveles de departamentos, supervisados por Rosendo Jorge Ortiz Martínez, con el aval del INBA, Seduvi, la Secretaría del Medio Ambiente y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM).
La casona data de principios del siglo XX y en su descripción histórica destaca su fachada con basamento de cantera, sillas de cantera con arco de medio punto ornamentado, dinteles y cornisa del mismo material, así como herrería y balcones originales, que sería exclusivamente restaurada, aunque en marzo de este año el INBA autorizó su modificación.
Los trabajos de demolición se han realizado a pesar de que Arturo Azuela (1938-2012), nieto del narrador jalisciense comentó a este reportero, en enero de 2012, buscaba un acuerdo para conservar la casona y colocarle una placa conmemorativa en su fachada, donde se recordaría el lugar donde vivió y falleció el autor que marcó un antes y un después en la narrativa mexicana del siglo XX.
“Mi abuelo vivió en ese lugar cerca de 30 años, entre 1922 y 1952, hasta que falleció, tras vivir en Lagos de Moreno (Jalisco), de participar en la Revolución Mexicana y de llegar a la Ciudad de México, donde habitó los barrios de Tepito, Peralvillo y la Bondojito”, detalló Arturo Azuela cinco meses antes de fallecer.
Mariano Azuela se instaló en la colonia Santa María la Ribera hasta 1922, primero en la calle Naranjo, y posteriormente en la calle Álamo que, tras su muerte, adoptó el nombre del narrador y miembro de El Colegio Nacional.
Al respecto, fue consultada María del Carmen Azuela Arriaga –también nieta del autor mexicano y docente en la Escuela Nacional Preparatoria No. 6 Antonio Caso–, quien manifestó su tristeza ante la noticia de la demolición, pues aunque ésta fuera vendida en los años 60 y más tarde convertida en vecindad, era necesario conservarla por el valor histórico y literario que representa.
Cambian la fachada
A pesar de que las autoridades capitalinas de la pasada administración –encabezadas por Elena Cepeda al frente de la Secretaría de Cultura– hablaban sobre el rescate del inmueble y de colocar una placa conmemorativa, la demolición se ha consumado y continúa la construcción de departamentos que serán vendidos en aproximadamente 2.8 millones de pesos cada uno.
Las autorizaciones llegaron pese a que desde 1998 dicha casona estaba incluida en el Catálogo de Monumentos de la colonia Santa María la Ribera, de contar con el estatus de valor patrimonial por Seduvi y de ser un inmueble considerado como patrimonio cultural urbano y de valor artístico por el INBA.
Sin embargo, desde 2013 Seduvi integró en su relación de “Constancias, certificados, permisos, licencias, autorizaciones, registro de manifestaciones y dictámentes de obra”, los trabajos para demoler este espacio.
Por su parte el INBA informó a Excélsior que desde el 22 de julio de 2013 otorgó el visto bueno al proyecto de “conservación, adecuación y restauración de los espacios interiores de dicho inmueble… incluyendo la restauración de su fachada, así como la realización de obra nueva en la parte posterior del predio”.
Sin embargo, el propio INBA reconoció que el 17 de marzo de 2015 autorizó la modificación de la fachada, que según el documento incluye la ampliación y adecuación de su ventana principal.