Redacción
La Pindia, un taller de bicicletas en Santander, es mucho más que una tienda: es un lugar de culto para los apasionados del ciclismo clásico. Este espacio reúne creaciones en acero, con diseños que evocan el ciclismo retro, una tendencia que, aunque de nicho, cuenta con un público fiel en toda Europa.
Tomás Salmón, conocido como Tomy, es el artífice detrás de La Pindia. Artesano y ciclista, comenzó en 2015 como mecánico por afición, perfeccionando sus habilidades hasta dedicarse a construir cuadros de bicicletas en acero, un proceso laborioso que puede llevar hasta 60 horas por unidad. Inspirado por maestros como Arregui Velázquez, Tomy transmite su pasión por la bicicleta clásica a cada cliente, ofreciendo un producto totalmente personalizado.
“Es una bicicleta para toda la vida”, comenta Pablo Hervás, otro artesano de este ámbito, quien asegura que el acero, a diferencia del carbono, aporta flexibilidad y comodidad en carreteras antiguas. Hervás, que vende sus bicis personalizadas en Europa y Estados Unidos, explica que este mercado, aunque limitado, está en crecimiento.
El taller de Tomy refleja una filosofía “anti-multinacional”: cada rincón está lleno de herramientas y piezas cuidadosamente ordenadas, y se respira un ambiente acogedor, con música de fondo y chocolate para los visitantes. Además, La Pindia organiza eventos donde ciclistas retro y artesanos exhiben sus creaciones, fomentando una comunidad apasionada por el ciclismo auténtico y sin prisas.