Gabriel Soriano
Aguascalientes, Ags. – En marcha el 3er Foro Internacional de Derecho Administrativo, donde uno de los temas a discutir será: “La fiesta de los toros como patrimonio cultural y el toro de lidia”.
Al respecto, Sergio Guillermo Lozano Galindo, presidente de la Asociación de Abogados Especialistas en Derecho Administrativo de Aguascalientes (AEDA), consideró que la fiesta taurina en México ha sido objeto de discusión durante siglos y actualmente enfrenta un nuevo reto con el creciente debate sobre el bienestar animal y los valores sociales en transformación.
Lozano aseguró que la fiesta taurina ha sido parte esencial del patrimonio cultural de Aguascalientes, una región conocida por su histórica vinculación con la tauromaquia, especialmente en eventos de renombre como la Feria de San Marcos y el Festival Cultural de Calaveras. “Yo no me imagino una Feria Internacional, como la de San Marcos, sin corridas de toros”, afirmó, subrayando que esta tradición no solo es una atracción turística, sino también un motor económico para la entidad.
Sin embargo, Lozano también destacó que la tauromaquia no ha sido inmune a intentos de prohibición. “No es algo nuevo lo que se vive con respecto a los temas prohibicionistas de la fiesta brava. Desde el siglo XIII hay manifestaciones jurídicas que intentaron prohibirla”.
Señaló que tanto figuras religiosas como políticas han intervenido en diversos momentos históricos para limitar o eliminar las corridas de toros, pero estas han persistido gracias a la defensa cultural y legal que ha recibido la tradición a lo largo del tiempo.
Lozano subrayó que una prohibición legal no debería ser la vía para terminar con esta práctica cultural. “Una tradición cultural no debe terminar por la prohibición de una norma o una ley, sino por el abandono social de dicha actividad”.
Otro de los aspectos que argumentó Lozano en defensa de la tauromaquia es el derecho al libre desarrollo de la personalidad, un principio constitucional que protege la libertad de los individuos para realizar actividades que son parte de su identidad cultural. En este sentido, la prohibición de la tauromaquia podría interpretarse como una violación de este derecho. “Debemos defender ese gusto, esa identidad de pertenencia a la conservación de la historia”, afirmó Lozano, remarcando que la preservación de la tauromaquia también es una forma de proteger el derecho de las personas a participar en tradiciones culturales ancestrales.
El debate sobre la fiesta brava, por tanto, no solo es una cuestión de bienestar animal, sino también de derechos culturales y libertades individuales. Los argumentos en torno a su prohibición deben equilibrarse cuidadosamente con la defensa de la identidad cultural de comunidades enteras, y el análisis jurídico debe buscar soluciones que respeten ambas dimensiones.