Descubrimiento sugiere que el origen de la vida en la Tierra proviene del espacio

Redacción

Australia.- Los restos de un meteorito que llegó a la tierra el 28 de septiembre de 1969 han sugerido que los compuestos esenciales para que surgiera la vida en nuestro planeta vinieron a bordo de otros meteoritos.

Tal meteorito pudo observarse en el cielo y se dividió en tres antes de desaparecer. Una parte se impactó en el sureste de Australia y se pudieron rescatar casi 100 kilogramos de ese material.

El fragmento más grande del meteorito Murchison está en el Museo Field de Chicago. Allí, el equipo de Philipp Heck ha analizado una porción de este cuerpo celeste concentrándose en 40 granos de carburo de silicio, un material con una dureza similar a la del diamante. Cada pedazo mide apenas unas pocas micras, es decir, es unas mil veces más pequeño que un milímetro, pero contiene una información que se remonta a antes de que existiesen la Tierra, el Sol y el resto del sistema solar.

Los resultados muestran que la mayoría de los granos analizados son 300 millones de años más antiguos que el sistema solar, que se formó hace unos 4.600 millones de años, y que algunos de ellos tienen 1.000 millones de años más, resaltan los autores del trabajo.

Según los expertos, los fragmentos analizados son de un astro que nació hace 7 mil millones de años durante la formación estelar.

Ese material vagó por el espacio interestelar y quedó sepultado en el cuerpo de la roca, donde quedó intacto por miles de millones de años.

La roca fue atraída por la gravedad de la Tierra, penetró en la atmósfera y se descompuso en varios fragmentos.

Este material apunta a cuál fue el origen del sistema solar antes incluso que este existiese.

“Los granos de carburo de silicio se encuentran entre los materiales más refractarios y resistentes que forman los meteoritos llamados condritas carbonáceas, como el de Murchison”, explica Josep M. Trigo, experto en meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC), en Barcelona.

“El interés de este trabajo es que los autores demuestran que la mayoría de este tipo de granos presolares se formaron en un tipo de estrellas conocidas como rama asintótica de las gigantes. Esto reafirma un estudio previo de nuestro grupo que apunta a que nuestro Sol podría haberse formado en la vecindad de estrellas de este tipo”, resalta.

Con información de El País