El Música
Aguascalientes, Ags.- Mucho se ha comentado y con justa razón del desmadre que se armó durante el pasado concierto de Emmanuel durante su presentación en la Hacienda de Letras en Pabellón de Arteaga la noche de este sábado.
La desorganización de este show corrió a cargo del director de la hacienda, el señor Carlos Salas.
Hay que decirlo con todas sus “letras”, y los motivos aquí se expondrán.
Primero fue la Secretaría de Turismo la encargada de contratar al artista y de regalar 6 mil boletos.
Segundo fue la Hacienda de Letras la que debía tener el lugar apto para la presentación del artista y ahí se ofrecieron ellos a tener a las 10 mil personas, 4 mil de ellas a quienes se les cobró mil 850 pesos a cada uno por tener acceso a la zona VIP, a ellos además se les ofreció tener una “experiencia” al caminar por los viñedos y conocer sus sembradíos, además de ofrecerles botellas de vino que ahí producen a un costo de 300 pesos cada una además de una tabla de quesos a un costo de 400 pesos cada una.
Igualmente vendieron botellas de agua individuales a 50 pesos cada una, mismo costo para los refrescos de lata.
Además de ello cobraron 100 pesos por estacionar el vehículo, de los cuales se calcula que ingresaron poco más de 2 mil.
El personal a cargo del señor Carlos Salas Llaguno fue el responsable de colocar mallas y pantallas, claro que faltaron bocinas para que la gente que estaba en la zona general, pudiera escuchar la presentación del artista en comento.
Sin embargo esta persona simplemente no pudo con él paquete y las cosas salieron como todos sabemos.
La Secretaría de Turismo NO es la responsable de la organización del evento, sino de traer a los artistas y hacer la difusión necesaria para que la ciudadanía se entere de las actividades que habrá y con ello exista una derrama económica.
Sin embargo SI es obligación de los dueños o encargados de los espacios el organizar a cabalidad tal o cual presentación, sí el señor no sabe de estos menesteres mejor que no se meta y sobre todo que no culpe a quien nada debe.
Así las cosas, se tenía que decir y se dijo.