Redacción
EU.-El uso del sexo para controlar la tensión social se remonta a más de seis millones de años, cuando el ancestro común de los humanos era un simio, según un nuevo estudio.
Investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham compararon el comportamiento sexual de bonobos y chimpancés en su hábitat natural durante momentos de estrés social, como después de una pelea o antes de una competencia por alimento. Su objetivo era entender si el uso del sexo para aliviar la tensión social es un rasgo conductual común entre estas dos especies emparentadas.
Se sabe que los bonobos utilizan regularmente el sexo para resolver disputas y fortalecer vínculos sociales. Sin embargo, hasta ahora se entendía menos el papel del sexo en la sociedad de los chimpancés.
Una ventana al pasado
El equipo descubrió que tanto bonobos como chimpancés usaban el sexo de forma similar para aliviar la tensión y reafirmar lazos sociales antes de alimentarse. Los bonobos también recurrían con mayor frecuencia al sexo después de una pelea para reparar relaciones.
Sin embargo, los chimpancés parecían inclinarse más por otros comportamientos, como los besos corporales, tras un desacuerdo.
La edad no influyó en el comportamiento sexual posterior a una pelea en ninguna de las especies. No obstante, los simios mayores tenían más probabilidades de iniciar el sexo antes de alimentarse, lo que sugiere que podría tratarse de un comportamiento aprendido y transmitido con el tiempo.
Los investigadores también observaron que las hembras de bonobo y los machos de chimpancé eran quienes iniciaban el sexo con mayor frecuencia antes de alimentarse. En ambas especies, el sexo ocurrió tanto en combinaciones heterosexuales como homosexuales.
Los hallazgos ofrecen una visión interesante de nuestro pasado evolutivo, al apoyar la idea de que el uso del sexo con fines sociales se remonta al ancestro común que los humanos compartimos con los simios hace más de seis millones de años.
“Esta es la primera comparación directa del comportamiento sexual en bonobos y chimpancés, nuestros parientes más cercanos. Que ambas especies usen el sexo de esta manera nos da una fascinante ventana al pasado y refuerza la idea de que, para humanos, bonobos y chimpancés, este comportamiento social es una herencia de nuestro ancestro común”, declaró en un comunicado Jake Brooker, investigador posdoctoral y coautor del estudio.
El estudio se llevó a cabo en dos santuarios de grandes simios africanos: el santuario de bonobos Lola ya Bonobo, en la República Democrática del Congo, y el orfanato de vida silvestre Chimfunshi, en Zambia. En total, se realizaron más de 1,400 horas de observación, con la participación de 53 bonobos y 75 chimpancés durante siete meses.
Europa Press.
N. de la R. El estudio, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, refuerza la hipótesis de que el comportamiento sexual con fines sociales es una característica evolutiva compartida por los primates y los humanos. Este hallazgo se suma a investigaciones previas que destacan la importancia del sexo en la cohesión social de los bonobos, quienes son conocidos por sus interacciones sexuales frecuentes y variadas, en contraste con los chimpancés, cuya estructura social es más jerárquica y orientada a la competencia.
Además, los bonobos y chimpancés representan dos modelos distintos de organización social dentro de los primates: los bonobos tienen una sociedad matriarcal y pacífica donde las hembras desempeñan un papel central en la regulación de conflictos, mientras que los chimpancés presentan una jerarquía dominada por los machos y suelen resolver disputas mediante la agresión. El estudio sugiere que, a pesar de estas diferencias, ambas especies comparten el uso del sexo como una herramienta para reducir tensiones, lo que implica que este comportamiento pudo haber estado presente en el ancestro común de humanos, chimpancés y bonobos hace más de seis millones de años.
Cabe destacar que el santuario Lola ya Bonobo es el único centro en el mundo dedicado exclusivamente a la rehabilitación de bonobos rescatados del tráfico ilegal, mientras que el orfanato Chimfunshi es uno de los santuarios de chimpancés más grandes del mundo, con más de 130 individuos en su cuidado.
Con información de Excélsior