Esta ave es capaz de generar un bosque en entero, pero está en peligro de extinción

Redacción

Ciudad de México.-México posee un tipo de ave capaz de crear bosques enteros, sin embargo, su aporte a la biodiversidad podría verse afectado, ya que se encuentra en peligro de extinción. Se trata de la cotorra serrana oriental (Rhyncopsitta terrisi), la cual se ubica en una región protegida de no más de 300 kilómetros y que, gracias a su trabajo, puede contribuir a la existencia de grandes masas arbóreas.

Esta ave se clasifica dentro de las familias de las psitácido -como papagayos y loros- y tienen la característica de poder alimentarse de las semillas de la piña que proveen los pinos, a diferencia de sus primos tropicales, que consumen frutas. Por esto mismo, tienen un rol directamente conectado con el desarrollo de bosques en el área central del país americano.

La cotorra serrana oriental a diferencia de sus primar tropicales, puede comer piñas de pinos
La cotorra serrana oriental a diferencia de sus primar tropicales, puede comer piñas de pinos(Fuente: Julia Snieder)

Se las reconoce por su plumaje verde oscuro y alas rojizas. Su tamaño es de entre 40 a 45 cm y tiene un peso promedio de 450 gr. En la actualidad, se encuentra dentro de la NOM-059-SEMARNAT-2010 que clasifica a los animales que están en peligro de desaparecer. En el caso de la cotorra serrana oriental, su espacio de hábitat se redujo bruscamente; y al ser una especie endémica de México, no suele reproducirse más allá de sus fronteras, lo que pone en riesgo aún más a la subsistencia del ecosistema.

Debido a la forestación y al avance de las urbanizaciones, su hogar permanece bajo amenaza. Según especifica el gobierno mexicano, se encuentra en la región de la Sierra Madre Oriental, desde la Sierra de Zapalinamé, Coahuila, hasta la Reserva de la Biosfera El Cielo en Tamaulipas.

La cotorra habita en la región de la Sierra Madre Oriental desde la Sierra de Zapalinamé, Coahuila hasta la Reserva de la Biosfera El Cielo en Tamaulipas
La cotorra habita en la región de la Sierra Madre Oriental desde la Sierra de Zapalinamé, Coahuila hasta la Reserva de la Biosfera El Cielo en Tamaulipas(Fuente: Jorge Martínez Ávila en base a CONABIO)

Tienen la peculiaridad de ser gregarios, es decir, que viven en parvadas de 100 parejas y siempre anidan en el mismo sitio. La época de reproducción va desde julio a noviembre, durante el otoño en el hemisferio norte. Se estima que por nido naden dos polluelos. Y los lugares en los cuales construyen sus pequeñas estancias reposan en los riscos empinados de las montañas de piedra caliza, a una altura suficiente para que los depredadores y humanos no lleguen.

Esta especie, al igual que la cotorra de serrana occidental, son las únicas que habitan en ambientes de pinos, ya que son capaces de consumir las semillas de piñas por el diseño de su pico fuerte, en contraposición con el de los loros y papagayos al sur del continente.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), desde 1998 hasta 2008 se perdieron 15.400 hectáreas de bosques de pinos en donde la cotorra se desarrolla. A pesar de ser un animal distribuidor de la semilla gracias a sus excreciones, esto no bastó para el interés de la siembra y el pastoreo intensivo en zonas más fértiles.

Las cotorras anidan en los riscos de piedra caliza para evitar la llegada de depredadores
Las cotorras anidan en los riscos de piedra caliza para evitar la llegada de depredadores(Fuente: Jorge Martínez Ávila)

Además del accionar del hombre y su búsqueda por producir más campos de siembra, el cambio climático podría poner en jaque a este tipo de cotorra endémica, en particular porque México atraviesa uno de los períodos más secos de su historia, y con ello, la falta de lluvias desfavorece el crecimiento de árboles, tan necesarios para ofrecer de protección y hogar a esta especie amenazada. Se cree que para 2090 podría desaparecer completamente de todo el territorio.

De esta manera, las autoridades conservacionistas y el mismo gobierno, alientan a proteger esta ave y a no dañar su círculo de confort en el que puede subsistir sin mayores peligros.

Con información de La Nación