Huma Abedin, asesora de Hillary Clinton, envuelta en escándalo sexual

La Jornada

David Brooks

Nueva York.- Sólo eso faltaba. Carlos Danger reapareció en calzones, provocando otra distracción poco bienvenida para la candidata presidencial Hillary Clinton, que pretendía gozar de unos días con una ventaja consolidada en las encuestas sin tener que responder a un escándalo más.

Anthony Weiner, ex congresista federal, ex candidato a la alcaldía de Nueva York y esposo de Huma Abedin, la asesora más cercana de Clinton, regresó a su juego perverso de intercambiar imágenes de él en calzones, por Internet, resaltando su bulto, con mujeres a las que no conoce personalmente.

En esta tercera ocasión (de las que se conocen públicamente), Weiner intercambió imágenes y textos el año pasado con una mujer no identificada, que incluye una foto de él en calzones con su hijo de 5 años dormido a su lado.

Hoy, Abedin, quien ha trabajado con Clinton durante 20 años en varias funciones, incluido el Departamento de Estado, y con la Fundacion Clinton, y quien ahora es vicepresidenta de la campaña presidencial, emitió un comunicado. Después de larga y penosa consideración y trabajo sobre mi matrimonio, he tomado la decisión de separarme de mi esposo, y concluyó pidiendo respeto a nuestra privacidad.

Eso no ocurrirá, ya que esta pareja no sólo ha vivido en el ámbito público durante casi toda su vida adulta, sino que un documental estrenado en mayo sobre la campaña de Weiner para la alcaldía de Nueva York en 2013, en lo que se pensaba sería una historia de la resucitación del político, pero que culmina con el desastre provocado por la segunda revelación de que Weiner seguía con su curioso juego sexual cibernético con por lo menos tres mujeres, podría ganar premios por mejor documental este año.

En esta segunda ocasión, Weiner había adoptado el seudónimo (de verdad, esto no se puede inventar) Carlos Danger (danger significa peligro).

Weiner había renunciado como representante federal en 2011, después de las primeras revelaciones de que había enviado imágenes provocativas de él a mujeres en las redes sociales. Fue el primer escándalo sexual que destruyó a un político en el que jamás hubo contacto físico; todo fue cibernético.

En esta ocasión, todo estalló cuando el New York Post –tabloide propiedad del magnate conservador Rupert Murdoch– se comunicó con Weiner el domingo para notificarle lo que estaban a punto de publicar hoy en la portada y pedirle sus comentarios. Weiner estaba con Abedin y su hijo en la exclusiva zona de los Hampton, en Long Island, Nueva York, y es ahí –según versiones en los medios– donde su esposa se enteró de esta tercera ronda. Poco después, Weiner cerró su cuenta de Twitter.