John M. Ackerman
Ciudad de México.- Desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1984), los nuevos capitanes de la corrupción política han querido vendernos el cuento de que representarían un “nuevo PRI” más “tecnocrático” que vendría a reemplazar los “dinosaurios” del viejo partido del Estado. Hoy, casi 30 años después, a todos nos queda claro que la nueva generación de políticos entrenados en universidades privadas y extranjeras son peores que sus predecesores.
Los nuevos priistas son menos capaces, menos cultos y menos tolerantes. Luis Videgaray, José Antonio Meade, Emilio Lozoya y Armando Ríos Piter, todos egresados del Instituto Tecnológico Autónoma de México (ITAM), son ejemplos del fracaso de la tecnocracia neoliberal en generar un desarrollo sustentable y equitativo en el país. Si bien han recibido jugosas recompensas por su servidumbre al capital y al imperio, han dejado en la ruina al pueblo mexicano.