John Ackerman/ La Jornada
Ciudad de México.- El Partido Revolucionario Institucional (PRI) es una organización política que carece de cualquier ideología o proyecto político. Lo único que une a sus integrantes es un enorme pacto de corrupción e impunidad. Como una gran mafia donde todos deben algún favor a los demás, y donde cada uno es testigo de las faltas de los otros, esta enorme red de cinismo institucionalizado solamente funciona cuando puede seguir garantizando cada vez mayores oportunidades de lucro así como efectivos salvoconductos frente a la ley.
Las detenciones del ex-gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, en Italia, y de Javier Duarte, en Guatemala, demuestran que la red de autoprotección llamada PRI empieza a fragmentarse y debilitarse. Yarrington era prófugo de la justicia desde 2012, acusado de crimen organizado y lavado de dinero, entre otros delitos. El ex-gobernador había podido caminar libremente por el mundo durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto, de la misma manera en que el ex-gobernador de Veracruz, Javier Duarte lo hizo desde su escape pactado hace seis meses, y el ex-gobernador de Chihuahua, César Duarte, lo hace hoy en El Paso.
Pero de repente las autoridades estadounidenses interrumpieron los planes de golf y buen vino de Yarrington en Florencia y alertaron al gobierno italiano sobre la ubicación del prófugo. El gobierno guatemalteco hizo lo mismo en el caso de Javier Duarte, quien disfrutaba del centro vacacional de Panajachel en el hermoso Lago de Atitlán. Hace un año ocurrió algo similar en el caso de Humberto Moreira. Las vacaciones de lujo del ex-gobernador de Coahuila fueron abruptamente interrumpidas por las autoridades españolas actuando en respuesta a una orden de detención emitida por Washington.
Todo parece indicar que en su desesperación por salvarse a si mismos, la cúpula del PRI-gobierno está dispuesto a traicionar a todos, incluyendo a sus aliados y amigos más cercanos. Ofrecerán todas las cabezas necesarias a los leones del norte con tal de salvar sus propios pellejos.
Esta coyuntura evidentemente genera gran nerviosismo en las filas del PRI y podría tener un fuerte impacto en las próximas elecciones en el Estado de México, Nayarit y Coahuila. Si el régimen es incapaz de proteger a sus generales, los ex-gobernadores, tampoco podrá garantizar la impunidad para sus soldados y sargentos, lo miles de operadores políticos que manejan directamente la compra, la coacción y el acarreo de votantes el día de las elecciones.
De acuerdo con la ley, quien condiciona apoyos gubernamentales al voto por un candidato, retiene la credencial de elector de un votante, pide alguna evidencia del sentido voto, o transporta los votantes a la casilla electoral, comete un delito y podría terminar en la cárcel por seis meses y hasta tres años.
Aún si ganara el PRI la elección correspondiente, no existe garantía alguna de que los operadores gozarán de la protección necesaria. Los líderes del “nuevo” PRI han demostrado una y otra vez que son capaces de dar la espalda a absolutamente todos, aún a los más leales y sobre todo a los más débiles, cuando es necesario.
Quizás esta situación es lo que explica el inaudito crecimiento de la candidatura de Delfina Gómez, de Morena, en el Estado de México. ¿Realmente vale la pena arriesgarlo todo para apoyar a un sistema en franca descomposición que ya no ofrece ninguna recompensa segura hacia el futuro? Es la pregunta que hoy se están haciendo los operadores del PRI en todo el país.
Pero no podemos permitirnos el lujo de observar pasivamente desde las gradas la autodestrucción del régimen del partido de Estado. Tenemos la obligación ciudadana de participar directamente en la construcción de una nueva república basada en la justicia y la equidad.
Es por ello que un amplio grupo de escritores, académicos y artistas hemos unido esfuerzos para lanzar la iniciativa “Ni un fraude más” (véase: www.NiUnFraudeMas.org) que busca garantizar la equidad en la contienda electoral en el Estado de México, y en particular evitar la imposición fraudulenta de Alfredo III como el próximo gobernador del Estado de México. El pasado jueves, 6 de abril, celebramos nuestra conferencia de prensa de lanzamiento. Asistieron Lorenzo Meyer, Rubén Albarrán, Epigmenio Ibarra, Fabrizio Mejía, Irma Eréndira Sandoval, Margarita Favela, Jorge Zarate, Manuel Fuentes, y Gerardo del Fuente, entre otros. También asistieron, en calidad de invitados especiales, Delfina Gómez y Horacio Duarte.
El objetivo de la iniciativa es fomentar la denuncia ciudadana y apoyar con la documentación de irregularidades electorales en el Estado de México. Ya empiezan a fluir las denuncias a las redes sociales de la iniciativa (Facebook: NiUnFraudeMasMX, Twitter: @NiUnFraudeMasMx)
Todos sabemos que las instituciones electorales simplemente se hacen de la vista gorda. Pero en lugar de sólo quejarnos de la evidente traición de los consejeros y los magistrados electorales a sus mandatos, los ciudadanos también tendríamos que actuar para suplir esta ausencia y construir directamente un nuevo contexto de exigencia democrática.
Urge recuperar el espíritu de participación ciudadana y de esperanza de transformación que motivó a tantos ciudadanos a participar en la política a finales del siglo pasado. El contundente fracaso de la transición PANista no implica necesariamente que la próxima transición, la Morenista, tendría el mismo resultado.
La historia no siempre se repite y depende de nosotros hacer otro mundo posible. México lo merece.