Pijamasurf
CDMX.- Siendo nada nunca, sin embargo apareciendo como todo en todos lados, así pintando mágicas, magníficas, maravillosas emanaciones.
¿Cuántos de nosotros no hemos recurrido a publicar citas o frases de grandes personalidades en nuestras redes sociales? ¿Y cuántos, seguramente más, no las hemos celebrado con likes, favs, shares o similares? Y cuando estas citas tienen algo de inspiracional, autosuperacional o neomístico, entonces su efectos suelen ser bastante efectivos. Sin embargo, un estudio reciente publicado en Judgment and Decisión Making (Pennycook et al., 2015) sugiere que las personas que más aprecian o que más impactadas quedan por este recurso tienden a tener un bajo IQ.
Lo anterior es algo que muchos usuarios –generalmente un poco más críticos o escépticos que el resto– ya intuían e incluso acusaban. Las frases que aparentan un dejo de sabiduría pero que en realidad dicen poco (de hecho, sus autores muchas veces ni siquiera comprenden la frase o cita que están publicando) gozan de una popularidad desbordante en las redes. El problema es que son instrumentos cómodos y frívolos para saciar una necesidad de asombro o de pseudobúsqueda de un desarrollo no espiritual o aparentemente “integral”.
Para llegar a dicha conclusión la investigación analizó una serie de frases y afirmaciones, entre ellas algunas de Deepak Chopra, por ejemplo: “la naturaleza es un ecosistema autorregulante de conciencia”. Los investigadores, encabezados por el doctor Gordon Pennycock, notaron que aquellos más receptivos a estas afirmaciones tan vistosas como confusas “evidenciaron menores habilidades cognitivas así como una propensión a la confusión ontológica, a las creencias dogmáticas y a la medicina alternativa”. En pocas palabras, el misticismo cuántico-superacional o discursos similares son uno de los vehículos que más le acomodan a la imbecilidad.