Xataka
Llegar a Marte desde la Tierra con la tecnología que actualmente tenemos, representa un viaje de aproximadamente cinco meses. Sí, los viajes especiales necesitan un gran inversión de tiempo, ya que al día de hoy tenemos la tecnología para conocer lugares que nunca antes se habían visitado, pero la forma de llegar sigue siendo la misma desde hace décadas.
Pero ahora un grupo de físicos de la Universidad de California, han presentado un agresivo proyecto, que busca reducir de forma considerable el tiempo de los trayectos de los viajes espaciales, esto con la ayuda de la propulsión fotónica, que sustituiría a los actuales motores de combustible de los vehículos espaciales.
Alcanzando 25% la velocidad de la luz
Dado a conocer durante el último simposio del NIAC (NASA Innovative Advanced Concepts), el profesor Phillip Lubin, científico de la NASA que trabaja en el programa Deep-In (Directed Energy Interstellar Precursor), ha mostrado una interesante teoría que podría cambiar los viajes espaciales para siempre.
La propulsión fotónica se basa en un sistema de láseres que producirían la energía necesaria para impulsar una nave, por lo que se eliminaría el uso de los actuales motores a base de combustibles, que son pesados y ocupan gran parte de espacio en una nave.
Gracias a que la propulsión fotónica no añadiría masa adicional, además de la ausencia de peso en combustible y motores, se podría mantener la aceleración por más tiempo logrando un equivalente al 25% de la velocidad de la luz, esto permitiría que una nave de 100 kilogramos llegue a Marte en sólo tres días.
Esta tecnología no es nueva, las velocidades relativistas se han conseguido en varias ocasiones dentro de un laboratorio, ahora el reto es adaptarla a una nave espacial. Este proyecto está diseñado para misiones robóticas y no se contempla su uso en viajes tripulados por seres humanos, porque esto representaría un riesgo ya que el ser humano no está diseñado para exponerse a velocidades relativistas.
Esto es apenas un proyecto y no hay nada concreto con respecto a una aplicación en pruebas a corto plazo, sin embargo la NASA está apoyando la idea y se piensa que los primeros experimentos en campo podrían llegar en un par de décadas.