El Financiero
Huejutla.- El rostro sudoroso y de tonalidades rojizas de Andres Manuel López Obrador se descompuso en cinco minutos de tensión. En sus gestos, ahora sí, hablaba el enojo, la incertidumbre.
El tumulto y los remolinos de simpatizantes provocaron que al tabasqueño prácticamente lo tuvieran que levantar en vilo y jalar hasta la valla de seguridad, en el perímetro donde se encontraba el templete. “¡No empujen! ¡No empujen!”, gritaban desesperados las muchachas y muchachos de logística de Morena.
Con la camisa empapada, el cabello desordenado y las mandíbulas trabadas por el enojo, López Obrador subió al templete y, de nuevo, fue coronado con un arreglo floral de la región Huasteca, como el jueves en Tantoyuca, Veracruz.
“Les digo que ustedes me cuidan, son mi seguridad, porque no voy a estar rodeado de guardaespaldas, pero todo lo vamos a hacer en orden, porque ahorita que llegué casi me apachurran”, dijo el candidato en tono de regaño. Pero una voz femenina gritó a todo pulmón: “¡Apachurro Andrés Manuel!”
Y es que ayer, en este municipio de Hidalgo, enclavado en la región de La Huasteca, se dio uno de los mítines más nutridos, pero también de los más calurosos.
La humedad, combinada con una temperatura de 36 grados, pero sobre todo los ánimos desbordados de militantes de Morena, PT y PES, provocaron que al menos una decena de mujeres y hombres se desvanecieran por la canícula huasteca y tuvieran que salir en camillas por golpes de calor.
Horas más tarde, en Tamazunchale, San Luis Potosí, se repitió la escena de caos entre sus simpatizantes, y el propio candidato tuvo que pedir que “abrieran paso” a una madre y su pequeño hijo.