Redacción
India.- Fue una ejecución en directo, grabada por las cámaras. Las dos víctimas, esposadas y escoltadas por la policía, habían salido de prisión para pasar una revisión médica en un hospital de la ciudad india de Prayagraj, en el estado norteño Uttar Pradesh, cuando tres hombres, que se hacían pasar por periodistas, les dispararon en la cabeza. Los asesinos, además de las pistolas escondidas, llevaban una cámara de televisión y un micrófono con el logo de un canal de televisión local.
Atiq Ahmed, un ex político indio condenado en 2019 por secuestro, y su hermano, Ashraf Ahmed, fueron asesinados el sábado por la noche. Ambos, con más de un centenar de cargos a sus espaldas, entre ellos también el de homicidio, llevaban desde finales de la década de 1970 dirigiendo una de las bandas más temidas del crimen organizado en el norte de India.
Aprovechando la salida para el chequeo médico, muchos reporteros se abalanzaron cuando los agentes escoltaban a los hermanos para preguntarles sobre una redada que hubo la semana pasada en la que murió, en un tiroteo con la policía, el hijo de Atiq, un joven de 19 años llamado Asad Ahmed, quien también había sido acusado de un asesinato reciente. Fue entonces cuando los atacantes, que estaban entre la multitud camuflados como periodistas, comenzaron a disparar.
“Consiguieron acercarse a Atiq y a su hermano con el pretexto de grabar unas declaraciones y les dispararon a quemarropa. Todo sucedió en apenas unos segundos”, explicó tras el suceso el oficial de policía Ramit Sharma, quien precisó que los asaltantes se entregaron inmediatamente después sin oponer resistencia.
Los tres atacantes han sido identificados como Lavlesh Tiwari (22 años), Arun Maurya (18), y Mohit Puraney (23). En declaraciones a los medios, el padre del primero aseguró que su hijo es “un drogadicto” y un “delincuente de poca monta” que ya se había metido en varios líos. Los tres detenidos contaron a la policía durante el interrogatorio que mataron a Atiq y a su hermano para hacerse famosos. “Queríamos matar a Atiq Ahmed y a su hermano Ashraf con el objetivo de eliminar por completo a la pandilla Atiq-Ashraf y ganar notoriedad”, dijeron a la policía.
El vídeo de la ejecución, captado por varias cámaras desde diferentes ángulos, se hizo rápido viral en redes sociales. En una de las tomas, se escucha a uno de los asesinos gritar “Jai Shri Ram”, que se traduce literalmente como “Victoria para Lord Ram”, una deidad hindú popular. Pero este grito, aparentemente inofensivo, se ha convertido en el eslogan de los nacionalistas hindúes más radicales en su campaña contra los musulmanes.
En India, el partido gobernante Bharatiya Janata Party (BJP), con el primer ministro Narendra Modi a la cabeza, lleva mucho tiempo dando alas a los hindúes más extremistas con una cruzada ultranacionalista que con frecuencia deja explosiones de violencia contra musulmanes por todo el país, con llamamientos incluso al genocidio por parte de algunos grupos políticos.
“El crimen ha alcanzado su punto máximo en Uttar Pradesh y la moral de los criminales es alta”, escribió en Twitter tras el suceso Akhilesh Yadav, líder del opositor Partido Samajwadi. “Cuando alguien puede morir disparando abiertamente en medio del cordón de seguridad de la policía, entonces, ¿qué pasa con la seguridad del público en general? Debido a esto, se está creando una atmósfera de miedo entre el público”.
Un asesinato en público como el de este fin de semana, con víctimas musulmanas, no es la primera vez que sucede en los últimos años. Pero el último suceso, además de por lo inaudito de haber sido televisado en directo, tiene aún más trascendencia porque una de las víctimas es un conocido gánster que llegó a ser incluso diputado nacional.
El curriculum criminal de Atiq Ahmed (60 años) comenzó con un juicio por un primer asesinato en 1979. Pero además de la fama que arrastraba como uno de los peces gordos de la mafia que mandaba en Prayagraj, entonces conocida como Allahabad, hogar de casi cinco millones de habitantes, Atiq usó su influencia en la calle para escalar posiciones en la política local hasta ser elegido legislador estatal en 1989 por el partido partido regional Samajwadi (SP).
El techo lo tocó en 2004, cuando logró un escaño en el Parlamento. Durante los siguientes años, su carrera política se fue deshinchando mientras se le acumulaban las cuentas pendientes con la Justicia. Desde 2019 en prisión por secuestro, tenía pendiente otro caso por el asesinato a tiros en febrero de un testigo clave de un crimen en 2005 que tuvo como víctima a uno de sus rivales políticos, Raju Pal. El principal señalado por el asesinato del testigo era el hijo de Atiq que murió la semana pasada en un tiroteo con la policía.
*Información de El Mundo.