Redacción
En 1985, Mel Gibson fue considerado como uno de los hombres más sexys del mundo, con sus 29 años de edad, su porte de galán y los ojos más azules que había visto Hollywood en mucho tiempo.
Sin embargo, y aunque nadie le tomó importancia en ese momento, la realidad era que Gibson tenía otra cara: se fumaba un atado de cigarros diarios y tomaba a escondidas seis latas de cerveza.
Aunque con el paso del tiempo el actor fue consolidándose como una de las estrellas más grandes de la pantalla grande, algunos de sus compañeros no dudaron en describirlo como bipolar.
Uno de sus primeros escándalos estuvo relacionado con un mensaje que dejó en la contestadora de su segunda mujer, Oksana Grigorieva, que se difundió en medios.
A la mujer le había roto los dientes mientras cargaba a su bebé. “Te lo merecías”, gritó a la contestadora. “Si te violase una manada de negros, te lo merecerías. Voy a ir allí y voy a prender fuego a la casa, pero primero me la vas a chupar”, agregó.
De esa y otras declaraciones se defendió diciendo que habían sacado sus palabras de contexto y que no estaba tan borracho como se decía en ese entonces.
En el 84, dijo que el feminismo era “un término inventado por una mujer a la que rechazaron”. Unos años antes de depilarse el pecho y las piernas para Lo que ellas quieren, lo puso más fácil: “Los varones y las mujeres no son iguales. Una vez tuve una socia, pero no funcionó. Era una conchuda”.
En 1991 hizo declaraciones homofóbicas en el diario madrileño El País, le ofrecieron la oportunidad de disculparse en un programa de televisión al día siguiente.”No le voy a pedir disculpas a nadie. Me voy a disculpar cuando se congele el infierno. Se pueden ir todos a la mierda”, respondió.
En 2004, Mel había tratado de convencer a medio Hollywood para que lo acompañara en la faraónica realización de La tentación de Cristo que, además de estar hablada en arameo, culpa por la crucifixión del mesías a los judíos de entonces y a sus descendientes.
“Los judíos son responsables de todas las guerras del mundo”, le dijo furioso a un policía que lo detuvo por manejar borracho, en julio de 2006. La cita se volvió célebre, pero solo formó parte de los ataques contra latinos y afroamericanos.
En una de sus últimas apariciones se presentó en el Late Night Show con Stephen Colbert, quien trató de ayudarlo a mejorar su imagen ante la audiencia y le preguntó que si había algo de lo que se arrepentía.
“No, nada”, dijo él. La audiencia se rió como si hubiera sido un chiste. “¿En serio, de nada? Pasaste por situaciones duras en estos diez años…”, siguió Colbert. “Sí, no estoy orgulloso, pero trabajé mucho en mí mismo, estoy sano, y me siento afortunado, hago lo que amo, que es contar historias”, respondió Gibson.
Con información de Infobae