El ecuatoriano Joffre Guerrón comandó la ofensiva cruzazulina ante la ausencia del paraguayo Jorge Benítez y en dos ocasiones se acercó con peligro a la portería custodiada por el portero argentino Marcelo Barovero, primero con disparo a primer poste y luego de larga distancia desviado.
Necaxa, un histórico del balompié mexicano, se apreció nervioso en los primeros instantes del encuentro, pese al cobijo de su afición en el estadio Victoria, donde tendrá que sacar provecho para alejarse del problema del descenso que siempre vive el club que apenas sube a la máxima categoría.
La primera media hora fue de dominio para los cementero y al final de la primera parte el onceno de Alfonso Sosa tomó confianza, se apropió del balón y cubrió más metros en el campo, pero sin poner en predicamentos al guardameta José de Jesús Corona.
La más clara de los locales en el primer lapso fue desperdiciada por una abanicada del chileno Felipe Gallegos.
Al inicio de la segunda mitad, el cuadro local estuvo más suelto y encimó a “La Máquina” para provocar la primera aproximación con disparo de Claudio Riaño, tras el pase de Jesús Isijara, para la buena atajada de “Chuy” Corona para mantener el cero, en lo que pareció una falla garrafal del ariete pampero de los necaxistas.
Luego el propio refuerzo rojiblanco se quedó cerca de hacer daño en un pelotazo donde le ganó la salida al portero visitante, pero el balón acabó por escaparse, en un inicio del complemento con Necaxa mejor acomodado.
El estratega local sintió que podía ganar el juego y refrescó su delantera con los ingresos del campeón de América, el chileno Edson Puch, y el uruguayo Diego Riolfo, para levantar también el ánimo de la afición.
El entrenador visitante Tomás Boy no se quedó atrás y cuando su escuadra era dominada, se salvó de un remate de Puch, que vació por un costado del arco de Corona.
Por lo que ingresó al refuerzo argentino el centro delantero, Jonathan Cristaldo y a Christian “Chaco” Giménez, quien también despertó a los seguidores “cementeros” y en uno de los balones que tocó, disparó pero se estrelló en la zaga rojiblanca.
Al final no hubo nada para nadie y la afición que en su mayoría era cementera aunque no como en otras ocasiones salió con un mal sabor de boca porque esperaba más de sus equipos.
El árbitro del compromiso fue Marco Ortiz, quien tuvo una labor aceptable y enseñó tarjeta amarilla a los necaxistas Yosgart Gutiérrez y Erik Vera, además del “cementero” Omar Mendoza.
Un aficionado resumió en pocas palabras su sentir sobre el resultado del partido ¿Y para esto pagué 600 pesos? Lanzó en la zona VIP para con desdén abandonar las gradas del Estadio Victoria que lució abarrotado.
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