Redacción
San Salvador.- María Erlinda Guzmán desea desesperadamente tener un bebé y se ha estado sometiendo a tratamientos de fertilización en el hospital de mujeres más grande de El Salvador. Pero ahora teme que su sueño de ser madre sea frustrado por el zika.
Su gobierno dio un paso extraordinario al recomendar a las mujeres que eviten quedar embarazadas por dos años ante la rápida expansión del virus y esta mujer de 34 años dice que ahora planea empezar a usar anticonceptivos. Teme que para cuando se decida que es seguro concebir, ya habrá pasado el momento para ella.
“Me dije ya no voy a poder tener niños, ya no. Porque a veces las mujeres cuando ya estamos mayores es bien difícil tener un bebé”, dijo Guzmán.
Si bien todavía no está del todo clara la relación entre el zika con un defecto de nacimiento conocido como microcefalia, las recomendaciones hechas por El Salvador y al menos otros seis países y funcionarios del área de la salud de toda América Latina han generado mucho temor entre las potenciales madres de las zonas afectadas por el virus.
En algunos casos, las convicciones religiosas tropiezan con los peligros de que los bebés puedan nacer con la cabeza más pequeña de lo normal, y con una expectativa de vida corta.
Gleyse Kelly da Silva sostiene a su bebé María Giovanna en su casa de Recife, Brasil, el 27 de enero del 2016. La niña padece de microcefalia. Las autoridades brasileñas dicen que hay un gran aumento en la cantidad de casos de microcefalia en el país y que creen que puede responder al virus del zika, que irrumpió en Brasil el año pasado. F
La Organización Mundial de la Salud dijo el jueves que el virus “se está expandiendo de forma explosiva” y que en las Américas podría haber hasta cuatro millones de casos de zika el año que viene. A medida que llega a países donde el aborto está prohibido o muy restringido, se cree que muchas mujeres pueden acudir a sitios clandestinos poco seguros.
“¿Qué pasa en un país en donde el aborto está penalizado absolutamente?”, preguntó Angélica Rivas, de Acdatee, una organización salvadoreña sin fines de lucro que aboga por despenalizar el aborto. “Lo que se puede prever es un aumento en las tasas de abortos clandestinos, abortos inseguros y ante la no posibilidad, todo un tema de salud mental para las mujeres”.
Se estima que en 2008 se realizaron al menos 4.4 millones de abortos en América Latina, de los cuales 95 por ciento habrían sido clandestinos y en condiciones inseguras, según cifras del Instituto Guttmacher, un centro de análisis estadounidense sobre derechos reproductivos.
“Cuando las mujeres estén desesperadas… buscarán sus propias soluciones”, dijo a AP Carmen Barroso, directora para el hemisferio occidental de la Federación Internacional de Paternidad Planeada.
Hasta ahora, sólo en Brasil se ha notado un aumento pronunciado en los casos de microcefalia asociados al virus del zika.
El aborto es ilegal en Brasil, excepto en casos de violación, si la vida de la madre corre peligro o si hay una anencefalia, otro defecto de nacimiento que afecta el cerebro. Las autoridades han dicho que por ahora no piensan añadir la microcefalia a la lista de excepciones, aunque el diario Folha de Sao Paulo opinó en un editorial que la reciente asociación entre el zika y la microcefalia “revive la necesidad de discutir la despenalización del aborto”.
Carmen Chicas Mejía, de 82 años, se cubre el rostro mientras trabajadores municipales fumigan su casa para combatir el mosquito portador del virus del zika en el barrio de San Judas en San Salvador el 26 de enero del 2016. El zika se ensaña con las mujeres embarazadas, que dan a luz bebés con problemas, y les plantea un gran dilema: abortar o no en una región donde el aborto está a menudo penado. Foto: AP
Carmen Chicas Mejía, de 82 años, se cubre el rostro mientras trabajadores municipales fumigan su casa para combatir el mosquito portador del virus del zika en el barrio de San Judas en San Salvador el 26 de enero del 2016. El zika se ensaña con las mujeres embarazadas, que dan a luz bebés con problemas, y les plantea un gran dilema: abortar o no en una región donde el aborto está a menudo penado. Foto: AP
La microcefalia, generalmente, se produce porque hay un problema cerebral que puede ser causado por una variedad de razones: anormalidades genéticas, trastornos como el síndrome de Down, consumo de drogas o alcohol, infecciones o problemas nutritivos.
La OMS dice que pueden pasar entre seis y nueve meses antes de que se establezca o se descarte un vínculo entre el zika y la microcefalia.
Un problema relacionado es cómo detectar los embarazos que pueden estar en riesgo. La microcefalia generalmente no es diagnosticada al principio del embarazo. Un estudio publicado en el 2000 indicó que es diagnosticado alrededor de las 28 semanas, aunque el doctor Jeffrey Ecker, especialista en medicina materna del Massachusetts General Hospital, dijo que a veces puede ser detectado en el segundo trimestre.
“No sabemos tanto como quisiéramos”, dijo Ecker.
Para colmo, aproximadamente el 80 por ciento de las personas infectadas con el zika no presentan síntomas, de acuerdo con el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
“El zika no produce efectos en todas las madres embarazadas. Es una tasa que no sabemos todavía”, dijo el doctor Carlos Espinal, de la American Health Foundation.
Hasta ahora, añadió, ningún organismo ni autoridad han sugerido la realización de un aborto terapéutico para las mujeres embarazadas que hayan estado contagiadas con el zika.
El mosquito que transmite el zika, que es el mismo que produce el dengue y la chikungunya, se encuentra en buena parte del continente americano. E incluso en países donde no hay casos confirmados de microcefalia, como El Salvador, las mujeres, nerviosas, se hacen preguntas difíciles de responder.
“No le puedo decir qué haría, y además está prohibido abortar, me meten a la cárcel”, dijo a la AP Dinora Martínez, una salvadoreña de 26 años y quien ya tiene un niño de cinco años. “Si lo hiciera, no le contaría a nadie”, tras recordar que en el país hay clínicas clandestinas que realizan esos procedimientos.
Para muchas mujeres embarazadas, lo que debió ser un momento dichoso ha pasado a ser una odisea por los temores que genera el virus.
“Temo que mi bebé tenga algún problema”, dijo Kerly Rocío Ariza, una joven colombiana de 17 años y cinco meses de embarazo a quien hace poco se le diagnosticó el zika. “Eso me asusta mucho porque he visto por televisión los síntomas que yo tuve y la verdad me dijeron que era peligroso”.
En Quito, a 2 mil 850 metros (9 mil 350 pies) de altura, María de Jesús Rivera, de 26 años y cuatro meses de embarazo, no oculta su susto. “No vamos a ir a la playa, nos da miedo, queremos que salga sanito, sin problemas de ningún tipo”, dijo esta mujer, que en teoría no corre peligro ya que se estima que el mosquito que transmite el virus no se reproduce en lugares de más de mil 800 metros.
Pero ella misma reconoce que la posibilidad de que un hijo nazca con algún problema pone a la gente en una disyuntiva. “El aborto va en contra de nuestras creencias religiosas, pero es mejor no exponer a nuestro bebé”, dijo.
En el hospital de mujeres de San Salvador, el doctor Carlos Amaya Campos les explicó a varias pacientes esta semana los posibles riesgos del zika. Sin llegar a los extremos del gobierno, con su recomendación de no quedar embarazadas por dos años, les propuso usar métodos anticonceptivos durante seis meses y después volver a evaluar la situación. A las mujeres que ya están embarazadas, les dijo que usen mangas largas y repelente.
“Brasil, que es el que más casos tiene de bebés con microcefalia, dijo (que esperen) seis meses”, señaló Amaya. “No sé por qué nuestro gobierno habló de dos años. Esperamos que en seis meses la epidemia esté lo suficientemente controlada y que puedan quedar embarazadas”.