Milenio
México.- La crisis de la televisión abierta es ya una realidad. La mala calidad de muchos programas, la escasa capacidad de innovación, el hartazgo del público y la mala fama que tienen las antaño todopoderosas televisoras como voceras del oficialismo, así como la proliferación de plataformas como Netflix, que no están sujetas a programación u horarios, han redundado en que cada vez los anunciantes estén menos interesados en contratar publicidad. La publicidad de estas cadenas cada vez depende más del gobierno.
Este jueves, la empresa Televisa, propiedad de la familia Azcárraga, anunció que en el cuarto trimestre del año 2015, sus ganancias disminuyeron un 37% respecto al periodo anterior. Aunque sus ventas aumentaron, los gastos de operación de dispararon y el alza del dólar le ha afectado, reportó el diario Milenio.